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Este sábado 12 de julio de 2025, el debate sobre la política de inmigración estadounidense vive un nuevo capítulo después de la decisión de un juez federal que restringe los arrestos de inmigrantes en el sur de California.
El fallo responde a la presión social y legal contra las recientes redadas que han intensificado la expulsión de los migrantes desde la llegada de Donald Trump a la presidencia, marcando una batalla judicial por los derechos de los inmigrantes y el uso del perfil étnico como criteria policial.
La sentencia emitida por el juez Maame Ewusi-Mensah Frympong, del Distrito Central de California, ocurre después de una demanda presentada por las organizaciones de derechos civiles y cinco personas afectadas. Denuncian que los agentes federales han llevado a cabo arrestos en Los Ángeles y sus alrededores sin causa probada, basada únicamente en características como el color de la piel, el lenguaje o el lugar de trabajo.
El juez fue contundente: “El gobierno no ha demostrado que los arrestos se basen en la inteligencia operativa real y no simplemente en la apariencia o el contexto social de las personas”. En consecuencia, ordena al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) que desarrolle nuevas pautas para garantizar que las sospechas sean razonables y se basen fuera del aspecto físico o el medio ambiente.
La restricción afecta a siete condados del área metropolitana de Los Ángeles. El DHS debe documentar cada arresto y permitir el acceso inmediato a los abogados para los detenidos. La medida también implica el FBI y el Departamento de Justicia, involucrados en la operación.
Contexto social y político: polarización y consecuencias
El clima político californiano ha sido tensión para las políticas federales de inmigración durante años. Las ciudades santuario, como Los Ángeles, han resistido históricamente colaboraciones con las autoridades federales para proteger a los inmigrantes indocumentados. Sin embargo, desde enero, con Trump nuevamente en la Casa Blanca, las redadas han aumentado su frecuencia e intensidad.
Entre el 6 de junio y el 10 de julio ha habido casi 2.800 arrestos solo en el sur de California; Según los datos oficiales, aproximadamente el 70% de los detenidos no tenían antecedentes penales o cargos penales anteriores. Las redadas han generado miedo entre las comunidades enteras, causando un paro parcial en los sectores de trabajo donde predominan los trabajadores inmigrantes:
El lavado de autos, las tiendas latinas, las paradas de estacionamiento y autobús se convirtieron en escenarios comunes para los arrestos. Los agentes rara vez se identificaron antes de proceder a arrestos. Algunas víctimas eran ciudadanos estadounidenses o residentes legales arrestados “por error”.
Las autoridades locales, los Ángeles, Pasadena, Santa Mónica o Pico Rivera, se han unido a la demanda alegando que las redadas obedecen más razones políticas que a las necesidades reales de seguridad pública.
Expulsiones desde enero: cifras récord de Trump
El endurecimiento del control de inmigración del regreso al poder de Trump ha tenido un impacto directo en el número de deportaciones. Desde su inauguración el 20 de enero hasta principios de febrero, Estados Unidos expulsó oficialmente a 4.745 inmigrantes latinoamericanos irregulares. De ellos:
4.094 eran mexicanos.
Estas cifras reflejan solo una parte del fenómeno, ya que desde entonces las operaciones se han multiplicado y la administración ha desplegado incluso tropas militares adicionales en la frontera sur para contener nuevas llegadas.
Tensión diplomática
Las deportaciones masivas han generado fricción diplomática con países latinoamericanos, especialmente México y Colombia. Washington ha presionado aranceles para forzar la aceptación de vuelos con los retornados, evidenciando cómo la política de inmigración estadounidense tiene efectos colaterales más allá de sus fronteras.
Reacciones sociales e institucionales
No se ha esperado la respuesta social:
Las organizaciones civiles denuncian violaciones sistemáticas de los derechos constitucionales básicos. En la Iglesia Católica Americana, figuras como el cardenal Blaise Cupich han expresado públicamente su rechazo frontal de cualquier plan de deportación masiva. El propio Papa Francisco recientemente envió una carta condenando estas medidas por “herir la dignidad humana”.
En el nivel político local, los alcaldes y los concejales denuncian que estas operaciones buscan “dar un ejemplo” del sur californiano a su resistencia a colaborar con el hielo.
Perspectivas: ¿Y ahora qué?
El fallo judicial es un revés importante para la política de inmigración actual, pero su alcance es territorialmente limitado. La administración Trump mantiene su compromiso declarado con lo que llama “el plan de deportación masiva más grande de la historia”, utilizando redes sociales para movilizar el apoyo e instar a los agentes federales a intensificar sus esfuerzos.
Enfrentar el futuro inmediato:
El DHS debe revisar sus protocolos bajo supervisión judicial. El gobierno federal y las organizaciones civiles proporcionan nuevos recursos legales. La batalla política continuará especialmente en los estados clave durante la campaña presidencial.
En resumen, este fallo marca un hito simbólico y práctico en defensa legal contra los excesos policiales asociados con políticas de inmigración restrictivas. Mientras tanto, miles de familias migrantes continúan viviendo entre el miedo al arresto indiscriminado y la esperanza colocada en la corte.