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Alfonso Rojo: “El centro deportivo de Jumilla, el Islam y la cortina de humo del gobierno de Sánchez”

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Jumilla siempre fue conocido por su vino, pero durante unos días no se ha detenido en las noticias de las cadenas del régimen y no precisamente por la calidad de su rojo.

El problemático gobierno Sánchez, quien en el día en que un nuevo escándalo de corrupción no detiene los trenes, ha sugerido que investiga para determinar si constituye el “crimen de odio” la decisión del Ayuntamiento de la ciudad de Murcia de dedicar exclusivamente su sala deportiva a las actividades deportivas.

No para oraciones masivas durante la celebración de festividades musulmanas como el final del Ramadán y la fiesta de cordero.

Según los medios de comunicación ‘Pedrete’, que se han activado al unísono a medida que ha llegado la Orden Moncloa, la medida aprobada con los votos de los 10 concejales del PP y el de Vox- es una limitación xenófoba de los derechos de culto y libertad religiosa de la islámica de la ciudad.

En Jumilla, que tiene 27,000 habitantes, hay alrededor de 2,000 musulmanes, muchos de ellos trabajadores de campo.

El gobierno del esposo de Begoña y sus cultivos periodísticos es claramente una ‘cortina de humo’, pero lo haríamos si nos tomamos de puntillas.

Y no solo porque una velocidad tan oficial contrasta con la lentitud e indiferencia exasperantes con la que reaccionan a la persecución del español en Cataluña, la exaltación de los terroristas en el país vasco u ofensas a la religión católica.

España es un país oficialmente engramado, que protege la libertad de culto, que respalda igualmente la celebración de cuántos ritos tienen las diferentes religiones. Y es una regla de la ley occidental, basada en la igualdad, la ilustración, las leyes y costumbres más avanzadas que la humanidad ha inscrito sin duda.

Puedes ser musulmán y celebrarlo públicamente, por supuesto, pero nunca a expensas de ser demócrata, pacífico y respetuoso con el código moral, legal y cultural, que nos define, de lo que debemos estar orgullosos.

No se admiten excepciones. Y no solo por razones de identidad, que también, sino porque la defensa de la libertad e igualdad no es negociable.

Creo que la decisión que VOX y PP en Jumilla ya han hecho una propuesta, que está en el aire, pero pocos políticos formulan en voz alta: si desea vivir en España, debe hacer un esfuerzo para aceptar sus valores y costumbres.

Ore a quien quiera, pero tenga en cuenta que no se esfuerza por ser ‘español’ para chupar subsidios y disfrutar de la salud gratuita.

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