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En política, la credibilidad es tan frágil como un vaso de vidrio en un mascletà.
El último ejemplo está firmado por Joan Baldoví, quien ha fallecido en solo 48 horas de presumir “Bachillerato en la Enseñanza” para recular y admitir que, en realidad, solo tiene la condición del diploma.
Hoy, 13 de agosto de 2025, el catalanista valenciano ha tenido que corregir su perfil institucional después de la controversia desatada por un error que podría parecer un disfraz simple … si no fuera porque en la política los detalles importan, y mucho.
El asunto explotó cuando varios medios digitales señalaron que Baldoví se presentó oficialmente como una categoría académica “con licencia”, no existente para estudios de enseñanza durante décadas. La biblioteca de los periódicos es implacable: ni antes ni después del plan de Bolonia ha existido en España un título específico en enseñanza, sino diplomaturas y, posteriormente, títulos universitarios.
Del diploma de posgrado (y regreso): el contexto académico
Para comprender los antecedentes, se debe revisar el contexto normativo:
Antes del Área Europea de Educación Superior (Plan de Bolonia), los estudios de enseñanza se tomaron como un diploma universitario. Después de la bolonia (implantada entre 2007 y 2010), las diplomaturas y los títulos desaparecieron como tales y fueron reemplazados por grados (generalmente 3 o 4 años). No hay oficialmente la categoría “Licenciatura en enseñanza” en ninguna universidad española. El título de calificación antes de Bolonia era el del diploma.
Por lo tanto, inflar el plan de estudios que atribuye un título en la enseñanza es como tratar de forzar un boleto de monopolio en un banco de España.
Efecto dominó: repercusiones políticas y de medios
La corrección pública del plan de estudios de Baldoví ha tenido varios derivados inmediatos:
Desgaste de reputación: para un político que supone ética y transparencia, la diapositiva académica mínima multiplica la erosión simbólica. Aún más, cuando su partido, Comprominar, ha hecho regeneración y atención institucional. La oposición mide sus fuerzas para ver hasta qué punto el episodio puede estirarse o si es conveniente pasarlo con la fe de Errata. Efecto de los medios de comunicación: el caso ha servido para reavivar un clásico del verano: el debate sobre los títulos inflados entre los políticos. Nadie está a salvo del archivo digital o del ojo de escrutinio de los medios: los errores pasados regresan como un boomerang cada vez más agudo.
¿Cómo podría suceder? Trampas de lenguaje curricular
No es la primera vez que un político cae en la tentación de “embellecer” su hoja de servicio académico. El problema suele ser confuso, a veces curiosamente, términos como diploma, grado o grado. Sin embargo, la administración universitaria y los tribunales mismos han advertido durante años:
Publique exactamente la denominación oficial del título obtenido. No recurra a las equivalencias caseras “La mía es como una licenciatura”. Ajuste si el plan académico o el nombre específico emitido por la Universidad es necesario.
Con estos criterios sobre la mesa, Baldoví no tenía espacio para justificar ese salto cualitativo.
El contexto valenciano: entre PP-VOX y Compromís
El momento no podría ser más delicado para los compromiso. Con el Generalitat bajo PP-VOX y el gobierno de los Compromisos tratando de mantener su papel como una voz alternativa progresiva y valenciana, se magnifica cualquier deslizamiento. La anécdota del plan de estudios se convierte en munición política:
Compromís intenta establecer rápidamente el episodio para proteger su marca.
Lo que dice Bolonia … y lo que dice la calle
El caso también sirve para actualizar algunas nociones básicas sobre los títulos universitarios actuales:
Título antiguo actual (Bolonia) Duración habitual de Magisteriodiplomaturado3 años (antiguo) Silicanciature + Master4-5 años no hay en la enseñanza.
Ni antes ni después del cambio normativo hay una posible licencia para atribuir un título superior al obtenido.
Curiosidades sobre otros casos similares … y el verano moral
La política española está llena de episodios similares: desde Masters Ghost hasta cursos acelerados. De vez en cuando surge un caso que recuerda a los políticos la importancia (y el peligro) de presumir más allá del boletín oficial. A veces, una rectificación rápida es suficiente; Otros, el daño se registra a fuego lento.
Como hecho curioso, en algunos parlamentos autónomos ya existen procedimientos específicos para verificar los títulos académicos incluso para asumir el cargo. Quizás ha llegado el momento de aplicar ese mismo celo también a los perfiles digitales … aunque eso implicaría revisar más planes de estudio que los registros universitarios durante septiembre.
Mientras tanto, los memes sobre “Diplomas con Pedigrí” ya están circulando con las redes sociales. Y a mediados de agosto, cualquier resbalón político puede ser, con algo de burla, el tema de la estrella del Beach Bar.