¿Qué pasa si al final resulta que tenía razón?
¿Y que todos los que lo llamaban locos estaban en la luna?
En los últimos meses, la política comercial de los Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump ha dado un giro contundente hacia el proteccionismo.
Con la imposición de aranceles generalizados del 10% en todas las importaciones, e incluso tasas más altas para los sectores estratégicos, la administración Trump busca fortalecer la industria nacional y presionar a sus socios comerciales más importantes, como China y la Unión Europea.
Este enfoque, que el propio Trump llama “recíproco”, ha generado una ola de incertidumbre en los mercados internacionales y está reconfigurando las cadenas de suministro globales.
Para comprender la magnitud de este cambio, es suficiente señalar que los aranceles estadounidenses han alcanzado su nivel más alto desde la década de 1930, que se mantiene entre 14% y 17.8% en promedio, en comparación con el modesto 2.5% registrado antes de la llegada de Trump a la potencia.
El presidente justifica estas medidas como un escudo contra las prácticas comerciales injustas y un instrumento para revitalizar el empleo manufacturero en los Estados Unidos.
Efectos inmediatos: contenía inflación y recopilación de registros
Contra lo que muchos expertos anticiparon, los efectos inmediatos sobre la inflación en los Estados Unidos han sido menos graves de lo esperado. Aunque grandes empresas como Walmart han advertido los aumentos de precios en los productos básicos, una vez, calzado, los electrodomésticos, las cifras oficiales muestran que la inflación incluso disminuyó en el último mes analizado y la contratación laboral se mantuvo sólida hasta abril. Sin embargo, los economistas insisten en que el impacto total de estas tarifas aún no se refleja completamente en los indicadores macroeconómicos.
Según el laboratorio de presupuesto de Yale: el hogar promedio de los Estados Unidos podría aumentar hasta 2,800 dólares por año. Se estima un aumento del 15% en el calzado y el 14% en la ropa. El crecimiento económico se reduciría en 0.7 puntos porcentuales este año. La tasa de desempleo podría aumentar casi 0.4 puntos porcentuales.
Al mismo tiempo, los aranceles generan ingresos fiscales sin precedentes para el gobierno federal. En junio de 2025, el nivel mensual más alto de colección de aduanas se registró en la historia reciente del país, con estimaciones que varían entre 156,000 y 300,000 millones de dólares anuales si se mantiene el ritmo actual. Para una administración que busca equilibrar las cuentas públicas sin aumentar los impuestos directos a los ciudadanos, este mecanismo es especialmente atractivo.
Costos ocultos: viviendas vulnerables y compañías de exportación
Sin embargo, el éxito de esta colección tiene un respaldo preocupante. Los aranceles funcionan como un impuesto encubierto sobre las importaciones; Aunque su objetivo declarado es castigar a los exportadores extranjeros, en la práctica son consumidores y empresas estadounidenses que asumen una buena parte del costo adicional. El efecto está agravado entre los hogares con menores ingresos, que asignan una mayor proporción de su presupuesto a los bienes básicos importados.
La fundación fiscal proyecta una caída del 1.1% en el ingreso real del hogar real para 2026. Los hogares con ingresos más bajos pueden perder hasta $ 1,200 por año solo debido al efecto arancelario.
Además, los sectores que dependen del comercio internacional, como el automóvil, la agricultura y la tecnología, se enfrentan a represalias comerciales de Europa o China. Esto complica sus perspectivas de exportación y agrega volatilidad a los mercados ya tensión por la incertidumbre geopolítica.
Incertidumbre e impactos globales
La ola arancelaria estadounidense no solo afecta su economía nacional: constituye un “shock” negativo para todo el sistema comercial global. Según los expertos citados por BBVA Research, cada punto adicional en las tasas puede reducir tanto la actividad económica como la inversión internacional. El Banco Central Europeo ya ha revisado sus pronósticos para la eurozona debido al efecto combinado de estas políticas y las contramedidas anunciadas desde Bruselas.
Algunos ejemplos sobresalientes:
La UE ha amenazado con contramedidas si no se llega a un acuerdo arancelario antes del 1 de agosto. Las cadenas de valor global están sufriendo interrupciones que afectan a los componentes industriales a los productos de alimentos agrícolas. Los pares emergentes también sienten la presión contra posibles desviaciones comerciales y un mayor costo de vida.
Éxito o espejismo?
Para muchos votantes estadounidenses, aquellos en regiones industriales afectadas por décadas de reubicación, el mensaje es claro: Trump está cumpliendo su promesa de “poner primero los Estados Unidos” a través de políticas duras. El empleo de fabricación muestra algunas recuperación y sectores, como acero o aluminio, celebran nuevas inversiones.
Sin embargo, economistas como Ken Rogoff advierten que este aparente éxito podría ser efímero. El riesgo de recesión no es desechable si la subida de la tarifa persiste; Según algunos modelos, hay hasta un 50% de probabilidad de que Estados Unidos termine ingresando a la recesión si esta guerra comercial abierta continúa.
Entre las claves para comprender este fenómeno se destaca:
Imprevisibilidad: Trump anuncia y suspende las tasas casi semanalmente, generando desconfianza entre los inversores. Polarización política: mientras sus seguidores ven la fuerza de negociación, los críticos advierten sobre el daño estructural a largo plazo.
Perspectivas para España y Europa
En España, el impacto directo es moderado dado el menor peso relativo del comercio con Estados Unidos en comparación con otros socios europeos. Sin embargo, los sectores exportadores como los alimentos o el automóvil ya sienten cierta presión contra posibles caídas en órdenes o aumento de logística derivados del nuevo contexto arancelario. La Eurozona revisó su crecimiento esperado para 2025 y 2026 por este motivo.
Para Europa, estas tensiones reviven los debates sobre la autonomía estratégica y la diversificación comercial fuera del eje transatlántico.
En resumen, las tácticas tácticas impulsadas por Donald Trump han logrado alterar las reglas del juego económico mundial. Aunque Estados Unidos registra los beneficios fiscales inmediatos y un cierto rebote industrial, las dudas persisten sobre los costos sociales internos y los riesgos sistémicos para toda la economía global. El éxito, o el fracaso, dependerá tanto de la capacidad estadounidense para mantener estas políticas como de la reacción coordinada del resto del mundo.