El gobierno formalizó la privatización de la Sociedad de Agua y Saneamiento Argentino Anónima (AYSA) con el objetivo de vender al menos el 51% de sus acciones para que un privado controle la compañía bajo el formato de concesión. Para lograr esto, hará que la posibilidad de recortes de servicio y las condiciones de actualización de la tarifa sean más flexibles.
Según el perfil, en los próximos días el ejecutivo definirá un nuevo marco regulatorio a través de DNU para permitir que el usuario suministre suspensiones por falta de pago, y que el aumento de los precios es regularmente, con algún mecanismo anclado a la inflación.
La gerencia de Javier Milei busca que la compañía sea más atractiva para los inversores que ya han frecuentado informalmente las oficinas de AYSA. Como dijo estos medios, un consorcio privado local evalúa hacer una oferta conjunta a la empresa, así como a las capitales brasileñas que están interesados en el distribuidor de agua y las alcantarillas del área metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
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Hasta ahora, los recortes judiciales parciales a los hogares solo se producen si el Ministerio de Economía acumulan dos períodos de facturación no remunerados. En Argentina, el agua potable se considera un servicio público esencial. Esto significa que su interrupción total puede poner en peligro la salud pública, la higiene y las condiciones básicas de vida de las personas.
¿Cómo será la venta de AYSA?
Cubierto en la ley base, la administración libertaria articuló un plan para vender la empresa: el estado planea ofrecer el 51% de las acciones en una licitación pública, colocar el 39% en el mercado de valores y dejar el 10% restante para los empleados de la compañía.
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Según Fuentes, consciente de las negociaciones, después de la DNU, un nuevo contrato de concesión y una declaración de licitación se resolverán para otorgar el funcionamiento del servicio, ya que los activos no se venderán, pero el estado solo produce a un privado de los derechos de explotación de la Compañía. Todo el proceso duraría aproximadamente un año.
El argumento del gobierno
El portavoz presidencial, Manuel Adorni, declaró que la decisión de privatizar el servicio se debe al hecho de que “desde su reestatización en 2006, AYSA requirió contribuciones permanentes del Tesoro Nacional por un total de un total de US $ 13.4 mil millones, hasta 2023”.
“En este sentido, los indicadores clave marcan que hubo un fuerte deterioro en la infraestructura de la compañía, los costos operativos, donde, por ejemplo, la dotación creció un 90% durante la gestión estatal, y el nivel de delincuencia por parte de los usuarios alcanzó el 16% cuando sabía cómo ser un promedio del 4%”, agregó.
Agregó: “Este gobierno descubrió que más de US $ 4,800 millones se gastaron solo en AYSA solo en la última administración. Con todo ese presupuesto, la compañía funcionó como una plataforma de campaña, había US $ 200 millones destinados a obras y el 25% de esas obras fueron asignadas a Tigre y Malvinas Argentinas, las dos municipales donde llegó su doma directiva”.
Privatizaciones para obtener dólares
La compañía de agua potable es la cabeza de una ola de privatizaciones que el gobierno ya ha definido cómo hacerlas y cuál es el capital que puede transformarse en divisas, lo que iría directamente a las reservas internacionales como fuente de financiamiento. Ese objetivo fue explicado por el Ministro de Economía, Luis Caputo, cuando en la transmisión de Cajo dijo que podrían ingresar al tesoro entre USD 400 y USD 500 millones debido a la licitación de las presas de la Comahue. “Habrá la venta de activos por miles de millones de dólares”, declaró que “la forma” en la que el estado acumuló reservas “El gobierno nacional decide que no necesariamente tiene que comprar (la moneda del banco central) en el piso de la banda de flotación”.