Investigadores del Centro Jawaharlal Nehru de Investigación Científica Avanzada (JNCASR) han descubierto un actor sorprendente en la autofagia, o el proceso de “comerse a sí mismo” que elimina partes dañadas de las células que pueden allanar el camino para el desarrollo de terapias para enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson y el cáncer.
La autofagia es un proceso biológico clave en el que las células eliminan los materiales dañados y no deseados. Cuando una célula no logra eliminar los desechos, su salud se ve afectada, especialmente en las neuronas de larga vida. La vía de la autofagia, que elimina el material dañado y defiende contra las infecciones, se ve alterada en enfermedades como el Alzheimer y el Huntington.
En el cáncer, la autofagia juega un doble papel. La autofagia inicialmente previene el cáncer pero luego apoya el crecimiento del tumor. La autofagia también actúa como un supresor de tumores al mantener la integridad del genoma y la homeostasis celular al eliminar la basura celular, como agregados de proteínas y mitocondrias dañadas.
Pero también es un arma de doble filo, ya que ciertos tipos de células cancerosas secuestran la autofagia para su propia supervivencia y propagación. Comprender su regulación es crucial para el desarrollo de terapias efectivas.
El equipo de JNCASR, una institución autónoma dependiente del Departamento de Ciencia y Tecnología (DST), descubrió que un grupo de proteínas llamado complejo de exocistos, que normalmente ayuda a mover moléculas importantes a la superficie celular, también desempeña un papel clave en la autofagia.
Este complejo está formado por un equipo de 8 proteínas; Curiosamente, se necesitan 7 de las 8 proteínas para ayudar a la célula a desarrollar la bolsa de basura para que pueda envolver completamente los desechos. Cuando este complejo falta, la fábrica de bolsas de la célula deja de funcionar correctamente e incluso comienza a producir fábricas defectuosas y no funcionales.
Los investigadores dirigidos por el profesor Ravi Manjithaya utilizaron células de levadura simples para dilucidar la formación de autofagosomas (“bolsas de basura” celulares), proporcionando así información sobre cómo opera este proceso vital en los organismos superiores.
Aclararon el mecanismo por el cual un complejo proteico, el exociste, previamente reconocido por su papel en la secreción, también contribuye a la vía de la autofagia, que es crucial para mantener la salud celular.
Dado que los defectos en la autofagia están relacionados con varias enfermedades neurodegenerativas y cánceres, los hallazgos publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences abrirán nuevas vías para modular esta vía para restaurar el equilibrio celular y desarrollar potenciales terapéuticos.
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