La iniciativa que busca blanquear dólares no declarados sin castigos enfrenta obstáculos en las comisiones. Las tensiones internas, la falta de diálogo político y las sospechas de oposición complican el avance.
La ley de “presunción de inocencia fiscal”, que busca promover el uso de dólares no declarados por los argentinos a través de un nuevo régimen fiscal, fue empantanado en la Cámara de Diputados. Aunque fue anunciado con bombas y platos por el portavoz presidencial, Manuel Adorni y la Casa Rosada esperaban un tratamiento expreso, después de cuatro semanas, ni siquiera se convocó una primera reunión informativa.
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La idea del fallo era avanzar en un plenario conjunto de las comisiones presupuestarias, la legislación general y la legislación penal durante junio, para llevar la iniciativa al recinto a principios de julio. Sin embargo, la falta de llamadas y las vacaciones de la próxima semana posponen todo el horario. En los bloques parlamentarios ya admiten que el debate se ejecutará al menos una semana más.
El principal obstáculo está en la Comisión de Presupuesto, presidido por José Luis Espert, donde Libertad Avanza tiene solo 6 de los 49 miembros. Para emitir una opinión, necesita 25 firmas. Aunque el partido gobernante tiene el apoyo de aliados como el Pro, Mid, la UCR, la producción y el trabajo federal y la innovación, al menos tres testamentos clave aún faltan, lo que debe lograr entre la reunión federal, la democracia para siempre y la coalición cívica.
Pero los “bloques de diálogo” llamados están lejos de garantizar su apoyo. Las tensiones con Martín Menem, la gestión unilateral de la agenda de la hermana y la ausencia de trabajo político previo complican la negociación. “Hote cajón todo y luego quiere que también conduzcamos por problemas. Entonces no funciona”, dijo un radical disidente.
Además, el posible veto presidencial al aumento de la jubilación y la declaración de emergencia en discapacidad, aún pendiente en el Senado, podría erosionar aún más el clima de negociación.
El plan del gobierno se lleva a cabo en tres pilares principales:
Modificación del régimen penal fiscal: aumenta los montos de los cuales puede ser investigado por evasión fiscal. De $ 1.5 millones a $ 100 millones para evasión simple, y de $ 15 millones a $ 1 mil millones por agravado. Reducción de los plazos de acción del ARK (EX AFIP): 5 a 3 años para exigir pagos, aplicar multas o iniciar quejas. Nuevo régimen de ganancias simplificada: orientado a los contribuyentes con menores ingresos a $ 1,000 millones y patrimonio de menos de $ 10,000 millones. Permitiría justificar el consumo sin explicar el origen del dinero, como la compra de un vehículo con fondos no firmados.
Este último punto es el que genera las mayores dudas en la oposición, ya que podría facilitar el lavado de dinero sin el control del dinero informal. Si bien existe un consenso parcial en los aspectos criminales, la oposición bloquea el temor de que el fallo intente gobernar todo junto, lo que obliga a una garantía general al paquete.
Aunque la Casa Rosada ya logró apoyar a 13 gobernadores al nuevo régimen de ganancias simplificada, que también es parte del camino en el recinto, la falta de gestión política en los diputados bloquea el proceso legislativo. Sin reuniones informativas o negociación previa con los bloques de diálogo, el proyecto de hoy continúa en pausa.
Paralelamente, los legisladores como Nicolás Massot (Reunión Federal) y Fernando Carbajal (Democracia para siempre) recordaron que el presupuesto aún no fue tratado, otro problema que genera desconfianza. Además, la incomodidad persiste para bloquear las comisiones clave como la discapacidad.
Por ahora, el lavado de dinero de “los dólares del colchón” debe continuar esperando.