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Wimbledon 2025 ha reemplazado a los jueces de línea para la IA, ¿el torneo pierde la humanidad?

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Londres, 4 de julio de 2025. El murmullo de fresas con crema y el blanco inmaculado sobreviven en Wimbledon, pero el grito seco de “¡fuera!” Ya no surge de los labios británicos, sino de un altavoz controlado por la inteligencia artificial.

Por primera vez desde 1877, el All England Club ha desterrado a los jueces de línea humana: la edición 2025 marca el debut absoluto del sistema electrónico Line Calling Live (ELC) en todas las pistas del torneo de tenis mundial más tradicional.

La decisión se anunció en octubre de 2024 después de meses de pruebas y debates internos.

El argumento: si otro Grand Slam ya lo hizo (Australia y los Estados Unidos), ¿por qué arriesgarse a ser un dinosaurio tecnológico? Solo Roland Garros resiste el aspecto humano y un poco de polvo de ladrillo debajo de las uñas.

El debate ha sido tan británico como el torneo en sí: el progreso o el sacrilegio?

¿Precisión o pérdida de teatralidad infalible?

Mientras que algunos celebran la eliminación del error humano, otros lamentan que “la humanidad se pierda” y la magia del momento en que un juez vacila, dudas o se convierte en un protagonista involuntario.

Así es como funciona el nuevo ojo omnipresente

El sistema ELC basado en la tecnología Hawk-Eye, desarrollado por los usos de Sony entre 12 y 18 caminos de alta velocidad por pista, capaz de rastrear la pelota con una precisión milimétrica (± 2.6 mm) y emitir veredictos automatizados (“fuera”, “falla”, “falla de pies”) en décimas de un segundo. La voz que anuncia las decisiones es sintética; Suena tranquilo, casi tímido, ya que algunos jugadores han declarado que han pedido elevar el volumen para no perder una señal.

Detrás de la cortina digital hay operadores humanos que supervisan los datos, aunque el margen de error es tan pequeño que la intervención del presidente solo se reserva para casos excepcionales. Esta automatización total también ha significado una conversión laboral: unos 300 jueces británicos, entre veteranos y novelas, han sido reubicados en tareas tecnológicas o fuera del ecosistema de arbitraje.

¿Un Wimbledon más frío … y más justo?

La reacción ha sido dispar. Los nostálgicos pierden las discusiones enojadas al borde de la pista, gestos teatrales y anécdotas inolvidables que solo el error humano puede ofrecer, o percepción humana. Incluso figuras históricas como John McEnroe han mostrado su escepticismo por la “pérdida del alma” a favor de la perfección matemática.

Entre los jugadores, las opiniones varían. Algunos aprecian la igualdad total en las condiciones, ya que el sistema es idéntico para todas las partes y no distingue entre estrellas o promesas. Otros señalan pequeñas molestias prácticas: la voz electrónica es demasiado suave, a veces parece dudar (“fuera … creo”), y ese componente emocional del arbitraje tradicional está falta.

La verdad es que los errores groseros han desaparecido. La precisión del sistema: debe identificarse hasta infracciones como pisar la línea o tocar la red, deja poco espacio para controversias sobre si una bola cepilla o no el milímetro exterior. Por supuesto: un espectáculo menos dramático, menos memes virales … y menos posibilidades para un McEnroe contemporáneo de convertirse en protestas basadas en protestas.

El impacto estadístico y estratégico

Esta nueva era tecnológica también influye en el análisis táctico. Con cada punto registrado digitalmente y sin margen para las subjetividades, las estadísticas son más confiables que nunca: desde la eficacia real hasta el servicio a los patrones de presión. Los analistas pueden refinar aún más sus modelos predictivos y los entrenadores explotan datos precisos para preparar coincidencias de matemáticas.

Para los traigadores, y aquí entra el sentido del humor británico, las excusas basadas en “El juez tenía manía” o “el público influenciado”. Ahora, las cuotas reflejan un tenis aséptico donde solo envían raqueta y nervios.

El ojo de halcón: curiosidades y evolución

El Hawk-Eye nació oficialmente en 2001 gracias al ingeniero Paul Hawkins. Fue lanzado en el tenis durante el US Open 2006 como una herramienta para desafíos específicos; En 2018 fue el US Open el primer Grand Slam con un ojo electrónico disponible en todas las pistas. Desde entonces:

La precisión máxima es de alrededor de 3 mm; Solo Clay (Roland Garros) continúa confiando en las marcas físicas debido a Hawk-Eye cambió totalmente el resultado … pero ahora ese suspenso desaparece casi por completo.

Otras curiosidades rápidas sobre Hawk-Eye

El sistema calcula la trayectoria futura incluso cuando no ve directamente el barco (por ejemplo, si cubre un jugador). También se ha utilizado con éxito en fútbol (línea de gol), crickt e incluso billar. Los jugadores pueden ver repeticiones animadas instantáneas después de cada decisión. La voz electrónica se puede personalizar; Algunos torneos han optado por oradores famosos. El margen oficial aceptado por ATP/WTA es inferior al ancho de una pelota profesional estándar. En Wimbledon, las cámaras están camufladas con cubiertas verdes para medir para imitar con la hierba. En Roland Garros hay una presión cada vez mayor de ser digitalizado … pero muchos puristas franceses se resisten.

¿Qué nos queda?

El futuro está aquí y parece inevitable. Wimbledon continúa oliendo a hierba recién cortada y huele lo mismo que la tradición … pero suena diferente: ahora es una voz robótica que decide el en/justo. Tal vez pierdes un poco del drama de Shakesperian, ese sutil arte británico de error, pero a cambio nadie nunca puede decir eso de “¡el juez me robó!” ¿O si?

Lista final: curiosidades sobre Wimbledon sin jueces humanos

Primer torneo grande que automatiza totalmente todas sus líneas. Entre 12 y 18 cámaras por pista; Precisión milimétrica. La voz sintética se regula de acuerdo con las pistas cercanas para evitar confusiones. Los jueces desplazados reciben capacitación tecnológica para nuevos roles. Roland Garros es hoy el último reducto de arbitraje visual clásico. Las apuestas deportivas aprecian la precisión; Menos controversia igual a cuotas más estables. Algunos exjudios han declarado que se sienten “aliviados por los robots” pero abiertos al progreso. La solicitud oficial ahora ofrece estadísticas instantáneas alimentadas por AI.

En resumen: Wimbledon siempre será Wimbledon … aunque ahora quién dice “fuera” ni Suda ni Pesañea.

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