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Explosión de ‘Menas’ en España: miles llegan y la mitad no son menores

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El equilibrio de la Oficina del Fiscal General del Estado explota como una jarra de agua fría: en 2024 la evidencia para dilucidar la edad de los SO, llamados MENAS, alcanzando 7,562 procedimientos, 140 más que el año anterior y el doble que en 2022. El resultado se estremece: casi la mitad no fue realmente menor.

El drama se libra especialmente en el mar. Alrededor de 6,000 jóvenes llegaron a España en Pateras y otros vasos precarios en 2024, un salto vertiginoso en comparación con años anteriores.

Las escenas se repiten: aterrizaje apresurado, rescate al amanecer y centros saturados que no suministran. La oficina del fiscal corrobora un hecho preocupante: más de 5.200 eran niños, y el número de niñas se ha triplicado en un solo año, alimentando la alarma en un fenómeno ascendente y sin freno.

En el continente, Ceuta registró una avalancha con 2.768 menores irregulares, mientras que en Melilla 147 ingresó y el mapa de origen no deja dudas: Marruecos conduce con Slack (1,834), seguido de Mali, Argelia y Senegal. Los datos más devastadores: solo ocho menores fueron repatriados durante todo el año.

La radiografía final llega a secar: 16.041 MENAS bajo custodia estatal al cierre de 2024, en comparación con 12.878 el año anterior. Un registro absoluto que retrata la magnitud de la crisis. La gran mayoría proviene del Magreb y el África Sub -Sahariana, pero solo un puñado llega de países de guerra. Un torpedo en la línea de flotación del discurso oficial, que insiste en retratarlos como “niños que huyen de conflictos”.

Mientras tanto, el costo económico abruma: 4,400 euros por mes en promedio para cada joven, calcula que en algunos centros escalan hasta 9,813 euros por mes. El cálculo es letal: 846.9 millones de euros al año consumidos por un sistema desbordante.

La situación en el Archipelagos es especialmente crítica. En las Islas Baleares, los llegadas se duplicaron en un año, y en las Islas Canarias, los archivos excedieron dos mil, descubriendo un sistema judicial y de bienestar que apenas contiene la avalancha. “La creación de centros es constante y prácticamente inmediata”, reconoce la oficina del fiscal, “pero en muchos casos se exceden las posibilidades”.

Los números no solo ponen al estado en control: dibujan la crónica negra de una brecha social y política cada vez más insostenible. Entre los verdaderos menores, adultos camuflados, fugas de centros y repatriaciones residuales, el fenómeno de MENAS se ha convertido en un terremoto silencioso que ya sacude presupuestos, desgasta instituciones y erosiona la credibilidad del discurso oficial.

Autor

Paul Monzón

Editor de viajes del periodista digital desde sus orígenes. Actual editor del Suplemento de Viajeros.

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