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La policía se queja contra Belarra por un delito de odio: la podemita los llamó fascistas después de tomar la foto en Torre Pacheco

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El pez muere por la boca.

En este caso una ‘sardina’.

En pleno verano político, Torre Pacheco ha sido catapultado al centro de los medios de comunicación y la tormenta judicial.

El desencadenante: las declaraciones de Ione Belarra, líder de Podemos, que duró dureza contra las fuerzas de seguridad en este municipio murciano, acusando a los agentes de “compadrera con los neonazis” en lugar de proteger a los vecinos.

La Unión de Policía Unificada (SUP), mayoría en el cuerpo, pronto reacciona.

Este 16 de julio de 2025, sus representantes presentaron una queja ante la Corte Suprema por presuntos delitos de odio e insultos graves contra el ex ministro, argumentando que sus palabras atacan el principio de autoridad e implican un riesgo de integridad y prestigio de los agentes.

Del discurso a la corte: ¿Dónde está el límite?

No es la primera vez que un cruce dialéctico entre los políticos y las fuerzas de la Orden termina judicializadas, pero rara vez con tal impacto. Según SUP, las manifestaciones de Belarra van mucho más allá del debate político: dicen, una acusación “falaz y severamente ofensiva”, al insinuar los vínculos ideológicos entre los funcionarios públicos y los grupos radicales neo -nazis. El sindicato argumenta que este tipo de acusaciones “transmiten la idea a toda la sociedad de que las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado están contaminados por los valores totalitarios”, que derivan, según ellos, en el desacredit institucional y la hostilidad social hacia los agentes.

El informe presentado ante la Corte Suprema apela tanto al Artículo 504.2 del Código Penal (insultos graves contra las instituciones estatales) y 510 (delitos de odio), argumentando que el diputado ha incitado indirectamente el desprecio por un grupo profesional. No les han faltado voces, en reuniones y redes sociales, que consideran estas palabras como una crítica política legítima dentro del contexto democrático. Pero SUP insiste: “No se puede normalizar que miles de funcionarios públicos estén desacreditados”.

Pacheco Torre: inseguridad real y batalla política

La controversia no surge en el vacío. Torre Pacheco ha vivido durante meses una escalada criminal apenas responde con datos oficiales en la mano. La plenario municipal aprobó por unanimidad por unanimidad en febrero en febrero una moción, incluso con votos del PSOE local, exigiendo del gobierno central una estación de policía de la policía nacional y un refuerzo para la Guardia Civil, antes del alarmante aumento del delito. En solo un año, los delitos han aumentado un 12,9%, colocando a esta ciudad como la segunda con el mayor crecimiento criminal en toda la región. Especialmente preocupante ha sido el rebote del 40% en delitos contra la libertad sexual.

El alcalde socialista Juan Salvador Sánchez Saura lo resumió claramente: “La seguridad es un tema candente … Hay muchas solicitudes que se han realizado desde este Ayuntamiento a la comunidad autónoma para mejorarlo”. El PSOE local incluso reconoció las dificultades para instalar una estación de policía, pero propuso una estrategia gradual: comenzar con una oficina de documentación para establecer bases futuras.

Sin embargo, mientras que los partidos locales estacionan diferencias ideológicas frente a la urgencia del vecindario, de algunos sectores nacionales insiste en denunciar el racismo o la xenofobia cada vez que se habla del impacto migratorio en la seguridad. Una paradoja no exenta de la ironía: aquellos que reclaman hoy contra el racismo respaldaron hace meses para pedir más policías antes de la ola criminal.

El choque institucional: ¿nueva normalidad política?

La queja de SUP no es un episodio aislado. Refleja cómo la tensión política nacional, especialmente entre los partidos a la izquierda y la derecha, se transfiere cada vez más a la tierra judicial. La denuncia policial pone varios debates incómodos sobre la mesa:

¿Hasta dónde pueden llegar las críticas políticas sin transferir el umbral criminal? ¿Está justificado hablar abiertamente sobre las infiltraciones fascistas o racistas en los cuerpos policiales sin evidencia concreta? ¿El crimen de odio como arma arroja tanto de un lado como desde otro?

De los podemos sostienen que sus palabras denuncian hechos concretos vinculados a agresiones xenófobas recientes en Torre Pacheco; De las fuerzas de la orden, consideran inadmisible cualquier generalización dañina sobre su profesionalismo.

Consecuencias políticas y sociales

Este choque tiene ramificaciones inmediatas:

Creciente judicialización: el Supremo tendrá que gobernar si las palabras de Belarra constituyen un delito o están protegidas por la libertad de expresión parlamentaria. Reputación policial: SUP teme que este tipo de discursos eros y respeto social hacia los agentes. Hoy es codiciado para todos los partidos con miras a futuros concursos electorales.

Curiosidades y datos menores

Torre Pacheco tiene alrededor del 50% de su población distribuida entre once distancias, lo que complica aún más cualquier despliegue policial efectivo. Según los datos oficiales, solo para 2024 se solicitaron más refuerzos policiales para esta ciudad que para los municipios murcianos con la mayor población. La expresión “compadre con los neo -nazis” ya ha sido utilizada por otros portavoces políticos europeos, con demandas judiciales igualmente sonadas. Raramente había ido tan lejos en España. Entre tanto debate político, algunos vecinos reconocen un cierto aburrimiento: “Aquí queremos poder dormir con calma, ser fascistas, comunistas o marcianos que nos protegen”, bromeó esta semana un hotelero local.

El caso aún está abierto. Y aunque muchos esperan ver cómo la resolución suprema de esta ira institucional de medios, digna de la mejor guión política española, otros simplemente piden menos titulares incendiarios … y más patrullas por sus calles.

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