Ni el cambio climático ni la leche en el vinagre.
Los pítolos de tres a la habitación y una negligencia en el campo de la inversión para prevenir incendios han sido el cóctel diabólico para que España queme prácticamente los cuatro lados.
Hoy, 13 de agosto de 2025, la Crónica Nacional está marcada por una ola de incendios forestales que barre miles de hectáreas, alrededor de 40,000, multiplica las evacuaciones y pone a controlar los servicios de emergencia.
La noticia del arresto de cuatro personas supuestamente relacionadas con los incendios en tres canciones (Madrid), Ávila y Granada han agregado un nuevo elemento de alarma a una temporada ya abrumada.
Mientras las llamas avanzan, el país asiste a una cascada de imágenes: desalojos masivos, columnas de humo que cubren el horizonte y el voluntariado civil y militar que trabaja en trabajo a destajo. En lugares como Los Médulas (León), la joya arqueológica y la herencia de la UNESCO, la amenaza de llamas movilizó a cientos de tropas y forzó el desalojo de vecinos y turistas. El 80% del perímetro del fuego de Yeres ya está controlado, pero la tensión persiste.
Arrestos y sospechas: el perfil del pirófomano, bajo la lupa
En la última semana, la Guardia Civil ha intensificado la vigilancia e investigación, con un resultado que ha sacudido la opinión pública: cuatro detenidos vinculados a los focos de Madrid, Ávila y Granada. Entre ellos, el caso de un trabajador de extinción arrestado como el supuesto autor del incendio que calcinó a 2.200 hectáreas en la provincia de Ávila. Según las primeras indicaciones, las motivaciones del sospechoso podrían estar relacionadas con los intereses laborales, un giro tan inquietante como de costumbre en la casuistry of Forest Fires.
La ley española contempla sentencias de hasta 20 años de prisión por aquellos que causan incendios con peligro para las personas, además de grandes multas. El fiscal general del estado recuerda que, aunque la mayoría de los incendios tienen su origen en negligencia, el número de incendios intencionales sigue siendo preocupante. En 2023, más de 400 personas fueron arrestadas o investigadas por delitos de este tipo.
Orense, tasa y el mapa de incendios: geografías en alerta
El fuego no entiende las fronteras. Galicia, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía comparten el drama de los incendios, con episodios especialmente críticos en orenso y tarifa. En la provincia gallega, el incendio Chandrexa de Queixa ha devastado más de 3.500 hectáreas, con dos bomberos heridos en las tareas de extinción y la colaboración de la unidad de emergencia militar. En la tasa, el viento de elevación y las altas temperaturas han complicado la situación, hasta el punto de que las autoridades han llegado a “fundar sospechas” de intencionalidad en uno de los incendios recientes.
La situación ha alcanzado tal medida que el chef José Andrés se movió para distribuir bocadillos entre equipos de emergencia, valorando el trabajo de quienes luchan de día y noche contra el fuego.
Un país que quema: cifras y consecuencias
Más de 69,000 hectáreas calcinadas en lo que va del año, excediendo el promedio de los últimos 18 años para estas fechas. En agosto, la superficie quemada ya excede la totalidad del año anterior: casi 60,000 hectáreas se apresuraron en los primeros ocho meses. Millas de personas evacuadas en León, Zamora, Las Médulas y otras áreas especialmente castigadas por las llamas. En León.
El impacto ecológico y económico es incalculable: áreas de alto valor natural, hábitats destruidos y recursos forestales comprometidos durante años. Los servicios públicos, desde la unidad de emergencia militar hasta los cuerpos autónomos de los bomberos, agregan esfuerzos para contener una situación que amenaza con repetir cada verano si no se abordan las causas de los antecedentes.
El debate político: gestión, baja inversión y abandono rural
El contexto político tampoco está a un lado. El propio presidente del gobierno, Pedro Sánchez, ha declarado en las redes sociales que la evolución de los incendios continúa y agradeció el esfuerzo de los equipos de emergencia. Sin embargo, las voces expertas advierten que la raíz del problema va más allá de la meteorología: el abandono rural, la falta de prevención y la acumulación de combustible vegetal son factores que, agregados al cambio climático, hacen que el verano español sea un polvorín.
Pero lo más sorprendente es el último informe del Tribunal de Cuentas de la Unión Europea, que ha revelado la estrategia del Gobierno de Pedro Sánchez: España gasta hasta 500 millones de euros menos que Grecia y Portugal en la prevención de incendios forestales.
El documento, publicado en junio y realizado públicamente en las últimas horas, indica que el ejecutivo español apenas ha asignado 221 millones de euros de fondos europeos a medidas preventivas, en comparación con 615 millones de Portugal y 837 millones de Grecia. En otras palabras, por cada 100 euros invertidos por estos países mediterráneos, España solo pone 26 sobre la mesa. Todo esto a pesar del riesgo de incendios grandes es similar o incluso más alto en nuestro país.
La política de prevención, en cuestión
El informe europeo no solo subraya la escasez de fondos, sino también las deficiencias en la gestión y el enfoque de los proyectos financiados. España continúa asignando la mayor parte de las inversiones solo a áreas de riesgo medio-alto, lo que limita el alcance de la ayuda y deja áreas igualmente vulnerables. Los auditores comunitarios advierten sobre la falta de continuidad en las tareas de compensación, la creación de firewalls y el mantenimiento de la infraestructura, lo que compromete la efectividad de las medidas a largo plazo.