En este mundo trumpiano de posverdad, aparentemente nada puede detener una carrera política. Unos cuantos años en una cárcel de Sydney allá por la década de 1990 ciertamente no lograron hacer mella en el ascenso de Thammanat Prompao a una posición de poder e influencia en Tailandia.
Ahora el ex convicto por drogas es candidato a primer ministro.
Thammanat Prompao es un electroimán político: genera controversia pero nada parece mantenerse. Crédito: Facebook
Cuando ingresó por primera vez al gabinete en 2019, Thammanat se puso de pie y trató de acallar los rumores sobre un antiguo arresto en Sydney diciendo que simplemente lo atraparon en el lugar equivocado en el momento equivocado. Retó a los periodistas a comprobar los registros judiciales.
Lo hicimos. Thammanat, entonces conocido bajo la primera de las cuatro identidades por las que ha pasado, había entrado en contacto con delincuentes mientras estaba en el ejército tailandés y se unió a sus negocios civiles. Ayudó a planificar el envío de 3,2 kilogramos de heroína desde Bangkok, voló a Sydney cuando la mula desapareció y luego trasladó un paquete al otro lado de la ciudad hasta Bondi cuando la policía apareció.
“No importé, produje ni traficaba heroína”, dijo a los medios. Técnicamente correcto, aunque engañoso: se declaró culpable de conspiración para importar una cantidad comercial de heroína, fue encarcelado durante cuatro años y deportado al salir de la prisión de Parklea.
Cumplió su condena por el crimen y eso podría haber sido todo. Thammanat cambió su nombre repetidamente, saltó de escándalo en escándalo, amasó una fortuna y creó un feudo político mientras intentaba ocultar su crimen.
Después de que se supo la verdad, amenazó con 100 demandas (ninguna llegó) y capeó el escándalo. Utilizó la excusa de que se encontraba en un “alojamiento patrocinado por el Estado” y dijo al Parlamento que lo habían sorprendido con harina, lo que provocó oprobio, memes y bromas en los escenarios de protesta a su costa. Para ser justos, la policía cambió el clorhidrato de heroína con una pureza del 74 por ciento por otra sustancia.
Que mintiera sobre su pasado criminal tampoco le perjudicó políticamente. A pesar de que sus oponentes llevaron el caso ante el tribunal más alto de Tailandia, se dictaminó que su crimen internacional no era un obstáculo para alcanzar altos cargos políticos. No importa que las drogas fueran importadas a Australia desde algún lugar.
