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¡Ni Franco se atrevió tanto a!
Pedro Sánchez ha reforzado significativamente su seguridad durante su estadía en el Palacete de la Mareta, en Lanzarote, protegiendo la residencia con un despliegue sin precedentes: 20 escoltas personales, 40 agentes de la Guardia Civil y una patrulla marítima permanente observan el área.
Esta medida ha despertado las críticas y la especulación en la esfera política y de los medios, donde muchos interpretan la operación como una muestra de aislamiento del presidente contra la creciente presión política y social.
El dispositivo de seguridad, descrito por fuentes locales como “excesivas”, ha llamado la atención no solo por su tamaño, sino también por el contraste con la imagen de la normalidad y el descanso que el ejecutivo intenta proyectar. La Patrollera, apuesta en la costa, ha sido vista como un símbolo del alto nivel de protección que rodea al presidente durante sus vacaciones, que ha generado preguntas sobre los costos y la justificación de dicho despliegue en un momento de tensión económica y social.
Para analizar este y otros temas, Eurico Campano revisa las noticias políticas en España en una nueva edición de ’24 × 7 ‘.
Residuos en la Mareta: un tribunal de lujo en la costa del contribuyente
El esposo de Begoña ha convertido la residencia real de la Mareta en Lanzarote en la ‘Corte del Faraón’.
Acompañado por su familia completa, incluidos sus padres, su cuñado y otros parientes, Sánchez ha desplegado un séquito que incluye incluso figuras del espectáculo y relacionados con ‘licencia’.
Esta retirada exclusiva, con piscinas, gimnasio, cancha de tenis y grandes jardines, ha protegido una operación de seguridad sin precedentes, financiada por contribuyentes españoles.
Para garantizar no escuchar abucheos o ver pancartas con el eslogan ‘Sánchez Corrupto’, ha movilizado un impresionante contingente de 20 escoltas personales y 40 agentes de la Guardia Civil, junto con una patrulla marítima que monitorea una zona de exclusión marítima frente a la Mareta, impuesta hasta el 31 de agosto de 2025.
Esta restricción, que cubre un área de aproximadamente una milla náutica cuadrada en Costa Teguise, ha generado incomodidad entre los pescadores locales, que informan que hasta 15 millas para trabajar, algo que no sucedió con otros presidentes.
Las medidas, que incluyen órdenes de borrar insultos en la playa y prohibir los buques cercanos, reflejan un nivel de control que muchos consideran excesivo y lejos de la realidad de los ciudadanos.