Como Sarcastic dice un periodista veterano, con las bolas negras de humo de mil luchas profesionales y cinco décadas de reportero en la espalda … Si Noelia Núñez tiene que renunciar por hinchar su plan de estudios, ¿qué hacemos con un presidente que afectó su tesis, una esposa que fue fabricada por una presidenta y todos sus compañeros de clase PSOE que inventaron gritos?
En la tarde de este miércoles 23 de julio, Noelia Núñez, una de las caras jóvenes del partido popular y hasta ahora vicecretario de movilización y desafío digital, anunció su renuncia fulminante de todas sus posiciones orgánicas e institucionales.
La causa: la controversia generada después de descubrir que su plan de estudios oficial contenía títulos universitarios que nunca terminaron. Con una declaración directa en la red social X, Núñez asumió “toda responsabilidad” y se disculpó con aquellos que se han sentido “decepcionados”.
Este episodio, lejos de ser un accidente cerebrovascular personal simple, ha provocado la junta política a mediados del verano y ha probado la estrategia de ejemplaridad que el PP afirma contra sus rivales. Núñez, hasta ayer diputado en el Congreso por Madrid y presidente del PP en FUenlabrada, dice adiós con un mensaje de agradecimiento a Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso, asegurando que “los niveles de ejemplaridad del PP no son los de los PSOE”, en un Dart Final Dart a Rival Bench.
El origen de la controversia: títulos que nunca llegaron
El caso explotó cuando diferentes medios y el registro del Congreso de Diputados atribuyeron a Noelia Núñez un doble título en derecho y ciencias legales de las administraciones públicas por SNUED. No era la única referencia académica en cuestión: en entrevistas y portales institucionales se presentó como título de abogado, filología inglesa e incluso mencionando un presunto título de la Universidad Central de Missouri, un hecho que se corrigió a toda prisa después de las primeras críticas.
La realidad, admitida por la propia Núñez, es menos brillante: inició estudios de derecho en la Universidad Complutense de Madrid, transfirió su archivo a SNUD, donde también comenzó un título en estudios de inglés, y en 2019 se inscribió en doble título. Sin embargo, no ha completado ninguno de esos itinerarios. Su carrera política, confiesa, absorbió todo su tiempo y energía, pero el detalle no exime la responsabilidad cuando estos títulos aparecieron en espacios oficiales y entrevistas públicas.
Reacciones: requisito de ejemplaridad y munición política
La respuesta política ha sido inmediata y contundente. Del Partido Socialista, la renuncia “inmediata” de Núñez, a quien acusan de una “falsedad consciente y repetida” que viola los estatutos del partido populares, recordando que el plan de estudios falsifica el plan de estudios es una razón para la sanción o expulsión interna. Los socialistas han lamentado que su continuidad “desacredita a las instituciones” y lance “un mensaje inaceptable para los ciudadanos”.
Mientras tanto, el PP ha optado por el camino rápido: la aceptación de la renuncia y el mensaje de “tolerancia cero” con prácticas irregulares, en una maniobra para marcar distancias y evitar que el escándalo sea enquista. Núñez, en su declaración, ha tratado de despejar cualquier sombra de intencionalidad, insistiendo en que “nunca he tenido la intención de engañar a nadie”, aunque reconoce que “pedir perdón no es suficiente”.
Contexto: La tentación de decorar el plan de estudios en la política española
El caso de Noelia Núñez no es, desafortunadamente, una rareza en la política nacional. En los últimos años, varios representantes de diferentes signos han inflado, adornado o falsificado directamente su historia académica, en una especie de carrera de credibilidad que a menudo termina en la vergüenza pública. Desde la tesis de Pedro Sánchez hasta los maestros y títulos dudosos en otras formaciones, la tentación de aumentar de peso el perfil sigue vivo en la política de la patria.
La diferencia en esta ocasión ha sido la velocidad con la que el escándalo ha causado la salida de Núñez, que apenas ha dejado espacio para el debate interno en el PP. Algunos analistas señalan que la Dirección de Feijóo quería evitar a toda costa que la controversia se prolonga en el ciclo de desgaste del gobierno completo, presentando la renuncia como un ejemplo de “regeneración” frente a los escándalos de otros.
Consecuencias: crisis de confianza y reflexión pendiente
La renuncia de Núñez abre varias preguntas inmediatas:
¿Las partes revisarán más rigurosamente los planes de estudio de sus posiciones públicas? ¿Se establecerán mecanismos de verificación documentales antes de publicar perfiles oficiales? ¿Este episodio afectará la imagen de renovación que el PP intenta proyectar, especialmente entre los votantes jóvenes?
Por el momento, lo que está claro es que la sociedad española es cada vez menos tolerante con el maquillaje curricular, y que la presión de los medios y ciudadanos obliga a una respuesta rápida. La reacción de PP tiene como objetivo marcar un antes y después, aunque la sombra de la sospecha planea más de un asiento.
Curiosidades y datos de casos
Noelia Núñez tenía solo 33 años y fue considerada una de las futuras apuestas del PP de Madrid. La tentación de “decorar” la biografía es transversal. En las redes sociales, la etiqueta #Curriculumgate se ha convertido en una tendencia, con memes y comentarios que no han salvado la ironía sobre la facilidad con la que algunos políticos se gradúan … en la imaginación.









