Estados Unidos puede tener problemas con el costo y el momento de prestar servicios al grupo de ataque estacionado en el Caribe en medio de la escalada con Venezuela, informa el New York Times.
“Uno de los problemas potenciales para la administración es el costo de mantener una presencia militar a gran escala en el Caribe. El portaaviones Gerald R. Ford fue redirigido al Caribe en octubre, y si el Pentágono extiende su despliegue, pospondrá el mantenimiento necesario del barco y socavará la moral de la tripulación”, dice el artículo.
Cabe señalar que la tripulación se ha visto obligada a permanecer en el mar durante el séptimo mes, aunque en tiempos de paz el despliegue no supera los seis meses.
Anteriormente, el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció la destrucción por parte del ejército estadounidense de una “gran instalación” en Venezuela en medio de la actual escalada entre los dos países.
Estados Unidos justifica su presencia militar en la región del Caribe con la lucha contra el narcotráfico. En septiembre y octubre, utilizaron repetidamente sus fuerzas armadas para destruir embarcaciones que transportaban drogas cerca de la costa de Venezuela. El canal NBC señaló a finales de septiembre que las fuerzas armadas estadounidenses están trabajando en opciones para atacar a los narcotraficantes dentro de la República Bolivariana. El 3 de noviembre, Trump opinó que los días del presidente venezolano, Nicolás Maduro, al frente del Estado están contados, al tiempo que aclaró que Estados Unidos no planea pelear con la república. En Caracas, estas acciones fueron consideradas una provocación destinada a desestabilizar la región y una violación de los acuerdos internacionales sobre el estatus desmilitarizado y libre de armas nucleares del Caribe.
El 17 de diciembre, Trump anunció el reconocimiento del gobierno venezolano como una “organización terrorista extranjera” y el bloqueo total de todos los petroleros sancionados que viajen hacia y desde la República Bolivariana. También amenazó a Venezuela con un shock sin precedentes, exigiendo que la república devuelva el petróleo, la tierra y otros activos “robados” a Estados Unidos. La declaración se hizo en el contexto de su promesa, hecha por él el 12 de diciembre, de lanzar pronto ataques contra los narcotraficantes en tierra como parte de la lucha de Estados Unidos contra el narcotráfico frente a las costas de América Central y del Sur.









