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A mediados del verano, con las temperaturas superando los registros y las noticias que se abren todos los días con imágenes de llamas que devoran bosques en Extremadura, Galicia o Castilla y León, España pregunta quién debe apagar este fuego, tanto literalmente como político.
La opinión pública es clara: tres de cada cuatro españoles consideran que el gobierno central tuvo que decidir la emergencia nacional ante la magnitud del desastre y que la falta de medios para combatirlo es responsabilidad directa del ejecutivo de Pedro Sánchez.
Si bien el presidente solicita “prudencia” y agradece a los equipos de emergencia de su visita a las montañas calcinadas, las críticas para la gestión del gobierno se multiplican.
Los ciudadanos exigen explicaciones antes de una catástrofe que ha devastado más de 100,000 hectáreas en menos de dos semanas, excediendo el promedio histórico y colocando al país en el centro del debate europeo sobre el manejo y la prevención forestales.
El fuego continúa su curso, mientras que España debate cómo evitar que se repita; Por ahora, ni los piólogos ni los políticos logran apagarlo.
¿Quién es realmente la competencia?
La ley de protección civil no deja mucho espacio para la ambigüedad: en casos excepcionales, el gobierno central puede asumir el comando único si declara la emergencia del nivel 3, activando todos los recursos estatales disponibles. Sin embargo, en la práctica diaria, las competencias de prevención y extinción caen principalmente en las comunidades autónomas, que administran sus propios planes y recursos.
Esta distribución de competencia genera confusión entre los ciudadanos: el 71% cree que el nivel de alerta a las catástrofes debe corresponder al gobierno, mientras que solo el 28% lo atribuye a las autonomías. Por lo tanto, la percepción pública se aleja del marco legal actual, donde cada autonomía asume responsabilidades, pero puede solicitar asistencia estatal en situaciones extremas.
Las cifras detrás del fuego: inversión bajo mínimo
Más allá del debate legal, los datos de inversión forestal alimentan la indignación social. Hoy, 30 de agosto de 2025, el gobierno ha dedicado solo el 4,8% del presupuestado en 2024 y 2025 al cuidado efectivo de las montañas. De los más de 266 millones prometidos para la gestión forestal, se han ejecutado 13 millones en un año y medio.
Esta brecha presupuestaria se traduce en una falta de limpieza, escasez de medios técnicos y humanos, y una creciente vulnerabilidad a las ondas de calor que ya no son excepcionales. El abandono rural y la ausencia de estrategias integrales agravan aún más el problema. Los expertos insisten: España invierte mucho más en extinción que en prevención, dejando la montaña a merced del fuego cada verano.
¿Quién enciende el fusible? Piómanos, negligencia y penas
La búsqueda de culpable trasciende lo político. Según las estimaciones policiales y judiciales, hasta el 80% de los incendios forestales en España son intencionalmente o frutos de grave negligencia. Las fuerzas de seguridad han intensificado este año los arrestos: entre los delincuentes reincidentes y el responsable imprudente (desde los agricultores hasta los excursionistas), las condenas pueden variar entre 1 y 20 años según el daño causado y la intencionalidad.
El perfil detenido varía: desde jóvenes con historia psiquiátrica hasta propietarios rurales desbordados por la falta de apoyo institucional. Las oraciones más severas caen sobre aquellos que causan incendios cerca de núcleos habitados o espacios protegidos. El debate sobre el endurecimiento de las sanciones criminales gana fuerza después de esta crisis.
El otro incendio: rifirrafe político mientras quema el país
La emergencia forestal ha generado una tormenta política paralela. El PSOE responsabiliza a los gobiernos regionales de PP de privatizar los recursos o actuar con “negligencia”, mientras exigimos aumentar la emergencia a nivel estatal. El PP acusa al ejecutivo central de la lentitud e insuficiencia; Su líder de Feijóo incluso habla de “terrorismo incendiario” organizado.
Las redes sociales herven con críticas a ministros como Oscar Puente para comentarios frívolos; La ministra Sara Aagesen pregunta “Unidad”, pero evita ingresar a las controversias. El resultado: un país dividido entre aquellos que solicitan un pacto nacional y aquellos que sospechan del uso político del desastre. Según una encuesta reciente, el 62.9% desearía un gran acuerdo nacional contra las catástrofes, aunque tres de cada cuatro españoles creen que uno efectivo nunca se firmará.
Curiosidades en este verano incendiario
Extremadura ha sufrido incendios equivalentes a 35 veces el tamaño del Distrito Nacional Dominicano. Este año, España representa el 12.2% de las hectáreas totales quemadas en toda la Unión Europea. Entre los jóvenes (17-35 años), casi el 99% considera que el descuido de la montaña es clave para comprender estos incendios. Los grandes focos activos han obligado a movilizar no solo el UME sino también los recursos europeos; Portugal ha enviado equipos para apoyar el trabajo.