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La tensión entre Bruselas y Moscú ha dado un salto inesperado este domingo, cuando el avión que transfirió a Ursula von der Leyen, presidente de la Comisión Europea, fue víctima de un ataque de interferencia electrónica que desactivó todos los sistemas de navegación GPS durante su enfoque de Plovdiv, en Bulgaria. La tripulación, privada de cualquier ayuda digital, tuvo que recurrir a mapas en papel para ejecutar el aterrizaje, en un episodio que subraya el alcance y la sofisticación de las tácticas de guerra electrónica rusa.
La noticia, avanzada el lunes por el Financial Times y confirmada por fuentes comunitarias, destaca la vulnerabilidad del tráfico aéreo europeo antes de una escalada de la guerra electrónica en el continente. “Podemos confirmar que hubo interferencia en el GPS, pero el avión aterrizó sin incidentes”, admitió la portavoz de la comunidad Arianna Podestà, mientras que la investigación avanza para determinar el origen exacto del ataque.
Hoy, 1 de septiembre de 2025, el evento ha generado una ola de preocupación en Bruselas y entre los países fronterizos con Rusia. Von der Leyen se dirigió a Bulgaria como parte de un recorrido por los Estados miembros de la UE en la frontera oriental, con el objetivo de fortalecer la cooperación militar y la seguridad contra el aumento de las amenazas híbridas de Moscú.
Un episodio que marca un antes y después
El ataque ocurrió durante el acercamiento al aeropuerto de Plovdiv. El avión, de Varsovia, perdió el acceso por completo a la navegación por satélite. La tripulación voló el área durante aproximadamente una hora antes de decidir un aterrizaje manual solo con mapas analógicos. No se registraron heridas o daños por material, pero el incidente se ha considerado una advertencia directa para la UE.
Las autoridades bulgaras y europeas investigan el incidente como una “operación de interferencia rusa”, en línea con el patrón de guerra electrónica que Moscú ha desplegado en las áreas bálticas y fronterizas con Ucrania desde el comienzo de la invasión en febrero de 2022. Figura clave de la política europea.
Contexto y antecedentes: Rusia y guerra electrónica
La interferencia del GPS y la suplantación de las señales se han convertido en tácticas comunes en el Arsenal ruso. La OTAN y la Agencia Europea de Seguridad Aérea han advertido repetidamente sobre el peligro que estas operaciones representan para la aviación civil y militar, especialmente en Europa del Este.
Según la Autoridad de Tráfico Aéreo de Bulgaria, desde el comienzo del conflicto en Ucrania, ha habido un aumento notable en los casos de interferencia y suplantación de GPS en la región. El embajador de Finlandia en España, Sari Rautio, advirtió recientemente: “Nadie está a salvo”, lo que subraya el impacto potencial para la seguridad aérea y la estabilidad europea.
Von der Leyen, quien ha mantenido un discurso firme contra el Kremlin, estaba en plena campaña para fortalecer la defensa europea. Después del incidente, la Comisión Europea describió a Sabotage como un “intento intimidante” que solo fortalecerá la determinación de la UE contra las amenazas rusas.
Implicaciones para la seguridad europea
El incidente ha puesto sobre la mesa la necesidad urgente de:
Revise y actualice los protocolos de seguridad aérea en la UE. Fomentar la inversión en sistemas de navegación alternativos y resistencia a la guerra electrónica. Intensificar la cooperación entre los Estados miembros en inteligencia y defensa. Aviación civil Allega de la necesidad de estar preparado antes de la eventual pérdida de sistemas electrónicos.
El presidente continuó su agenda en Lituania, visitando la frontera con Bielorrusia, en un claro gesto de que la presión rusa no alterará el compromiso europeo con la seguridad en la región.
Escenarios de evolución
La guerra electrónica y los ataques híbridos de Rusia se consolidan como una amenaza directa para la infraestructura crítica europea. Los expertos advierten que incidentes como Plovdiv podrían repetirse o escalar en la gravedad, incluso afectando los vuelos civiles o las misiones humanitarias.
La respuesta de la UE será clave en las próximas semanas. Se esperan anuncios de nuevas medidas de protección y coordinación entre Bruselas y la OTAN para proteger las rutas aéreas, especialmente en los corredores más expuestos al alcance de las capacidades rusas.
El mensaje dejado por el incidente es claro: la seguridad europea debe adaptarse a una nueva realidad en la que las fronteras digitales y físicas están borrosas, y donde la disuasión requiere no solo músculo militar, sino también la resistencia tecnológica y la unidad política.
La imagen de Ursula von der Leyen descendiendo en Bulgaria guiada solo por mapas en papel ilustra en qué medida la guerra a la sombra de la tecnología puede alterar la normalidad en Europa. El desafío para el continente, a partir de ahora, será saber cómo anticipar el próximo movimiento de un Kremlin decidido a apretar el pulso con Occidente.