La deuda pública total de Nigeria ha aumentado a N149.38 billones en el primer trimestre de 2025, lo que refleja un aumento de N4.72 billones de los N144.67 billones registrados a fines de 2024, según la Oficina de Gestión de la Deuda (DMO).
Esto marca un aumento del 3.3 por ciento en la carga de la deuda del país, que comprende obligaciones nacionales y externas de los gobiernos federales y estatales, incluido el Territorio Federal de Capital (FCT).
Un desglose de las cifras muestra que la deuda interna representaba N78.75 billones ($ 51.2 mil millones), mientras que la deuda externa era de N70.63 billones ($ 45.9 mil millones).
El gobierno federal continuó asumir la mayor parte de los préstamos domésticos, que aumentó a N74.88 billones en el primer trimestre de 2025, en comparación con N70.40 billones en el cuarto anterior.
En contraste, las deudas internos debidas por los 36 estados y el FCT disminuyeron ligeramente a N3.86 billones en marzo de 2025, en comparación con N3.96 billones en diciembre de 2024.
A pesar de las crecientes acciones de deuda total, las cifras anteriores habían sugerido el progreso en la reducción de la deuda a nivel subnacional.
Un informe del 17 de mayo de la Agencia Nacional de Orientación (NOA) reveló que entre junio de 2023 y diciembre de 2024, las deudas nacionales de los gobiernos estatales y el FCT cayeron significativamente de N5.82 billones a N3.97 billones, una reducción de N1.85 billones.
Esto se atribuyó en gran medida al aumento de los desembolsos del Comité de Asignación de Cuentas de la Federación (FAAC).
Los analistas advierten que, si bien los esfuerzos subnacionales para reducir la deuda interna son encomiables, el aumento persistente en los préstamos del gobierno federal continúa aumentando la presión sobre la sostenibilidad fiscal del país.
La DMO ha expresado repetidamente las preocupaciones sobre las crecientes obligaciones de servicio de la deuda de Nigeria, pidiendo una mejor generación de ingresos, disciplina fiscal y transparencia en la gestión de los recursos públicos.
A medida que el gobierno lidia con la inflación, la inestabilidad de Naira y el crecimiento económico lento, el perfil de la deuda de hinchazón puede limitar aún más las inversiones de capital y la financiación del desarrollo, especialmente en sectores críticos como la salud, la educación y la infraestructura.
Las partes interesadas han seguido instando al gobierno federal a priorizar las reformas estructurales que pueden estimular los ingresos no petroleros, al tiempo que garantizan que los fondos prestados se usen juiciosamente para fines productivos.