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En el sur de China, la palabra “Chikungunya” -Dde Swajili Origin y que significa “el que los caballos” se colocó en las conversaciones diarias con la misma preocupación generada por la Covid-19 en sus inicios.
Desde junio de 2025, la provincia de Guangdong, con un epicentro en la ciudad de Foshan, ha registrado más de 8,000 casos confirmados de este virus transmitido por mosquitos, según datos de organizaciones internacionales y autoridades saludables chinas. El brote, el mejor documentado en el país, ha hecho que las autoridades chinas muestren un arsenal de medidas que recuerdan, en sustancia y forma, a los días más difíciles de la pandemia del coronavirus.
Los residentes de Foshan han visto cómo los drones rodean el cielo en busca de charcos y ollas con agua estancada, ideal algunos para el temido mosquito Aedes, mientras que los equipos de inspección visitan las casas de Puerta por puerta.
La vigilancia es ferroviaria: de multas por no eliminar las posibles focos de larvas a la desinfección masiva de vecindarios enteros y la obligación de registrar el nombre real al comprar medicamentos para fiebre.
¿Suena familiar? Sí, la sombra de “Zero Covid” planea esta nueva crisis.
Pero, además, China ha agregado ingredientes inesperados al cóctel: las larvas devoradoras e incluso los “mosquitos caníbales”, los namitos modificados que se alimentan de las larvas de sus pares, son parte del escuadrón biológico desplegado para frenar la expansión del virus.
Chikungunya: un viejo conocido en nuevos territorios
El virus Chikungunya no es un recién llegado a la ciencia. Identificado por primera vez en Tanzania en 1952, ha protagonizado brotes cada vez más frecuentes en las últimas décadas, especialmente en regiones tropicales y subtropicales. Sin embargo, el escenario chino no se publica debido a su magnitud y velocidad de propagación: la enfermedad, que rara vez es mortal, causa fiebre alta, erupciones y dolor en las articulaciones tan intensas que obliga a los pacientes a “cazar”, de ahí su nombre.
La particularidad del brote en Guangdong radica en varios factores:
Condiciones climáticas extremas: las fuertes lluvias y las altas temperaturas tienen granjas de mosquitos multiplicadas. Movimiento global: el aumento en los viajes internacionales ha favorecido la entrada y la difusión del virus en la región. Clima climático: el calentamiento global expande el rango geográfico del mosquito Aedes, vector del virus, hacia áreas anteriores de este riesgo.
De hecho, el virus ya ha cruzado el estrecho de Taiwán, donde se ha detectado el primer caso importado de China, que ha aumentado la alerta de salud en la región y ha provocado controles fronterizos.
Estrategias de contención: ciencia, tecnología y disciplina social
Las autoridades chinas han rescatado del tronco de la Covid-19 su manual de respuesta rápida, pero han agregado un toque de innovación científica. La implementación incluye:
Los drones equipados con cámaras y sistemas de fumigación, que ubican y eliminan los focos de cría de mosquitos en áreas de acceso difíciles. “Elefante” y “caníbales”: especies modificadas para competir o devorar las larvas de los Aedes tradicionales, reduciendo así la población transmisora. Pimientos insectívoros: lanzado en estanques y canales públicos para eliminar las larvas de mosquitos antes de llegar antes de la fase adulta. Inspección ciudadana y campas de vigilancia: los vecinos reciben advertencias y sanciones si no colaboran en la eliminación de aguas estancadas o rechazan las inspecciones sanitarias. Selectivo cuántos: los pacientes con síntomas compatibles se aislan hasta que se descartan la infección, con monitoreo clínico y prueba específica.
No faltan las controversias: algunos ciudadanos han protestado por la intrusión en sus hogares o la obligación de las muestras de sangre, recordando el desgaste social generado por las restricciones contra los coóvidos. Sin embargo, la percepción general es que el miedo a una nueva pandemia pesa más que la incomodidad de las inspecciones.
El contexto global: enfermedades, pandemias y la era de los virus de los viajeros
Este brote de Chikungunya es parte de una tendencia preocupante: la expansión global de las enfermedades transmitidas por vectores. En 2025, la figura mundial de las infecciones de Chikungunya ha superado las 240,000, con más de 90 muertes y brotes locales en países como Francia, Italia, Brasil o México. El aumento de las temperaturas y las fuertes lluvias ha favorecido la proliferación del mosquito Aedes en áreas donde no sobrevivió.
Los expertos advierten que el cambio climático, junto con la urbanización acelerada y los desplazamientos internacionales, configura un escenario ideal para la apariencia y la reaparición de virus que, hasta hace poco, parecían exóticos o confinados a otras latitudes. La historia reciente nos recuerda: Zika en América, dengue en Europa y ahora Chikungunya en China.
El desafío no es solo salud, sino también social y científico. Estrategias de control clásicas (insecticidas, campañas de limpieza, educación ciudadana) deben combinarse con tecnologías de vanguardia y vigilancia epidemiológica constante. La pandemia Covid-19 ha dejado una valiosa lección: solo una respuesta coordinada y basada en la evidencia puede detener la propagación de nuevas amenazas en el tiempo.
Curiosidades científicas y anécdotas del brote chino
No todo es drama y alarma en la lucha contra Chikungunya. El brote en China ha dejado un rastro de historias curiosas y datos sorprendentes:
El nombre “Chikungunya” proviene del idioma makonde de Tanzania y significa “doblado por el dolor”, una descripción literal del estado de aquellos que sufren la enfermedad. El uso de “mosquitos caníbales” no es ciencia ficción: se trata de liberar especímenes masculinos estériles o larvívoros que compiten por los recursos y ayudan a reducir la población vectorial sin recurrir a productos químicos. Es famoso por ser la cuna del legendario Bruce Lee y por sus fábricas de cerámica, pero ahora también se debe a sus innovadoras estrategias de control de mosquitos. El despliegue de drones para inspeccionar los balcones ha dado lugar a memes y bromas en las redes sociales: algunos vecinos los han bautizado como “los paparazzi de la salud pública”. Concursos entre vecindarios para ver quién elimina más granjas de mosquitos. La fiebre para la ciencia ha crecido: las búsquedas en Internet en el ciclo de vida del mosquito Aedes y la diferencia entre Chikungunya y el dengue se han disparado en los portales chinos.
En un momento en que los virus viajan más rápido que nunca, y los recuerdos de la pandemia Covid-19 todavía pesan en la memoria colectiva, la ciencia y la cooperación social se presentan como la mejor defensa. Y, aunque Chikungunya rara vez es mortal, su irrupción en China nos recuerda, con una pizca de humor y otro respeto, que la naturaleza siempre tiene letras inesperadas debajo de la manga.