El tribunal, las vacantes y el futuro de la república

En tiempos de incertidumbre y transformación, es esencial ver claramente las bases en las que se construye el futuro de una nación. La República Argentina cruza enormes desafíos que son, en naturaleza institucional. No son solo problemas conjuntos, sino una deuda estructural prolongada que compromete el desarrollo económico, la estabilidad social y la confianza ciudadana. Y en ese marco, el sistema de justicia ocupa un lugar central.
Para lograr un modelo de crecimiento sostenible, con inversiones genuinas, creación de empleo y progreso social, es esencial consolidar un estado de derecho de remo.
La certeza legal no es un eslogan retórico: es una condición necesaria para la estabilidad económica. Sin estabilidad legal, no hay reglas o garantías previsibles para quienes arriesgan capital, trabajo o innovación. Por lo tanto, el fortalecimiento del Servicio de Justicia debe ser una prioridad impuesta para todo el arco institucional.
Estos no les gustan los autoritarios
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Sin embargo, el panorama actual de la justicia argentina muestra señales alarmantes. Más del 30% de las posiciones del poder judicial de la nación están vacantes, lo cual es equivalente a 305 tribunales sin titular. A pesar de los esfuerzos del Consejo de Magistratura, que logró recaudar 96 listas el año pasado gracias a un amplio consenso entre los diferentes niveles, el poder ejecutivo no ha enviado al Senado o una sola especificación durante el año 2024. Esta parálisis afecta directamente el acceso a la justicia, retrasa los procesos y erosiona la percepción de la eficacia del sistema.
Jaime Díaz Gavier: “El poder judicial está completamente desacreditado”
La Corte Suprema de Justicia de la Nación, el cuerpo supremo del poder judicial, no está exenta de esta crisis de cobertura. Actualmente tiene cuatro de sus cinco miembros, uno de los cuales-DR. Manuel García-Manilla fue designado en comisión por el poder ejecutivo durante el descanso legislativo, y su nombramiento permanecerá vigente hasta el cierre del período ordinario actual del Congreso.
Esta designación, llevada a cabo fuera del consenso requerido constitucionalmente, fue aceptada por el propio Tribunal. Por otro lado, el tribunal objetó la nominación del Dr. Ariel Lajo, en condiciones idénticas, antes de su decisión de no renunciar a su posición como juez federal. En este contexto, el 3 de abril se presenta como una fecha clave: el Senado debe decidir si acordar o no ambas hojas, de acuerdo con el procedimiento constitucional planificado. Es esencial que la definición sea especificada por las rutas institucionales y con el consenso requerido por la Constitución. La prolongación de esta indefinición debilita el funcionamiento de la corte más alta del país y aumenta la incertidumbre institucional.
La situación de la oficina del fiscal no es menos grave: el 42% de los fiscales están vacantes y solo cinco fiscales han sido nombrados en los últimos cinco años. Sin embargo, en ese contexto crítico, es justo resaltar la figura del abogado general interino, el Dr. Eduardo Casal, quien durante ocho años ha ejercido sus funciones con integridad, profesionalismo y una empresa firme de servicio. A pesar de su carácter interino, su gestión ha sido clave para mantener la estructura institucional del MPF en un escenario adverso.
Después del fallo de la corte, los jueces, fiscales y defensores se opusieron a la transferencia de justicia nacional a la jurisdicción de CABA
Al mismo tiempo, Argentina avanza, aunque con recursos limitados, en la implementación del sistema acusatorio. Este modelo de procedimiento penal, que transfiere la responsabilidad de la investigación al ministerio público y limita los tiempos del proceso, constituye un avance en la transparencia, la velocidad y la efectividad. La decisión política de impulsar su implementación es precisa. Sin embargo, su éxito requiere una inversión adecuada en infraestructura, capacitación y tecnología, sin la cual se ejecuta el riesgo de frustrante.
Otro eje pospuesto es la transferencia de justicia nacional a la ciudad autónoma de Buenos Aires. En su reciente fallo de “Levinas”, la Corte Suprema reafirmó la obligación constitucional de avanzar en esta transferencia y descrita como un “desajuste institucional grave” la demora en su implementación. En esa sentencia, el tribunal estableció que el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad es competente para revisar las decisiones de la justicia nacional ordinaria con un asiento en la ciudad, marcando un hito en la consolidación progresiva de una justicia local.
Este pronunciamiento, que reconoce la naturaleza autónoma de la CABA y su poder para ejercer completamente la función judicial, muestra la necesidad de adaptar el diseño institucional a las disposiciones de la constitución.
Aunque algunos sectores de la justicia nacional han expresado objeciones a esta nueva configuración, la verdad es que especificar la transferencia no solo consolidaría el federalismo, sino que permitiría a la justicia federal concentrarse en los crímenes de mayor seriedad. Además, tener una justicia de Buenos Aires totalmente integrada, ágil y eficiente es clave para mejorar el servicio que los ciudadanos reciben y reafirmando la capacidad institucional de la ciudad. El aplazamiento de este proceso perpetúa una superposición de poderes que compromete la efectividad del sistema judicial en su conjunto.
Finalmente, la profunda crisis de confianza de que el poder judicial es por el poder judicial no puede ser ignorada. Las encuestas revelan una imagen negativa del 80%. Esta percepción debe abordarse con firmeza y compromiso, a través de herramientas concretas como un código de ética para la justicia federal, estándares de desempeño más exigentes y una cultura institucional que cuenta y promueve la excelencia.
La justicia no puede y no debe ser como rehén de disputas conjuntas o intereses sectoriales. Su fortalecimiento es una causa nacional, porque en su solidez la validez de la República, la protección de los derechos y la posibilidad de construir un futuro con desarrollo, inversión y estabilidad. Resolver las deudas pendientes del sistema judicial no es una opción: es una necesidad urgente de consolidar una argentina viable, equitativa y moderna.
* Ministro de la magistratura de la nación