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El verano español es sinónimo de calor, helado y, desafortunadamente, titulares de incendios forestales. La percepción social, aliviada por las imágenes apocalípticas y la omnipresencia del fuego en los medios de comunicación, sugiere que cada año se quema España. Pero, ¿qué es cierto después de esta alarma?
Hoy, 19 de agosto de 2025, los datos oficiales y las series históricas cuentan otra historia: en España no hay más y más incendios; Hay menos.
Sin embargo, la superficie quemada y la virulencia de algunos episodios recientes han disparado nuevamente las alertas.
En 2018, se registraron los mejores datos ya que hay registros: solo se quemaron 25,000 hectáreas.
Un año antes, casi 180,000 hectáreas quemadas, lo que representa un aumento del 600% en comparación con el registro de contención.
¿Qué explica estas oscilaciones extremas?
La respuesta es compleja y las cubiertas de los factores climáticos a los sociales y económicos.
El rebote de 2025: ¿excepción o nuevo patrón?
Este verano está siendo especialmente duro. Según las estimaciones recientes del Sistema Europeo de Información de Incendios Forestales (EFFIS), en lo que va del año, este año se han quemado alrededor de 350,000 hectáreas, incluso superando el nefasto 2022, que ya tenía el reciente récord europeo. Estos datos han hecho que el salto de las alarmas: ¿hemos entrado en una nueva era de mega gobierno? Los expertos advierten que lo que sucedió este año puede marcar un punto de inflexión después de años en el que la tendencia mundial descendía.
Sin embargo, debe aclarar: el número total de incendios ha disminuido, pero los incendios que escapan del control inicial son cada vez más devastadores y difíciles de sofocar. La causa principal: la acumulación de combustible vegetal debido al abandono rural y la falta de manejo forestal.
El cóctel explosivo español: causas detrás del fuego
¿Es España por causas naturales o humanas?
Las estadísticas son devastadoras: más del 90% de los incendios forestales tienen su origen en actividades humanas, ya sea debido a negligencia (mal apagadas, quemaduras agrícolas sin control), accidentes o directamente por actos intencionales. Solo en lo que va del año, treinta personas han sido arrestadas acusadas de causar intencionalmente.
A esto se agrega abandono rural: el éxodo hacia las ciudades ha dejado campos y montañas sin pastoreo o trabajo agrícola tradicional. El resultado es una acumulación masiva de biomasa seca, el combustible perfecto para el fuego, y menos paisajes mosaicos y más homogéneos, que facilita la propagación no controlada del fuego.
El cambio climático agrega su propia chispa al problema: ondas de calor más largas y más intensas, sequías prolongadas y tormentas secas con rayos multiplican las condiciones para incendios grandes. Sin embargo, como recuerdan los expertos en gestión forestal, el clima no se enciende en el partido; Simplemente cree el escenario perfecto para que cualquier descuido humano se convierta en una tragedia.
¿Hay una solución? Prevención, gestión y ciencia
Si los científicos han aprendido algo después de analizar décadas de datos es que la prevención es la única forma efectiva de reducir tanto el número como la gravedad de los incendios forestales. Esto implica:
Mantener un manejo activo del paisaje rural: pastoreo controlado, limpieza selectiva y recuperación de usos tradicionales. Implemente planes de prevención locales efectivos adaptados a cada ecosistema. Invertido en tecnología para detección temprana y extinción rápida. Fomising campañas educativas para minimizar la imprudencia humana.
De hecho, algunas regiones pioneras han reducido drásticamente tanto el número como la extensión promedio de los incendios que aplican estas medidas combinadas.
El humo invisible: impacto más allá del bosque
Los incendios no solo barren las montañas; También dejan una marca invisible pero peligrosa en el aire. Estudios científicos recientes han revelado que las partículas finas generadas por el humo pueden aumentar la mortalidad asociada hasta un 93% más en comparación con otras fuentes contaminantes habituales. Estas micropartículas viajan cientos de kilómetros, afectando a las poblaciones distantes al enfoque original y al aumento de los riesgos respiratorios.
Curiosidades científicas: el fuego como motor evolutivo … ¡y algunas anécdotas sorprendentes!
En muchos ecosistemas mediterráneos, como algunos bosques de pinos españoles, ciertas especies dependen literalmente del fuego para reproducirse; Sus piñas solo liberan semillas después de ser sometidas a altas temperaturas. La mayoría de los rayos se alejan del terreno bosque español; Sin embargo, un solo “rayo seco” puede desencadenar un fuego devastador si coincide con semanas sin lluvias. El término “incendio de sexta generación” se refiere a incendios tan intensos y rápidos que generan su propio microclima: ¡incluso pueden crear tormentas locales! – m) a sensores térmicos avanzados. En Galicia hay una figura peculiar llamada “ola”: los principales agricultores viajan a sus tierras diariamente para detectar columnas sospechosas incluso antes de los drones.
Y como última curiosidad: durante siglos se creía que el mejor remedio contra los incendios era “rezar a la lluvia”; Hoy sabemos qué rezar está bien … pero limpiar las montañas ayuda mucho más.
Autor
Manuel Trujillo
Periodista apasionado por todo lo que lo rodea es, de manera informativa, un SUV