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Sánchez contra el periodismo libre: multas millonarias, opiniones y un Congreso ‘Cheka’

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El titular puede ser engañoso, porque el periodismo es gratuito o no.

Los periodistas no tienen un derecho específico, por encima del resto de los mortales; Somos portadores simples del derecho de que los ciudadanos deben ser informados, a saber, lo que hacen los políticos y en el que pasan nuestros impuestos.

Y en contra de eso, precisamente, está el Pedro Sánchez socialista.

El esposo de Begoña y su pandilla de matones, quieren y necesitan oscuridad y silencio.

En España de 2025, las maniobras del gobierno de Frankenstein para redefinir los límites del periodismo independiente han desatado una tormenta en la junta política y de medios.

Pedro Sánchez y su ejecutivo han desempolvado la antigua ley de los secretos oficiales, que francoísta reliquia que pocos creyeron que un avivamiento vería, para presentarle un nuevo envoltorio: el borrador de la ley de información clasificada.

El texto, lejos de pasar desapercibido, ha encendido todas las alarmas en la prensa, en el Parlamento Europeo e incluso entre los expertos constitucionalistas.

Mientras tanto, la vida parlamentaria se ha vuelto menos transparente: las regulaciones internas del Congreso obstaculizan el trabajo de los periodistas críticos, y los medios de comunicación como periodista digital crían la voz en Bruselas denunciando lo que consideran una deriva sin precedentes.

Entre las multas millonarias, las opiniones críticas y las nuevas fórmulas para silenciar a la prensa, el periodismo español vive un momento crucial para su propia supervivencia.

Juan Soto Ivars: “Estoy ansioso por gobernar el derecho para que aquellos que han aplaudido la reforma que permite que los periodistas y los medios críticos sean expulsados del Congreso y medios críticos al frente de lo que significa”. pic.twitter.com/w5kl7wm96y

– Pedro Pineda Celis (@pedalpcelis) 23 de julio de 2025

Multas millonarias: ¿protección nacional o mordaza de medios?

El gobierno ha propuesto sanciones administrativas que oscilan entre 30,000 euros y 2.5 millones para aquellos que difunden información clasificada como “secreto” o “alto secreto” por el Consejo de Ministros.

Una novedad sustancial con respecto a la ley vigente desde 1968, que solo contempló castigos criminales o disciplinarios, pero nunca dirige multas a los periodistas. Ahora, cualquier persona, incluidos informantes y gerentes de medios, puede estar sujeta a estas sanciones si “fortuitamente” accede a la información clasificada y decide publicarla.

El borrador también aclara que el ejercicio del derecho a la información actuará como una mitigación, pero no eximirá el castigo. En otras palabras: los jueces decidirán si un periodista debe pagar para publicar fugas incómodas.

El riesgo es evidente: con tales sanciones exorbitantes, el famoso efecto escalofriante (“desánimo”) puede convertirse en rutina en los escritos españoles. Si publicar una exclusiva puede costar millones, no es difícil imaginar cómo se enfría la voluntad de investigar los problemas espinosos.

La opinión del Consejo de Estado: Advertencia sin veto

El Consejo de Estado, el órgano asesor más alto en asuntos constitucionales, ha emitido una opinión clave que no frena la ley, sino que se enfoca donde el ejecutivo duele más. Aunque reconoce que la reforma es legal y necesaria para modernizar la protección de los secretos oficiales, una demanda histórica del PNV, un socio esencial para Sánchez, advierte que las sanciones propuestas pueden ser “excesivamente altas”.

La opinión indica varios puntos negros:

Las multas pueden tener un efecto negativo en la libertad de información. El nuevo sistema de sanción administrativa no existía antes; Pasamos de la prisión a la económica sin transición. La clasificación debe ser excepcional, motivada y proporcional. La ley debe ser armonizada con otros derechos fundamentales y tratados internacionales.

Es decir: el Consejo no dura la ley, pero recomienda a Bolaños (Ministro a cargo) para revisar los aspectos clave antes de llevarla al Congreso. No es vinculante, pero tiene peso político y legal. Y agregue una advertencia importante: proteger la seguridad nacional nunca debe convertirse en una excusa para ocultar información relevante a los ciudadanos.

El Congreso cierra rangos: regulaciones para silenciar críticos

Mientras se debate la nueva ley, el Congreso de Diputados mismo ha reforzado sus regulaciones internas para restringir aún más el trabajo periodístico dentro del hemiciclo. Los periodistas críticos denuncian obstáculos crecientes para preguntar a los diputados o acceder a áreas clave del parlamento. Ya se habla abiertamente de una estrategia coordinada para obstaculizar el incómodo trabajo informativo al gobierno.

Estas medidas han causado protestas tanto dentro como fuera del Congreso:

Algunos medios han visto sus pases o han vetado sus preguntas. Han modificado horarios y giras regulares para limitar los contactos entre la prensa y los políticos. La cobertura parlamentaria sufre mientras crece el secretismo institucional.

No hay falta de aquellos que ven estas reformas como parte de un ecosistema más amplio que busca proteger al ejecutivo contra el escrutinio público.

El periodista digital lleva la queja a Europa

En este clima tenso, el periodista digital ha decidido internacionalizar su protesta, lo que lleva al Parlamento Europeo una queja formal contra lo que considera prácticas sistemáticas de censura en España. Afirman que las nuevas leyes y regulaciones violan los tratados europeos sobre la libertad de expresión e información.

El caso ya circula entre Eurodiputados preocupado por el giro autoritario en algunos países miembros. No sería raro ver preguntas formales en Bruselas pidiendo explicaciones al gobierno español sobre sus políticas de medios.

Claves objetivas del debate actual

Para comprender mejor lo que está en juego, debe revisar algunos datos clave:

El preliminar preliminar proporciona multas sin precedentes para los periodistas; Hasta ahora no hubo sanciones régimen administrativo con respecto a los secretos oficiales. El Consejo de Estado apoya la legalidad, pero pide reducir las sanciones y proteger mejor la libertad informativa. La reforma también responde a presiones políticas internas (especialmente PNV) e internacional (armonización con estándares de la OTAN). Las asociaciones profesionales ven el riesgo real para el periodismo independiente. La batalla política también se transfiere al nivel europeo.

Curiosidades y datos llamativos

La ley secreta oficial actual es tan antigua que fue aprobada cuando Franco todavía estaba vivo (1968) y solo recibió un “lavado” más bajo en 1978. Tanta clasificación “ni los ministros mismos sabrán lo que pueden decir”. En la era digital completa, los “pases” físicos al Congreso siguen siendo una moneda política para recompensar o castigar la cobertura incómoda.

El problema permanece abierto: ¿las advertencias legales y las quejas europeas para detener esta ola restrictiva? Mientras tanto, los periodistas y los ciudadanos asisten a un pulso inédito entre el poder político y la información gratuita.

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