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En las oficinas y negocios de Madrid, Barcelona o Valencia, los responsables de los recursos humanos observan un fenómeno imparable: la juventud de la generación Z, nacida entre 1997 y 2007, apenas perduran un año en sus primeros trabajos.
Hoy, 10 de septiembre de 2025, los datos son abrumadores: el 41% deja su posición antes de cumplir doce meses, lo que rompe con décadas de cultura laboral basada en la estabilidad y la permanencia.
Esta tendencia, lejos de ser anecdótica, está redefiniendo las relaciones laborales en España.
Los jóvenes no solo se van voluntariamente; También son, según los últimos informes, el grupo que acumula la mayor cantidad de despidos. Este doble movimiento, renunciaciones y cesas, refleja un choque profundo entre las expectativas vitales de los nuevos trabajadores y la realidad del mercado laboral nacional.
La verdad es que esta revolución silenciosa parece tener poco retorno. Las nuevas generaciones exigen un contrato social diferente: menos permanencia pero más sentido; Menos jerarquía pero mayor reconocimiento. El desafío para España será transformar sus políticas laborales para retener el talento joven y evitar una fuga masiva hacia otros países más dinámicos o innovadores.
En este escenario en evolución constante, comprender las motivaciones profundas después de cada renuncia o despido será clave para diseñar un mercado laboral más justo, resistente y atractivo para aquellos que ya están cambiando las reglas del juego.
Razones para irse: bajo salario, poca flexibilidad y desacuerdo de los valores
¿Por qué es este escape de masa? Las respuestas se repiten en todos los estudios recientes:
Salario insuficiente: la remuneración promedio para niños menores de 29 años es 34% más baja que la del equipo nacional. Muchos contratos temporales o parte de la parte, lo que dificulta cualquier proyecto vital estable. Formularios de flexibilidad: la teletrabajo consolidada de pandemia, pero muchas compañías han contactado. La rigidez por hora y la baja adaptación a las nuevas formas de organización chocan con las prioridades de esta generación. Valor desalineado: la generación Z prioriza un propósito inclusivo, sostenible y social para fines sociales. Si perciben inconsistencias o falta de ética corporativa, eligen buscar alternativas.
Esta combinación de factores no solo alimenta la rotación interna, sino que empuja a un número creciente de jóvenes a emigrar. Según datos recientes, casi el 20% ya está en el proceso de buscar trabajo fuera del país, motivado por mejores condiciones económicas y oportunidades profesionales.
Despidos y precariedad: una generación expuesta
Aunque parte del fenómeno responde a las decisiones voluntarias, la otra cara es más amarga. Los jóvenes Zs también son los más despedidos. El mercado interpreta su movilidad como falta de compromiso o “inestabilidad”, algo que penaliza especialmente en los sectores tradicionales.
El 25.5% de los menores de 25 años están desempleados en España, una cifra que duplica el promedio europeo y apenas ha mejorado en el último año. Un trabajo del 25% con contratos de tiempo parcial y la tasa de temporalidad juvenil es el doble que el general (34.4% en comparación con el 15.9%). La base salarial en la que se citan es tan baja que ni siquiera han alcanzado los 34 años de edad. diez años menos.
El resultado es una “carrera laboral interrumpida”, con bajos ingresos e incertidumbre sobre el futuro. Esta fragilidad se transfiere al acceso a la vivienda y las expectativas sobre las pensiones.
La brecha entre la oferta y la demanda: capacitación y migraciones
Ante este panorama, las empresas y las administraciones buscan fórmulas para retener el talento joven. Una ruta clara es mejorar la capacitación profesional (FP), especialmente las especialidades técnicas donde se detecta la escasez estructural. De hecho:
Alrededor del 50% de las oportunidades laborales creadas en 2025 requieren una mayor calificación técnica. El número de estudiantes en FP ha crecido un 32% en dos años, pero todavía hay mucho espacio para equiparar la oferta formativa a las necesidades reales del mercado.
Mientras tanto, el relevo generacional plantea un desafío de capital: durante la próxima década, más de cinco millones de personas se retirarán, pero solo menos de dos millones de jóvenes preparados para cubrir esos puestos entrarán en el mercado. Esta brecha amenaza los sectores clave como la salud o la tecnología.
Expectativas vs Realidad: ¿Cómo gestionar el desencanto?
La generación Z ha crecido a nivel mundial y aspira a trabajar modelos que recompensan el mérito, fomentan la conciliación y ofrecen significado al trabajo diario. Sin embargo, chocan con estructuras rígidas e inerte del mercado español.
Las empresas pioneras están adaptando su cultura para atraerlos:
Soporte de políticas de trabajo híbridas o flexibles. Medir los salarios iniciales. Aparecer para proyectos con impacto social real. Encontrar planes claros de desarrollo profesional.
Pero siguen siendo una minoría contra una mayoría comercial conservadora que ve estos cambios sospechas.