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Enojo monumental para el muy pobre bombero forestal: cuando salvar la montaña conoce cenizas y pan duro

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No es el guión de una sátira, ni una anécdota de la barra: es la dura realidad de los bomberos del bosque en España durante uno de los veranos más difíciles de la última década.

Hoy, 19 de agosto de 2025, la indignación para los apituallamos de Paupérimos recibidos por aquellos que luchan contra las llamas han explotado en las redes sociales y los medios de comunicación.

Todo comenzó con la foto de un bombero de la Brigada Helitransportada de Vilamaior mostrando su almuerzo: un sándwich de queso con tortilla francesa, una pequeña botella de agua y una lata de refresco.

Un refrigerio que fue una pena.

La imagen, lejos de ser anecdótica, ha desatado un verdadero incendio.

Las redes sociales se han llenado de testimonios de profesionales que, después de días de hasta 21 horas, cuentan cómo sobreviven con un sándwich simple, a veces, no eso, y una botella de agua durante todo el día.

El asunto va mucho más allá del menú: los bomberos mismos subrayan que no exigen lujos, sino un suministro decente que les permite mantener el rendimiento físico y mental necesario para las tareas de alto riesgo.

Sánchez visita a Jarilla, los vecinos piensan: “Nos ha dejado a todos. Ahora ven a hacer el paripé”. ¿Realmente te compensas para que continúes gobernando de esta manera despótica?pic.twitter.com/udbkzrfu5t

– Sr.Liberal (@Srliberal) 19 de agosto de 2025

Días interminables y condiciones extremas

El verano de 2025 ha convertido a España en un Polvorín.

Más de 157,000 hectáreas arrasadas por Fire hacen de este año el tercero más devastador desde 2006.

En este contexto, los bomberos del bosque caducan los cambios imposibles. Hay quienes exceden las 20 horas con casi ningún descanso, durmiendo en esteras o directamente en el suelo, en condiciones de precariedad auténtica. El capataz de una pandilla puede ganar 18,000 euros al año y un peón menos de 16,500, con un peligro de solo 2.20 euros el tiempo efectivo. No es extraño, entonces, que la ira aumente cuando el único sustento de enfrentar tal desgaste es un refrigerio seco y agua, a menudo insuficiente.

La logística depende de cada comunidad autónoma, y las diferencias pueden ser abismales.

Hay equipos que pasan horas sin recibir comida, o que tienen que esperar hasta que el relé coma. Cuando el aprovisionamiento finalmente llega, no es raro que congelado o en mal estado.

En Castilla-La Mancha, por ejemplo, algunos bomberos han denunciado que solo tienen un equipo de protección individual (EPI), que debe reutilizarse sin lavar entre días, lo que aumenta los riesgos para la salud.

Los vecinos afectados por los incendios de Orense explotan contra el gobierno por abandonarlos:

“Esa es una mentira, para mí que Pedro Sánchez viene y me dice en mi maldita cara que ha enviado recursos”. pic.twitter.com/npfy3nst2z

– Alt Right España. 19 de agosto de 2025

El contraste: solidaridad ciudadana y deficiencias institucionales

Si bien las instituciones participan en debates sobre presupuestos y competencias, la sociedad civil responde con solidaridad. Desde Villablino, en León, un vecino ha pasado más de 15 horas preparando bocadillos para los bomberos, sin pedir un euro a cambio. “Lo importante es que comen bien, no nos importa el dinero”, dice, mientras dice que muchos no han demostrado morderse durante más de 15 horas. Han surgido iniciativas similares en Galicia, donde los voluntarios ofrecen alimentos, café y agua a brigadas y fuerzas de seguridad, y en otras regiones donde los restaurantes y los camiones de comida colaboran para que los héroes del monte puedan reponer la fuerza, incluso mínimamente.

La paradoja es flagrante: mientras los ciudadanos se dan la vuelta, los sindicatos denuncian la falta de medios, la escasez de personal y la mala planificación. En Castilla y León, la plantilla de peones de los bosques ha caído a la mitad, los helicópteros no funcionan y no están cubiertas las vacantes. En Madrid, el 80% de la operación cobra alrededor de 1.300 euros por mes y ha estado con salario congelado durante 15 años, sin peligro o protección peligrosa contra agentes cancerígenos. Todo esto en una de las obras más duras, peligrosas y necesarias de nuestro tiempo.

Mientras tanto, otros gastos … y la ira crece

La ira de los bomberos forestales no se debe solo a lo que reciben, sino también a lo que observan. “Los mismos que dicen que no hay medios para lidiar con el gasto en incendios en dietas, aparear y tabletas el dinero de nuestros impuestos”, lamers en foros y redes sociales. La crítica apunta directamente a la gestión política: mientras las operaciones de extinción funcionan hasta el límite, el presupuesto público se dispersa en artículos que tienen poco que ver con la emergencia climática o la protección del medio ambiente.

Es sorprendente que en el siglo XXI, con tecnología de los pies y campañas institucionales sobre la importancia de proteger los bosques, los profesionales que juegan la vida en la primera línea, literalmente, reciben “migajas” por su esfuerzo. La falta de estabilidad laboral es otro de los grandes problemas: en muchas comunidades, hasta el 40% de la fuerza laboral es temporal y va a la calle al final del verano, sin la opción de trabajar en prevención durante el invierno.

El lado más humano: anécdotas, curiosidades y un toque de humor

En más de una ocasión, los bomberos han improvisado las estufas en el medio de la montaña para calentar un café o descongelar sus bocadillos … con el riesgo de que alguien los convierta en la broma fácil: “¡Ten cuidado, no cause otro fuego!” Han compartido su pequeño almuerzo con zorros, jabalíes o perros, que parecen apreciar lo mismo que el valor de un buen sándwich, incluso si se trata de supervivencia. Se aseguran de que la mejor oferta sea siempre la que viene con una sonrisa y un “gracias, valiente”.

Quizás el día en que los bomberos de Forest reciben el mismo tratamiento y recursos que las grandes comilonas de las altas esferas, los incendios siguen siendo igualmente peligrosos, pero al menos la lucha contra el fuego sabrá un poco menos de pan duro e injusticia.

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