Tu viaje matutino. Un viaje rápido a la tienda. Recogiendo a los niños después de la escuela. Estas rápidas unidades cotidianas deben ser muy fáciles. Con demasiada frecuencia, terminan en tragedia.
A principios de este mes, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carreteras proyectó que casi 40,000 personas murieron en las carreteras de Estados Unidos en 2024. Ese número no es solo trágico; Es un fracaso de la política. Y la dura realidad es que la mayoría de esos accidentes se podían prevenir con un mejor diseño, mejores datos y mejores decisiones.
Durante generaciones, Estados Unidos se ha acercado a la seguridad vial con una mentalidad reactiva: espere las muertes y luego arregle el camino. Esa estrategia de “choque primero, arreglar más tarde” nos ha dejado con carreteras construidas para la velocidad y la expansión, no la seguridad y la sostenibilidad.
Es hora de que pasemos de la reacción a la prevención. Necesitamos dejar de mirar en el espejo retrovisor cuando se trata de seguridad, y comenzar a ver el riesgo antes de que se convierta en tragedia. Decenas de miles de vidas dependen de ello.
Afortunadamente, ya tenemos las herramientas para hacerlo mejor. Millones de estadounidenses interactúan con ellos todos los días. Ahora, es hora de que esas herramientas transformemos cómo planificamos, financian y construimos las carreteras de Estados Unidos.
Todos los días, millones de usuarios de la carretera interactúan con señales de tráfico inteligentes, aplicación de velocidad adaptativa, telemática y sensores digitales. Estas innovaciones no solo hacen que los viajes sean más eficientes: en silencio recolectan ideas valiosas y en tiempo real que pueden identificar el riesgo de infraestructura antes de que los ataques de la tragedia.
Estos datos, anónimos, agregados e increíblemente poderosos, pueden decirnos dónde los conductores se golpean en sus frenos, girando a altas velocidades o navegando con frecuencia en las intersecciones confusas. Estos patrones revelan fallas de diseño que podemos solucionar, y no con megaproyectos de lunarshot, sino con soluciones de bajo costo y de alto impacto. Las rotondas, la mejor señalización, los carriles reconfigurados o la aplicación específica pueden maximizar la seguridad a un precio modesto.
Los beneficios de este enfoque se extienden mucho más allá de la seguridad. Las carreteras más inteligentes promueven la eficiencia económica. Los portadores de carga pueden evitar corredores de alto riesgo o altos de retraso. Los operadores de transporte público pueden mejorar el enrutamiento y el tiempo de los autobuses. Las flotas comerciales se pueden enviar de manera más eficiente.
Cuando los funcionarios de transporte estatales y locales (ingenieros, planificadores, funcionarios de aplicación de la ley y seguridad pública) pueden acceder a estas herramientas, pueden abordar de manera proactiva a los corredores de alto riesgo, reducir los retrasos y priorizar los dólares de infraestructura financiados por los contribuyentes estadounidenses donde harán lo más bueno. Varias agencias de transporte ya están viendo los resultados.
En el estado de Washington, los funcionarios se han asociado con el sector privado para convertir el video de tráfico crudo en inteligencia que salvan vidas. El programa de análisis de video hacia Vision Zero utiliza IA para analizar casi las misiones en las intersecciones, capturando datos sobre el exceso de velocidad, el frenado duro y los conflictos de peatones. Esa información ahora guía cambios de diseño que evitan los bloqueos antes de que ocurran.
En Carolina del Norte, la iniciativa NC Vision Zero está utilizando análisis predictivos y datos de comportamiento del controlador para marcar áreas propensas a accidentes antes de que ocurran accidentes fatales. Al combinar el mapeo de accidentes de alta resolución con datos casi falsos, los funcionarios han podido implementar intervenciones de bajo costo y de alto impacto, como una mejor iluminación, una señalización más clara y una restricción de carril, sin esperar a que la tragedia se ataque.
Ahora es el momento de que el liderazgo federal fuerte traiga la estrategia de seguridad vial de Estados Unidos al siglo XXI. La coalición que diría está reuniendo a defensores de la seguridad, tecnólogos y líderes públicos para modernizar cómo invertimos en seguridad vial. Nuestro objetivo es simple: empodera a las agencias de transporte de Estados Unidos con mejores datos, mejores herramientas y mejores resultados.
Hemos visto lo que los datos y el análisis pueden hacer en finanzas, atención médica y energía. Los sistemas de transporte de Estados Unidos no deben quedarse atrás. Con un fuerte liderazgo del Congreso, colaboración intersectorial y marcos de políticas que promueven inversiones inteligentes, podemos llevar estas herramientas de vanguardia a cada comunidad.
Dejemos de tratar las muertes de la carretera como un costo inevitable de movilidad. Dejemos de pedirle a nuestros amigos, familias y constituyentes que paguen ese precio antes de actuar. Es hora de construir carreteras que prioricen la seguridad desde el principio: salvar vidas, mejorar el rendimiento y hacer que la infraestructura de Estados Unidos funcione mejor para todos.
Porque 40,000 muertes al año no es solo una estadística, es un llamado a la acción.
Andrew Rogers es Director Ejecutivo de Modern Analytics for Roadway Safety.