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El eco de la decisión del Tribunal Federal Supremo (STF) resuena este jueves 11 de septiembre de 2025 en todo Brasil y más allá de sus fronteras. Jair Bolsonaro, ex presidente y figura clave de la derecha latinoamericana, ha sido declarado culpable por su papel en la organización y la ejecución de un plan para revertir los resultados electorales que volvieron al poder a Luiz Inacio Lula da Silva. El fallo, que ya tiene una mayoría entre los jueces de STF, marca un hito sin precedentes en la reciente historia política del país.
Hoy, la condena de Bolsonaro se ha convertido en un símbolo del pulso entre las instituciones democráticas y aquellos que intentan subvertirlas. El proceso criminal no solo abarca al ex presidente, sino también un núcleo duro de colaboradores, incluidas las altas posiciones militares y ministeriales que estaban activas en lo que los magistrados han descrito como un “complot de golpe”.
Un juicio bajo la máxima expectativa
La sesión decisiva del STF – Prisionero esta semana – duró horas, alimentando una inusual tensión social y mediática incluso para los estándares brasileños. Con los votos ya emitidos por los jueces Alexandre de Moraes, Flávio Dino y Cármen Lúcia a favor de la condena, el resultado fue irreversible antes de incluso el voto final del Presidente del Tribunal, Cristiano Zanin. La mayoría necesaria para condenar a Bolsonaro fue asegurada después del posicionamiento público de Lucia Cármen este jueves.
El núcleo acusado incluye, además del ex presidente:
Alexandre Ramagem, ex director de la Agencia de Inteligencia Brasileña (Abin) Almir Garnier, ex Marinaanderson Torres, ex ministro de Justice Hellen Vicepresidenta de Bolsonaro
Las acusaciones contra ellos van desde intentos de abolición violenta del estado democrático, organización criminal armada y golpe de estado hasta los daños calificados para la herencia pública.
Antecedentes: erosión institucional y polarización
El contexto que ha llevado a este fallo se remonta al clima posterior a la elección después de que las elecciones generales brasileñas en 2022. La negativa sistemática de Bolsonaro a reconocer su derrota contra Lula da Silva dio alas a sus seguidores más radicales. El 8 de enero de 2023, miles de lugares institucionales agredidos en Brasilia, evocando escenas similares al asalto al Capitolio de los Estados Unidos en 2021.
Durante meses, la oficina del fiscal reunió pruebas sobre reuniones secretas, comunicaciones interceptadas y movimientos logísticos destinados a desestabilizar la transferencia legítima de poder. La colaboración ganadora del premio (Delation) del teniente coronel Mauro Cid contribuyó con detalles clave sobre la cadena jerárquica y las decisiones tomadas desde la parte superior del ejecutivo.
La acusación formal argumenta que hubo una organización criminal armada con el objetivo explícito de abolir violentamente al estado democrático y prevenir la inversión presidencial por medios ilegales. Esta narración fue validada por tres jueces STF, con solo una votación por la absolución parcial, consolidando así una fuerte interpretación judicial sobre los hechos.
Implicaciones políticas y sociales inmediatas
El fracaso contra Bolsonaro llega en un momento crítico para Brasil:
El país está inmerso en un ciclo electoral municipal donde la polarización continúa marcando la agenda pública. Diversos sectores conservadores consideran el proceso judicial como una “persecución política”, mientras que los movimientos progresivos celebran lo que ven como una defensa ejemplar de las instituciones democráticas. La oración afecta directamente figuras influyentes dentro y fuera del campo militar, con posibles ramificaciones sobre la estabilidad interna y las relaciones entre poderes.
El propio STF ha dejado en claro que la dosimetría todavía está definida, la duración concreta de las oraciones, pero las oraciones podrían alcanzar hasta 30 años de prisión para el principal responsable, incluido Bolsonaro. La jurisprudencia sentada con este caso será imprescindible para futuras causas relacionadas con los ataques contra el sistema democrático.
Proyecciones: ¿ruptura o consolidación institucional?
Los analistas internacionales están de acuerdo: este proceso judicial marca un antes y después en el sistema político brasileño.
Por un lado, puede servir como firewall para futuras tentaciones autoritarias. Por otro lado, existe un riesgo real de alimentar a las narrativas de los víctimas entre los sectores ultraconservadores. La reacción inmediata, la minoría pero la intensa reacción callejera, parece estar bajo control policial.
A nivel internacional, Brasil reafirma su compromiso con los principios democráticos y definitivamente se distanció, al menos de las instituciones, del ciclo populista que marcó una buena parte del continente durante la última década.
La convicción definitiva contra Jair Bolsonaro redefine no solo su futuro político sino también el papel que Brasil desempeñará como un poder regional. En palabras recientes recopiladas por los medios internacionales: “La democracia brasileña se ha resistido a su mayor evidencia en décadas”.
El resultado judicial se siente precedente: ninguna posición o influencia garantiza la impunidad contra los crímenes contra la democracia.