Un odio no correspondido | Perfil

¿Todos conocemos historias de amor no correspondido, pero de odio? De odio no correspondido? Quizás estoy exagerando. No creo que desde Chile hacia Argentina hay odio. Además, no me gusta hablar en esos términos, que finalmente se refieren a todo tipo de chovinismos, al nacionalismo, el patrioticismo vacío. Pero digo que, en el fútbol asuntos, la relación de Chile con Argentina es casi opuesta a la de Argentina con Chile.
Para Chile, jugar contra Argentina se vive como un clásico. Llega a leer los periódicos chilenos de los días previos a los partidos con Argentina para ver cómo se siente esa fiesta allí, la expectativa con la que se espera. Por el contrario, Argentina jugando contra Chile genera poco menos que indiferencia. A lo sumo, cuando juegas en Santiago, como el jueves pasado, en Argentina hay bastante del clima hostil que puede ser, sobre ciertos riesgos de violencia o desbordamientos, pero no mucho más que eso.
Lo que voy a escribir es la evidencia más obvia del mundo: para Argentina, su rival clásico es Brasil. Son ellos quienes son respetados (incluso temidos) y celebrados con Garbo cuando se ganan. En un lugar secundario, contra Uruguay, el clásico del Río de la Plata, también tiene una gran tradición. Los otros partidos de los clasificatorios no mueven demasiado el amperímetro. Es cierto que las dos finales que Chile venció a Argentina, en la era más oscura de Messi en el equipo nacional, le dieron a Chile ciertas ímfulas. Pero entonces todo volvió a la normalidad: Chile no ha vencido a Argentina durante años.
Estos no les gustan los autoritarios
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Y así se jugó el juego del otro día. Para Chile, como final. Para Argentina, como procedimiento. Solo que Chile, con su generación dorada (que venció a Argentina) ya se retira o sale, no está en condiciones de jugar finales. Antes del final, lo que vivían los fanáticos de Chile era un clima final de ciclo. Argentina, con un equipo bastante recogido por suspensiones, lesiones y cansancio, jugó una buena primera mitad y sufrió un poco en el segundo. Si Chile hubiera atado, no habría sido injusto. Pero la diferencia en la jerarquía entre ellos fue impactante.
Argentina logró el objetivo en tres toques, de la defensa del ataque, muy rápidamente, con absoluta precisión y una resolución de Julián Álvarez llena de sutileza. Bueno, Balerdi en su segundo juego como titular, dejando limpio desde abajo y sobrio en la marca. También Almada hasta que se cansó. Paul, en una posición extraña para él, cumplió hasta que también se cansó. Dray Martínez tomó un par de bolas y dio la seguridad habitual. Messi, quien entró en la segunda mitad, corrió, tuvo dificultades para cambiar el ritmo (algo que le costará cada vez más) y puso un par de pases de gol desde lejos, como las largas puñidas quirúrgicas, que no eran un objetivo, especialmente el de Simeone, por razones incomprensibles, casi como un blooper the of Cholo’s hijo.
El tema de Mastantuono permanece. Seguramente lo venden por docenas de millones de dólares al Real Madrid y debutaron en la selección a los 17 años y al pico. Todo eso vale la pena hacer un tiro libre a Boca. No es pequeño.