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¿Por qué los africanos odian tanto la proyección de Mercator: mapas, navegación y justicia geográfica?

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Imagine mirar el mundo en un mapamundi y descubrir que Groenlandia parece rivalizar en tamaño, cuando en realidad podría encajar casi 14 veces dentro del continente africano.

Esta es solo una de las muchas ilusiones ópticas que causa la proyección de Mercator, el sistema cartográfico que ha dominado las aulas, libros y pantallas durante más de cuatro siglos.

La proyección de Mercator fue creada en 1569 por Flamenco Gerardus Mercator con un objetivo muy concreto: facilitar la navegación marítima.

En esta proyección, las líneas de curso constante, las que siguen los barcos, aparecen como rectas, lo que simplificó significativamente la vida de los marineros de la era moderna. Sin embargo, este logro técnico trajo consigo una distorsión progresiva de las áreas a medida que uno se aleja de Ecuador a los polacos: las tierras cercanas a Ecuador mantienen un tamaño proporcional, pero Groenlandia, Canadá, Europa y Rusia parecen de gran tamaño, mientras que África y América del Sur están visualmente “encogidas”.

¿Por qué África levanta la voz ahora?

Hoy, 19 de agosto de 2025, el debate sobre la proyección de Mercator ha resurgido fuertemente, especialmente impulsado por voces africanas que exigen una representación más justa y más precisa de su continente.

La razón es tan simple como crucial: la imagen que proyecta un mapa influye en la percepción global del poder, la importancia y los recursos de un territorio.

Si un continente aparece sistemáticamente reducido en los mapas, esa reducción simbólica puede traducirse en una disminución en su peso político, económico y cultural a nivel internacional.

Recientemente, los gobiernos y las organizaciones africanas han solicitado que la proyección de Mercator en la elaboración de Mapamundis, especialmente en materiales educativos y medios de comunicación. Argumentan que perpetuar una visión eurocéntrica y colonial del mundo, donde Europa y América del Norte parecen mucho más grandes y dominantes de lo que realmente son.

Un hecho para reflejar: África es el segundo continente más grande del planeta, pero rara vez aparece en los mapas escolares.

¿Cómo funciona la proyección de Mercator y por qué se distorsiona tanto?

La magia (o el truco) de la proyección Mercator es que transforma la superficie esférica de la tierra en un cilindro. Imagine envolver la tierra con un papel cilíndrico, tocar Ecuador y luego mostrarlo. El resultado es que los meridianos (líneas de longitud) y los paralelos (líneas de latitud) se vuelven rectas y perpendiculares, formando una cuadrícula muy fácil de manejar para la navegación. Sin embargo, para que la cuadrícula sea regular, las áreas cercanas a los polos deben estirarse cada vez más, hasta el punto de que los postes en sí no pueden representarse.

Veamos algunos ejemplos concretos de esta distorsión:

Groenland: en el mapa de Mercator parece casi tan grande como África, cuando en realidad África es aproximadamente 14 veces que se convierte en una tira gigantesca e informe en el fondo del mapa.

Alternativas: mapas más justos para un mundo más equitativo

La proyección de Mercator no es la única forma de capturar la tierra en un mapa. Hay alternativas como la proyección de Peters, que intenta mostrar las áreas reales de los continentes, aunque a expensas de distorsionar sus formas. También hay proyecciones cónicas y azimutales, cada una con sus ventajas y desventajas. Ningún mapa plano puede ser perfecto: siempre tendrá que elegir entre sacrificio, distancia, dirección o área.

Sin embargo, el debate actual no solo es técnico, sino también político y cultural. Para África y otros territorios históricamente marginados, la adopción de proyecciones que respetan mejor las proporciones reales es una forma de reclamar la visibilidad simbólica y la justicia. El mapa que usamos no es solo una herramienta de orientación: también es una historia sobre quiénes somos y cómo nos vemos en el mundo.

Curiosidades científicas y anécdotas cartográficas

La historia de los mapas está llena de sorpresas, paradojas e incluso un poco de humor involuntario:

¿Sabía que si la tierra fuera del tamaño de una manzana, la aspereza de los océanos y las montañas sería imperceptible de tocar? La proyección de Mercator, sin embargo, hace esas pequeñas diferencias en enormes distorsiones visuales. La Tierra no es una esfera perfecta, sino un esferoide atribuido por los polos y voluminosos en Ecuador. Esto complica aún más las proyecciones cartográficas y hace que cualquier mapa plano sea completamente preciso. En algunos mapas antiguos, los cartógrafos llenaron los espacios desconocidos con monstruos marinos, sirenas y dragones. Hoy, por otro lado, llenamos esos espacios con debates sobre justicia geográfica. Los famosos “aquí son dragones” que aparecieron en los viejos mapas es un mito. En realidad, la frase “HIC Sunt Dracones” solo aparece documentada en un globo del siglo XVI. Gerardus Mercator, además del cartógrafo, también fue filósofo y fabricante de globos terrenales. Cuando le preguntaron por qué su mapa deforma tanto el mundo, respondió con una sonrisa: “Es para los marineros no perderse … ¡Tampoco!” El registro del país con más horarios de husos no tiene Rusia, pero Francia, si se cuentan todos sus territorios en el extranjero.

En resumen, la cartografía es tanto la ciencia como el arte, y cada mapa es un espejo, más o menos deformado, de nuestra visión del planeta. Entonces, la próxima vez que mires un mapamundi, recuerde: no todo es lo que parece … y África tiene mucho más que mostrar lo que nos han dicho hasta ahora.

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