Teherán-En un editorial reciente, Arman-e-EMROOZ abordó un aspecto crucial pero a menudo pasado por alto de la disuasión nacional en medio de tensiones regionales crecientes y la confrontación continua, directa o indirecta, entre Irán e Israel.
Si bien se presta mucha atención a la fuerza militar, la capacidad de misiles, las maniobras geopolíticas y las alianzas regionales, otro poderoso disuasorio se encuentra más cerca de casa: la satisfacción y la confianza de las personas. La disuasión no se limita solo al armamento o la estrategia, también se desarrolla en las mentes y la moral de la población. La historia muestra constantemente que las naciones unidas por la solidaridad y la confianza en su liderazgo demuestran una mayor resistencia en tiempos de crisis. La satisfacción pública, que se manifiesta como una aceptación generalizada de la legitimidad de las políticas de defensa de un gobierno, fomenta la unidad y la fuerza nacional. A medida que Irán navega por uno de los períodos geopolíticos más sensibles en su historia reciente, no se puede exagerar la importancia de una población comprometida, esperanzadora y económicamente segura. Ninguna estrategia militar o militar ofrece tanta seguridad duradera como una ciudadanía que cree en la dirección de su país. Con este fin, la revitalización económica, la lucha contra la corrupción y la reconstrucción de la confianza pública no son simplemente preocupaciones domésticas, sino que son imperativos estratégicos. Estos pilares son vitales tanto para la cohesión nacional como para reforzar la posición de Irán en negociaciones con poderes externos.
Khorasan: Irán en Crossroads de aprovechar las oportunidades o repetir políticas comerciales pasadas
En un análisis reciente, Khorasan examinó la persistente lucha de Irán para aprovechar el vasto potencial económico ofrecido por sus vecinos del Golfo Persa. Durante la última década, las relaciones comerciales de Irán con los estados miembros del Consejo de Cooperación del Golfo Persa se han mantenido limitados, un resultado que no puede simplemente atribuirse a las fluctuaciones comerciales naturales o la dinámica del mercado. Los obstáculos estructurales, incluida la infraestructura subdesarrollada y un sector privado mal equipados para satisfacer las demandas específicas de los mercados regionales, han ampliado significativamente la brecha comercial entre Irán y estos países. Estos factores reflejan las deficiencias sistémicas en lugar de las limitaciones circunstanciales. A pesar de su proximidad geográfica y los lazos culturales con la región, Irán aún no ha asegurado una participación significativa en los mercados en auge del Golfo Pérsico. Esta oportunidad perdida no solo representa una pérdida en el valor económico, sino que también dificulta el posicionamiento estratégico más amplio del país en la región. Para revertir esta tendencia, Irán debe priorizar las reformas económicas pragmáticas, invertir en infraestructura comercial y cultivar un sector privado más competitivo y receptivo. De lo contrario, corre el riesgo de permanecer al margen de uno de los corredores económicos más dinámicos del mundo. Mientras Turquía, India y China están ampliando su influencia económica en la región, Irán todavía está involucrado en repetir el comercio con uno o dos socios en la región del Golfo Persa. Si se adopta un nuevo enfoque a nivel de gobernanza para diversificarse, facilitar la infraestructura y redefinir las relaciones con los vecinos, se espera que la mayor parte de la oportunidad del Golfo Pérsico se restablezca en proporción a su peso geográfico y cultural.
Shargh: Desde levantar sanciones hasta la compensación de daños y el techo de enriquecimiento
En un artículo reciente, Shargh exploró la postura de Irán de regresar a las negociaciones nucleares con Estados Unidos, en medio de un telón de fondo de tensiones crecientes y diplomacia estancada. Las conversaciones, que avanzaron en Omán, ahora se encuentran latentes, eclipsadas por confrontaciones militares contra Irán y una profunda desconfianza. La especulación está creciendo sobre la posibilidad de un diálogo renovado, pero Teherán ha dejado en claro que no volverá a ingresar a las negociaciones sin condiciones previas concretas. Estos incluyen el levantamiento completo de las sanciones, un límite definido en el enriquecimiento de uranio y la compensación por el daño causado por los ataques militares. Estas demandas reflejan un cambio importante en el tono, indicando que Irán busca más que gestos simbólicos. Quiere garantías verificables de que se respeten sus derechos nucleares. El debate actual se extiende mucho más allá de los detalles técnicos, como los recuentos de centrífugas. En juego está la credibilidad de la diplomacia misma, realizada bajo la inminente amenaza de fuerza. Mientras Washington presiona para un rápido regreso a las conversaciones, Teherán insiste en que se debe llegar a un acuerdo en igualdad de condiciones, no con una parte que sostiene una pistola en la mesa. Esta postura condicional señala que Irán permanece abierto a la negociación, pero solo uno basado en el reconocimiento mutuo, la responsabilidad y la seguridad.
Siasat-e-rooz: deberíamos mantenernos fuertes
En su editorial, Siasat-e-Rooz enfatiza la importancia de proyectar un poder fuerte y autorizado después de una guerra de 12 días que involucra a Irán. Escribió: Israel, Estados Unidos y varias naciones europeas entraron en una guerra desigual contra Irán. Finalmente, Estados Unidos pidió un alto el fuego. Existe un sentido predominante de orgullo nacional dentro de Irán sobre la guerra. La gente vio la actuación de Irán como una victoria a pesar de la extensa propaganda y la guerra psicológica por parte de los adversarios. Este triunfo fomentó la confianza pública en el poder defensivo de Irán. Sin embargo, cualquier discusión sobre las negociaciones con los Estados Unidos carece de credibilidad política, ya que Trump sigue afirmando haber destruido la infraestructura nuclear de Irán. En tal entorno, la justificación de las futuras conversaciones es cuestionada. Si tales afirmaciones fueran ciertas, sugiere, no quedaría nada que negociar. La falta de lenguaje y acción asertivos solo envalentona a los adversarios para exigir la presentación a cambio de concesiones. Cuando no hablamos con fuerza, envalentonará a Trump decir: “¡Si Irán escucha como Siria, levantaré las sanciones!”