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Este es el alcalde francés que desafía la memoria progresiva, con un monumento a los ‘100 millones de muertos del comunismo’

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Memoria histórica

Pero del otro, de los cuales el progreso no le gusta.

En Saint-Raphaël, en la Costa Azul francesa, la atmósfera se ha calentado raramente.

El protagonista es Frédéric Masquelier, alcalde de la ciudad y miembro prominente de Les Républicins.

Su iniciativa: inaugura un rastro de tres metros en homenaje a los “100 millones muertos de totalitarismos comunistas”.

El registro, tan claro como provocativo, ha encendido una verdadera tormenta política y mediática.

La inauguración, este fin de semana, no es solo un acto local.

Masquelier lo presenta como un gesto de justicia histórica, una forma de recordar a las víctimas olvidadas y provocar un reflejo sobre los episodios más oscuros del siglo XX.

Pero la controversia no ha estado esperando.

Pierre Daspre, representante del Partido Comunista Francés en la región, ha etiquetado la iniciativa “Amalgame innoble”, acusando al alcalde de distorsionar la memoria histórica al equiparar el comunismo con la barbarie.

Mientras tanto, los grupos izquierdistas y los movimientos sociales han llamado protestas paralelas.

Para muchos, Wake no es un símbolo de la memoria, sino de confrontación histórica y simplificación.

El debate, lejos de quedarse en Saint-Raphaël, se ha extendido por toda Francia, lo que refleja las viejas heridas aún abiertas sobre el significado del pasado comunista y la forma de recordarlo.

Saint-Raphaël rinde homenaje a las víctimas del comunismo: 100 millones de vidas rotas por una ideología mortal.

Merci @fmasquelier83 Para romper este tabú conmemorativo y restaurar la verdad histórica.https://t.co/jzuoylidzw

– Les Républicains (@lesRepublicains) 21 de agosto de 2025

Crímenes, gulags y las sombras del comunismo

El comunismo, como un fenómeno político y social, arrastra un legado de luces y sombras. Los crímenes cometidos bajo regímenes comunistas han sido ampliamente documentados por historiadores y organizaciones internacionales. Entre los episodios más terribles se destacan:

La gran purga en la Unión Soviética: entre 1936 y 1938, las purgas estalinistas condujeron a la ejecución y deportación de cientos de miles de personas. Solo en 1937, más de 350,000 personas fueron ejecutadas y muchas otras enviaron a Gulags, forzados campos laborales que se extendieron por todo el territorio soviético. Genocidio camboyano: Bajo el régimen de los Jamers Red y Pol Pot, entre 1975 y 1979, murieron entre 1,5 y 3 millones de personas, una cuarta parte de la población de Camboya. La represión incluyó tortura, trabajo forzado y ejecuciones de masas, en un intento de “purificar” a la sociedad y crear un modelo socialista agrario. La gran hambruna china y el “gran salto hacia adelante”: las políticas promovidas por Mao Zedong en los años 50 y 60 soviéticos significaban muerte y sufrimiento para millones de prisioneros políticos y ciudadanos comunes. Las condiciones, documentadas por autores como Aleksandr Solzhenitsyn, incluyeron trabajos extenuantes, hambre, tortura y ejecuciones.

Clasificación de regímenes comunistas con más víctimas

Se discute la cifra de “100 millones de muertos” y es objeto de controversia, pero se basa en estimaciones ampliamente citadas en la literatura sobre el siglo XX.

Aquí hay una clasificación aproximada de los regímenes comunistas con el mayor número de muertes, según los registros históricos más citados:

País o Regimenestimación de las víctimas Fatalunion fatal (Stalin) 20-30 millones (Purgas, Hambruna, Gulags) República Popular (Mengistu) 0.5-1 millones (represión, hambrunas)

Estas cifras, aunque aproximadas, reflejan la magnitud de los crímenes y las tragedias humanas asociadas con los regímenes comunistas más radicales.

Curiosidades y datos sorprendentes

El Saint-Raphaël Wake es el primer monumento de este tipo en Francia, aunque hay monumentos similares en Washington DC y Ottawa, promovido por la base de las víctimas del comunismo en los Estados Unidos y Canadá. El número de “100 millones de muertos” popularizado por este monumento y para el uso político de sus figuras. En el caso del genocidio camboyano, se han identificado más de 20,000 tumbas comunes, conocidas como campos de muerte. La mayoría de las víctimas eran de la misma etnia que sus verdugos, lo que llevó a calificar el proceso de “autogenocidio”. Durante la inauguración del monumento en Washington DC en 2007, el entonces presidente George W. Bush enfatizó la cifra de “100 millones de muertos” como una advertencia para las generaciones futuras sobre los riesgos de los totalitarios. Oponentes políticos, pero también contra miembros del partido y ciudadanos anónimos, en una espiral de paranoia que marcó toda una generación.

El debate sobre la memoria: ¿justicia o manipulación?

El alcalde Frédéric Masquelier ha defendido que “es justo demostrar que el comunismo también ha llevado a cabo actos reprensibles”, insistiendo en la necesidad de recordar a todas las víctimas del siglo XX, sin distinción ideológica. Sin embargo, la comparación del comunismo con el nazismo, como “las dos grandes doctrinas totalitarias del siglo XX”, ha sido recibida con rechazo por gran parte de la izquierda francesa y por los historiadores que advierten contra la simplificación histórica.

El debate sobre cómo recordar el pasado sigue vivo. En Saint-Raphaël, la estela ya es mucho más que un monumento: se ha convertido en el epicentro de un argumento sobre la memoria, la justicia y la reconciliación. Un argumento que, hoy, el 24 de agosto de 2025, continúa dividiendo la sociedad francesa y reabriendo preguntas incómodas sobre el legado de los totalitarismos modernos.

Las calles de la ciudad, expectantes, esperan el resultado de una controversia que, lejos de salir, promete continuar hablando en los próximos meses.

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