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Sánchez maniobra en Bruselas para tratar de fortalecer Calviño en Bei

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Hoy, el 10 de septiembre de 2025, Bruselas es escena de intensas negociaciones políticas en la que el gobierno español, encabezado por Pedro Sánchez, busca fortalecer la posición de Nadia Calviño a la cabeza del Banco Europeo de Inversión (BEI). El objetivo: protege el mandato del presidente económico español frente a las crecientes presiones internas y externas, en un momento marcado por la controvertida decisión de la UE de tomar Israel en respuesta a la situación en Gaza.

El contexto europeo se ha vuelto especialmente complejo para la diplomacia española. Por un lado, el gobierno de Moncloa intenta garantizar que el apoyo a Calviño en el Bei no sea erosionado por divisiones dentro del Consejo Europeo y las críticas de ciertos Estados miembros. Por otro lado, la reciente decisión de la UE sobre el embargo a Israel ha sido utilizada por la oposición política y de los medios para cuestionar la independencia y la idoneidad de la institución financiera europea bajo el liderazgo español.

Un liderazgo bajo escrutinio

Desde su nombramiento como presidente del BEI en enero de 2024, Nadia Calviño ha promovido una agenda marcada por el financiamiento de proyectos estratégicos en sectores como la transición energética, la innovación y la defensa. Bajo su dirección, España ha logrado capturar 10,949 millones de euros en préstamos BEI en 2024, la cifra más alta desde 2015 y la más grande entre los países miembros, superando los poderes tradicionales como Italia y Francia. Este financiamiento récord se ha recibido con aplausos en algunos círculos, pero también ha despertado sospechas sobre un posible tratamiento de favor hacia España.

Paralelamente, el BEI ha reforzado su apoyo a las iniciativas de sostenibilidad y desarrollo urbano, como lo demuestra el reciente préstamo de 175 millones de euros otorgados a Barcelona para proyectos de regeneración urbana y lucha contra el cambio climático. Estas acciones buscan consolidar la reputación del banco como un motor de transformación europeo, pero también sirven para proyectar influencia española en el escenario de la comunidad.

Estrategia de Sánchez: alianzas y pactos en Bruselas

Antes del clima de incertidumbre, Pedro Sánchez ha intensificado contactos diplomáticos con socios clave de la UE. El presidente del gobierno busca un apoyo explícito para Calviño que trasciende el apoyo inicial obtenido en 2023, cuando la candidatura del ex ministro fue respaldada por Alemania y Bélgica antes de recibir la aprobación del Consejo de Asuntos Económicos y Financieros. Ahora, el desafío es sellar un nuevo pacto que refuerza la estabilidad institucional del bei y aleja el fantasma de una moción de censura promovida por sectores críticos con la administración actual.

La presión política no es menor. En el Parlamento Europeo, las fuerzas de la extrema derecha han tratado de capitalizar el descontento generado por el embargo sobre Israel, presentando mociones para cuestionar tanto la política exterior de la Comisión como la legitimidad de las instituciones dirigidas por figuras socialdemócratas. Sin embargo, los grupos proeuropeos han cerrado rangos para evitar que estas iniciativas prosperen, consciente de que la estabilidad del BEI es clave para la credibilidad financiera de la UE en un contexto internacional volátil.

Crítica y desafíos internos

Dentro de España, la oposición ha aprovechado el contexto para atacar al gobierno, lo que sugiere que las maniobras en Bruselas responden más a los intereses personales y partidistas que al bien común europeo. Las críticas se han intensificado después del embargo sobre Israel, con voces que acusan al ejecutivo del uso de la política internacional como un telón de humo para desviar la atención de los escándalos internos y la parálisis legislativa que se arrastra desde 2023.

En el entorno progresivo en sí, algunos aliados tradicionales han mostrado reservas con respecto a la creciente militarización de la agenda europea, promovida en parte del BEI bajo la presidencia de Calviño, que ha triplicado la financiación de proyectos de seguridad y defensa. Este giro estratégico ha generado incomodidad entre las partes como Agregar y Podemos, que han expresado su rechazo de un aumento en el gasto militar en detrimento de las políticas sociales.

El papel de la diplomacia financiera

En este escenario, el Banco Europeo de Inversión se consolida como un actor clave no solo en el financiamiento de proyectos, sino también en la articulación del consenso político en la UE. La capacidad de Calviño para mantener el equilibrio entre los intereses nacionales y la agenda comunitaria será decisiva por su continuidad a la cabeza del cuerpo. Su gestión está bajo la lupa no solo por la cantidad de fondos asignados a España, sino también por la orientación de las inversiones a los sectores considerados estratégicos para el futuro de la Unión, como la transición verde, la digitalización y la autonomía industrial.

En los próximos meses, la capacidad de Sánchez para tejer alianzas y negociar apoyo en Bruselas será esencial para proteger la presidencia de Calviño en Bei. La estabilidad de la institución y la proyección internacional de la economía española están en juego, en un contexto en el que cada decisión se analiza con lupa y cualquier resbalón puede convertirse en un arma lanzada en la batalla política europea.

Las próximas cumbres y reuniones del Consejo Europeo marcarán el tono de la negociación y definirán si el compromiso de Moncloa con un fuerte liderazgo en el BEI se traduce en una mayor influencia o nuevas fuentes de conflicto. Por ahora, la estrategia parece clara: reforzar el apoyo de la comunidad a Calviño y consolidar a España como uno de los actores más relevantes en la arquitectura financiera de la Unión Europea.

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