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Este sólido no es una mujer real: la supermodelo de Vogue y el debate sobre los estándares de belleza

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En las últimas semanas, Vogue ha protagonizado los titulares mundiales no para una portada tradicional, sino para presentar una nueva supermodelo que no existe.

Es una figura creada completamente por la inteligencia artificial, tan realista que muchos se preguntan: ¿realmente parece una mujer real?

Este problema no solo sacude los cimientos de la industria de la moda, sino que también reabre el debate sobre los estándares de belleza y presión social ejercidos por imágenes idealizadas, ya sea o no humanos.

El protagonista es Aitana, un “modelo superior” virtual que parece exclusivo, plantea naturalmente y acumula miles de seguidores en las redes sociales.

Sin embargo, nunca ha pisado una pasarela, ni ha otorgado entrevistas.

Su existencia es el resultado de algoritmos avanzados capaces de generar imágenes hiperrealistas a partir de datos recientes y tendencias culturales.

La revista Vogue ya usa modelos generados por AI. pic.twitter.com/n09jquvwj4

– CapisuperGirl (@CapiAbril_) 24 de julio de 2025

Inteligencia artificial sin límites: ¿Dónde está el techo?

La llegada de modelos generados por IA a las cubiertas más influyentes es solo la punta del iceberg en un 2025 donde convergen rápidamente digital y físico.

Los expertos ya hablan de una “democratización radical” de la creatividad: cualquiera puede crear mundos virtuales o personajes fotorrealistas sin conocimiento técnico avanzado.

Es suficiente para describir lo que desea materializarlo en segundos.

El impacto va mucho más allá de la moda:

En las redes sociales, la IA permite experiencias personalizadas y multiplica el contenido visual e interactivo. En arte y cultura, surgen colaboraciones entre humanos y máquinas para crear obras no publicadas y eventos híbridos. En educación y salud, los algoritmos inteligentes adaptan los diagnósticos y el aprendizaje a cada individuo.

La inteligencia artificial no tiene límites conocidos, pero eso también genera vértigo. ¿Hasta qué punto los espacios artificiales, o deben, deben ocupar los espacios reservados ante el humano? ¿Qué sucede cuando la autenticidad se diluye entre los píxeles perfectos?

Noticias culturales: del meme al arte digital

El aumento de estas figuras sintéticas es un reflejo directo de las tendencias culturales actuales. Según los últimos informes sobre la cultura digital, vivimos un renacimiento creativo impulsado por la tecnología:

Las plataformas sociales recompensan la autenticidad y el humor espontáneo. Los usuarios buscan conexiones emocionales genuinas, incluso en entornos virtuales. Está comprometido con “microeventos” y comunidades de nicho donde lo importante es participar, no solo observar.

En este contexto, los modelos y Aitana se convierten en íconos aspirantes y espejos críticos. Pueden servir para cuestionar ideales imposibles o reforzar los estereotipos; Todo depende del uso social hecho en ellos.

Datos y curiosidades locas del fenómeno

Algunas figuras y hechos recientes muestran en qué medida el borde entre la realidad y la ficción es más difuso que nunca:

Aitana ya supera muchos modelos humanos en seguidores e interacciones en Instagram. Tierras que permiten al público personalizar las prendas en tiempo real.

Y hay más: algunos usuarios han comenzado a crear sus propios avatares para vivir una “vida paralela” digital con trabajo, amigos e incluso romances virtuales, gracias al avance imparable de estas tecnologías.

Normas imposibles: riesgos y oportunidades

No todo es luces. El uso masivo de imágenes creadas por amenaza con problemas agravantes ya conocidos:

Presión estética: si los cuerpos digitales son siempre perfectos e inalcanzables, crece el riesgo de frustración y baja autoestima entre los jóvenes. Distrito aparente: aunque pueden generar cualquier tipo físico o característica cultural, muchas creaciones continúan reproduciendo patrones eurocéntricos o estéticos irreales.

Por otro lado, hay oportunidades interesantes:

La IA puede ayudar a hacer cuerpos diversos visibles o normalizar las diferencias físicas poco representadas hasta ahora. Le permite experimentar sin riesgos con nuevas estéticas o identidades, abriendo caminos para liberar la autoexpresión. Ofrece herramientas creativas para grupos previamente excluidos del gran circuito de medios.

Una revolución cultural en progreso

En 2025 asistimos a una transformación sin precedentes: el arte, la moda y la comunicación ya no entienden los límites físicos. La apariencia de Aitana no es un simple truco tecnológico; Es el síntoma visible de un cambio cultural profundo donde lo digital y los humanos se mezclan cada vez más.

Nadie sabe incluso si estos íconos virtuales serán somedia a las personas reales como referentes sociales. Lo que está claro es que la conversación sobre belleza, autenticidad e identidad está más viva, y más necesaria, que nunca.

Como dijo un creador digital recientemente: “Ahora cualquiera puede ser un modelo … incluso si no existe”.

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