Por lo tanto, los nakes y los bichos en las prisiones argentinas están soldados, los intransigentes

En un fallo clave, la Cámara Federal de Casación Criminal respaldó la validez total del protocolo de seguridad para los prisioneros de alto riesgo promovidos por el Ministro de Seguridad, Patricia Bullrich, rechazando una declaración judicial presentada por un ciudadano venezolano acusado de liderar una pandilla penal internacional.
La decisión del Tribunal Penal Federal más alto se conoció este jueves y representa un impulso al “sistema de gestión integral informal para personas privadas de alta libertad de riesgo”, que ha gobernado desde enero en las sanciones federales del país. La medida, informó NA, busca endurecer las condiciones de detención para las personas vinculadas al tráfico de drogas, homicidios, armas y tráfico de extorsión.
El caso que motivó el fallo es el protagonista de Guillermo Boscán Branch, un ciudadano venezolano buscado por Interpol, acusado de múltiples crímenes en su país. Fue arrestado en Corrientes, donde ingresó con documentación falsa, y se transfirió a la prisión de Ezeiza, donde permanece alojado bajo las condiciones del nuevo protocolo esperando su extradición.
Aunque su defensa presentó un hábeas corpus para desafiar las condiciones de su confinamiento, los jueces Mariano Borinsky, Javier Carbajo y Gustavo Hornos descartaron el enfoque, considerando que “la medida de hábeas corpus no es la ruta de procedimiento relevante para dicho enfoque”. Sin embargo, autorizaron visitas semanales de una hora y comunicaciones telefónicas limitadas, aunque bajo una estricta vigilancia penitenciaria.
El protocolo de Bullrich, formalizado a través de la resolución 35/2024, establece una serie de restricciones clave:
Prohibición del contacto físico con los visitantes comúnmente solo de teléfonos públicos bajo supervisión y solo con llamadas operativas salientes contra otros detenidos considerados menos riesgos
Del Ministerio de Seguridad, la implementación de estas medidas se justificó como parte de un plan integral contra el crimen organizado, con el objetivo de evitar que “organizaciones internacionales de delitos organizados ampliaran su dominio sobre el territorio nacional y dentro de los establecimientos penitenciarios”.
La decisión de casación refuerza la posición oficial de tolerancia cero contra el crimen transnacional, y marca un precedente judicial para futuros casos vinculados a mafias internacionales o prisioneros con historia violenta. Con este apoyo, el gobierno reafirma su compromiso con una política penitenciaria de máxima seguridad, que ya genera apoyo y rechazos en el campo de los derechos humanos y la política penal.