“Las herramientas actuales de evaluación del ciclo de vida, incluida la huella ambiental del producto de la UE, pasan por alto los beneficios ambientales de granjas de lana bien administradas, como el secuestro de carbono en el suelo y la vegetación, así como los servicios de ecosistemas, como plantar cinturones de refugios y mantener la biodiversidad”, dijo.
