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En pleno verano político, el debate sobre la veracidad del plan de estudios se enciende nuevamente en España debido al diputado del partido popular, Noelia Núñez. Desde las filas del PSOE, han tratado de hacer sangre que el popular ha atribuido un grado en que no tiene que tratar de cubrir sus escándalos de corrupción.
Sin embargo, los de Pedro Sánchez no han hecho muy bien. Es lo que sucede cuando tienes cola de paja.
Más de una docena de posiciones del Partido Ferraz, desde figuras emergentes hasta históricas con una larga carrera en la administración, han mentido sobre su título.
El caso más reciente y parecido es el de Pilar Bernabé, delegado del gobierno en la comunidad valenciana, cuyo supuesto doble licenciatura ha terminado siendo una anécdota de lo que no debe hacerse en la política, mientras que la sombra del “médico falso” planea otros nombres de peso como Cristina Narbonne.
Lejos de ser errores simples, varios perfiles oficiales del PSOE incluyeron títulos no completados, estudios no existentes o grados “olvidados” en las redes sociales. En el caso de Bernabé, la velocidad con la que la fiesta editó su biografía oficial después de ser desenmascarada fue increíble. En cuestión de horas, el “graduado en filología hispana y comunicación audiovisual” se convirtió en una persona que “inició sus estudios” en ambas disciplinas, sin haber terminado ninguna de ellas. La justificación, según la propia Bernabé, fue que fue un “error” del sitio web de la fiesta; Sin embargo, en su perfil de LinkedIn continúa apareciendo, el 23 de julio, un título supuestamente completo entre 1998 y 2003.
A pesar de haber sido expuesto, no renunció ni ofreció explicaciones a medida que los socialistas demandan de lo popular. La reacción del partido, lejos de ser abrumadora, ha consistido principalmente en correcciones rápidas y silenciosas en sus páginas web y perfiles oficiales, sin asumir públicamente una clara responsabilidad política. De hecho, la Ministra de Universidades, Diana Morant, se apresuró a apoyar a Bernabé, argumentando que la controversia fue el resultado de un malentendido.
Una revisión de los casos más llamativos: Picaresque no es el patrimonio nacional
La historia reciente de la política española está salpicada de episodios similares a Bernabé y los socialistas son expertos en CVS inflados.
La obsesión con el currículo brillante no es un fenómeno exclusivo de España, pero es especialmente sorprendente en un país donde la titulitis coexiste con una tradición picaresca. El deseo de aparecer una capacitación académica sobresaliente responde tanto a la presión de los medios como a la necesidad de legitimidad de las partes que, en muchas ocasiones, colocan sus pinturas en posiciones relevantes por lealtad que debido a los méritos objetivos.
Resulta que la tentación de inflar el plan de estudios es transversal, pero los socialistas han sido protagonistas sobresalientes de esta nueva saga. Por ejemplo, la ministra Cristina Narbonne, durante años citada en medios como “Doctor”, terminó reconociendo que nunca alcanzó ese título universitario. No es el único: la lista incluye a ex alcaldes, concejales, portavoces e incluso secretarios generales que han adornado sus perfiles públicos con títulos que, en el momento de la verdad, no existen.
En la actualidad, y de acuerdo con la información publicada en las últimas horas, los casos más notorios incluyen:
Patxi López: Afirmó ser ingeniero y no pudo mudarse de la primera carrera. Narbonne Christina: Referencias repetidas durante 40 años a un doctorado que nunca obtuvo. White Pepiño se presentó como abogado cuando los estudios de José Manuel Franco no terminó en ley: el ex líder del PSOE en Madrid y el actual presidente del Consejo Deportivo Superior, fingió ser matemático a pesar de nunca completar la carrera. Maestro en estudios de género, pero aprobó sujetos sin estudiarlos, recibió validaciones indebidas y su trabajo maestro contenía un 58% de plagio. Tiene el honor de haber renunciado al puente escándalo. El ex ministro, dijo que era médico cuando solo hizo un curso de doctorado. Alfonso Gil: Senadora y pareja de Idoia Mendia, ex líder del PSOE vasco, mintió al decir que era un graduado de la ley pero que no terminó la carrera. Esta Goikoetxea: líder del PSOE de Cantabria, mintió para decir que tenía licencia en biotecnología. Otorgó un título en enseñanza. Antonio Quintana: ex Director General de Agricultura, Ganadería y Pesca con Ximo Puig, dijo que era topógrafo pero que no tenía título universitario. PEDRO SÁNCHEZ: La tesis del Presidente del Gobierno contiene “docenas de patios cortos que constituyen lo que se llama falta de integridad académica” y hay sospechas de que le pagó a alguien para que lo hiciera por él.
Consecuencias políticas y sociales: la erosión de la confianza pública
La repetición de este tipo de prácticas erosiona la confianza ciudadana en la clase política y alimenta el escepticismo sobre la transparencia en la gestión pública. La percepción de que los representantes pueden mentir con impunidad sobre su capacitación académica, al tiempo que exige rigor de ciudadanía y honestidad, genera un caldo de cultivo perfecto para el desacredito institucional.
En el campo interno, la controversia ha causado divisiones en el PSOE entre aquellos que solicitan explicaciones contundentes y aquellos que eligen minimizar el problema. No hay falta de voces en la oposición que exigen renuncias inmediatas o, al menos, una disculpa pública, mientras que los memes y clics en los títulos de “Carreras expresas” y “Quita y Pon” proliferan.
Desde una perspectiva institucional, el escándalo ha reabierto el debate sobre la necesidad de regular la declaración de méritos académicos y profesionales en la política española. Aunque la ley requiere veracidad en los datos proporcionados, la falta de controles efectivos y la opacidad de algunas partes convierten la biografía política en una tierra pagada por el embellecimiento interesado.