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Alineación estratégica: Relaciones económicas de Irán-China en Shadow of SCO

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Teheran: la relación económica entre Irán y China es una narrativa convincente de los lazos antiguos que se reforzan en una asociación estratégica moderna. Arraigado en milenios de intercambio cultural y comercial a lo largo de la histórica Ruta de la Seda, esta relación ha entrado en una nueva fase dinámica en las últimas décadas. Impulsada por cambios geopolíticos y necesidades económicas complementarias, la asociación floreciente ahora se está institucionalizando y acelerando, con la reciente membresía de Irán en la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO) que actúa como un poderoso catalizador para una integración más profunda.

La base de esta asociación moderna es un comercio robusto. China ha sido constantemente el principal socio comercial de Irán en general y su socio no petrolero líder, un testimonio de los diversos y crecientes vínculos comerciales más allá del sector energético. Este vínculo económico se ha fortificado a través de la diplomacia de alto nivel, sobre todo el “acuerdo de asociación estratégica de 25 años” firmado en 2021. Esta hoja de ruta integral prevé una profunda cooperación entre energía, infraestructura y seguridad, lo que indica un compromiso a largo plazo que trasciende los ciclos políticos. Este acuerdo proporciona un marco estable para las asociaciones de múltiples sectores que ahora están floreciendo.

Un impulsor clave de este crecimiento es el compromiso vigoroso del sector privado de Irán. Numerosas delegaciones comerciales iraníes han visitado varias provincias chinas y exposiciones internacionales, como la China International Impo Expo (CIIE). Estas visitas no son simplemente simbólicas; Son misiones estratégicas para identificar oportunidades de inversión específicas, facilitar los intercambios financieros y construir relaciones directas de empresa a empresa. Esta diplomacia comercial de base es esencial para traducir acuerdos de alto nivel en proyectos tangibles y comercio diversificado.

Los objetivos económicos internos de Irán, como se describe en su séptimo plan nacional de desarrollo, se unen perfectamente con este compromiso externo. El plan enfatiza explícitamente la modernización industrial y atrae capital y tecnología extranjeros. Irán tiene como objetivo actualizar sus industrias fundamentales, desde automotriz y textiles hasta productos farmacéuticos y equipos médicos, y reconoce que esta transformación se puede lograr de manera más rápida y efectiva con una superpotencia industrial global como China como socio.

Esta alineación de los objetivos se ha cristalizado en cuatro prioridades estratégicas clave para Irán en la expansión de sus lazos económicos con China. Primero es la transferencia de tecnología y la inversión conjunta. Irán ofrece un gran mercado, una fuerza laboral joven y calificada, y costos altamente competitivos, presentando una oportunidad atractiva para que las empresas chinas establezcan líneas de producción y accedan a mercados más amplios en el oeste de Asia y Asia Central. A cambio, Irán busca la destreza tecnológica para subir la cadena de valor. El segundo está aumentando el comercio de bienes de alto valor agregado. Si bien el comercio actual a menudo se ponderó hacia las materias primas, Irán está ansioso por exportar más bienes procesados, productos terminados y productos especializados al mercado chino.

La tercera estrategia es la producción conjunta a través de la coinversión. Con este fin, Irán promete un entorno legal seguro con garantías para la repatriación de capital y ganancias, junto con incentivos especiales para la inversión industrial extranjera. El cuarto pilar es el acceso al mercado mutuo. Irán cree que sus bienes son adecuados para los consumidores chinos y que la coinversión puede crear productos tanto para los mercados internos como para la exportación a terceros países, lo que hace que la relación comercial sea más profunda y más sostenible. Estas estrategias son particularmente relevantes en el desarrollo de infraestructura, donde se necesitan experiencia en ferrocarriles, carreteras y puertos de proyectos portuarios, y en la minería, donde las vastas y sin explotar reservas de hierro, cobre, aluminio y tierras raras de Irán representan una frontera para el desarrollo bilateral y el crecimiento de la exportación.

La adhesión de Irán a la membresía total en la SCO en 2023 amplifica profundamente estas estrategias. Como miembro, Irán ya no es un observador sino un jugador central en un bloque que representa una porción significativa del PIB, la población y los recursos energéticos del mundo. La membresía de SCO proporciona a Irán una plataforma política y económica crucial para profundizar su compromiso con China, sin pasar por el aislamiento impuesto por las sanciones occidentales. Dentro del marco SCO, Irán puede abogar de manera más efectiva por sus cuatro estrategias clave, integrarse en proyectos de conectividad regional como la Iniciativa Belt and Road de China (BRI) y mejorar la cooperación de seguridad que, a su vez, crea un entorno más estable para la inversión.

En última instancia, la relación Irán-China se basa en más que un mero interés transaccional. Como a menudo señalan los funcionarios iraníes, China ha apoyado a Irán durante los tiempos estables y turbulentos, fomentando un fuerte vínculo emocional entre los dos pueblos. Este depósito de buena voluntad, combinado con antiguos lazos históricos, proporciona una base duradera para una asociación que es cada vez más estratégica, institucionalizada y con visión de futuro. A medida que Irán aprovecha su membresía SCO para integrarse aún más en la arquitectura económica euroasiática, su relación con China está preparada para convertirse en una característica definitoria del paisaje geopolítico y económico de la región, realmente encarnando el espíritu de una nueva carretera de seda.

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