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A mediados de 2025, la política española ha sido sacudida por un nuevo terremoto de aquellos que no necesitan terremotos para causar grietas: el PSOE ha eliminado de su sitio web las biografías de los cargos elegidos en el 41 ° Congreso, justo después de que salió a la luz que Pilar Bernabé, delegado del gobierno en la comunidad valenciana, continuó presentando algunas universidades que nunca obtuvieron. En el mundo digital, Erase a menudo es más sospechoso que explicar, y la maniobra ha levantado un polvo tan denso como el calor de Madrid en julio.
La cronología es tan simple como reveladora: hasta ayer, Bernabé apareció en documentos oficiales del partido como un título en filología hispana y comunicación audiovisual de la Universidad de Valencia. La realidad, sin embargo, es que ni esos estudios terminaron ni nunca obtuvieron el título. Después de la revelación, la respuesta de la fiesta fue silenciosa pero contundente: biografías afuera, problema exterior. O eso creían.
Un “error de transcripción” difícil de digerir
El PSOE ha justificado el asunto como “un error de transcripción en la web”, alegando que en otros lugares no consistía en tal grado. El problema es que el sendero digital es menos efímero que un compromiso electoral, y hasta hace unas horas el sitio web del partido y los perfiles profesionales como LinkedIn recopilaron esos títulos. La explicación, lejos de calmar los espíritus, ha servido para poner más leña en el fuego de la sospecha.
Mientras tanto, Pilar Bernabé ha seguido defendiendo que todo fue un malentendido, pero la realidad es que no ha presentado la más mínima documentación que acredita esos títulos y, por supuesto, no ha renunciado o ha sido sancionado por la fiesta. La fiesta popular ha sido directa: “El delegado de la mentira”, ha bautizado a Bernabé, exigiendo explicaciones y, por supuesto, renuncia inmediata.
The Twenty of the Psoe: una colección de títulos imposibles
Pero el caso de Bernabé no es un episodio aislado. De hecho, parece que en la sede de Ferraz hay títulos más ficticios que en una papelería durante la graduación. Se han indicado al menos veinte posiciones socialistas para inflar, inventar o mentir directamente sobre sus trayectorias académicas en los últimos años. La lista es casi un álbum de cromos políticos:
José Manuel Franco, ex líder del Madrid PSOE y actual presidente del Consejo Deportivo Superior, se presentó como un título en matemáticas sin haber terminado la carrera. Ni tres cursos completos, ni profesor, ni nada similar. Patxi López, un portavoz socialista en el Congreso, llegó a aparecer como ingeniero industrial. En realidad, dejó la carrera después del primer año y nunca la terminó. White Pepper, ex ministro, se presentó como abogado sin tener el título de la ley. Carmen Montón, ex Minity Minity, fue la única que renunció después de descubrir que su maestría en estudios de género incluía sujetos aprobados sin estudiar y 58% de plagio en el trabajo final. Por supuesto, Sánchez respondió como embajador poco después. Narbonne Christina, durante años, Presidenta del PSOE, se autodefinió como médico en economía para una universidad italiana que ni siquiera emitió doctorados cuando estudió. Para más INRI, se convirtió en parte de un tribunal de tesis doctoral en 2016 sin tener el título, algo prohibido por las regulaciones españolas. PEDRO SÁNCHEZ: Su tesis doctoral ha estado bajo menos sospecha de plagiar.
La lista continúa con cargos menores y no tan menores que han convertido el “adorno curricular” en una tradición tan española como la siesta.
Meritocracia: el boomerang regresa a la izquierda
El caso de Noelia Núñez, diputada del PP que renunció después de reconocer que no había terminado sus estudios, ha servido como un espejo incómodo para el PSOE. Mientras los socialistas pidieron su cabeza por “ejemplaridad”, los populares han respondido con una batería de nombres propios y títulos dudosos en el banco socialista. El “y tú más” de la vida, pero con diplomas en lugar de sobres.
En caso de que hubiera una leña en el debate, la ex ministra Irene Montero salió a dar clases de meritocracia, solo para recibir un chaparrón de críticas que le recordaba que su propio acceso a posiciones de máxima responsabilidad no se basaba precisamente en un plan de estudios brillante, sino en “otras cualidades” menos académicas. “Es mejor no recordar cómo llegó a ministrar”, la popular diputada Noelia Núñez resumió la ironía después de su renuncia, en un ejercicio inusual de sinceridad política.
¿Eliminar para olvidar? El efecto Streisand y la credibilidad política
La reacción de PSOE, biografías aburridas en lugar de dar explicaciones o asumir responsabilidades, ha convertido un problema menor en una crisis de reputación de capital. El efecto Streisand es bien conocido: tratar de ocultar información solo sirve para multiplicar su difusión. Y en este caso, la maniobra ha causado que los medios y la oposición se centren en la falta de ejemplaridad de gran parte de la cúpula socialista.
La oposición requiere que, si la medida de medir es la renuncia de mentir en el plan de estudios, la coherencia debe ser la misma para todas las partes. Los ciudadanos, entre estupor y renuncia, ven cómo la política se convierte en un concurso de disfraces académicos. El PSOE, en lugar de dar un timón y una transparencia exigente, opta por el silencio administrativo: “Si no está en el sitio web, no existe”.
Curiosidades y datos de casos
El número de posiciones socialistas indicadas por currículo falsas ya excede los veinte, con perfiles de todos los niveles y responsabilidades. La “cuota revolucionaria” pagada por las altas posiciones del PSOE a la fiesta, el 10% de su salario, según algunas fuentes, no parece incluir capacitación en ética o transparencia. Dijo desde la vida pública. El sitio web del 41º Congreso de PSOE ha desaparecido sin dejar rastro, pero las capturas de pantalla ya están circulando como una reliquia digital en foros y redes sociales. El registro de duración que se encuentra en un plan de estudios lo sostiene, según algunas crónicas, Patxi López, quien desde 1987 nunca rectificó públicamente su perfil académico.
En resumen, la política española vive un verano de plan de estudios inflado, biografías eliminadas y una cierta nostalgia por los tiempos en que las controversias fueron por promesas incumplidas y no por títulos inventados. Al menos, en el sentido de que hay consenso: la ejemplaridad sigue siendo el tema pendiente … y, visto lo que se ha visto, tampoco parece que muchos lo han aprobado.









