La muerte de Guillermo Bustamante en una estación de servicio de Córdoba continúa generando conmoción y sospechas sobre la acción policial. Mientras que la esposa de la víctima señaló contra la policía que participó en la operación. El Ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, dijo que el caso será investigado a fondo y que no se tolerará ninguna cobertura.
“Hemos puesto todos los recursos y trabajos de investigación para que la justicia determine la verdad. No hay lugar para el ocultamiento y mucho menos para cubrir hechos de esta naturaleza. Si hubo una acción indebida, actuará firmemente y severidad”, dijo Quinteros en una breve entrevista con el perfil de Córdoba.
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El fiscal Guillermo González avanza en la investigación y se espera noticias durante este martes, incluidas posibles imputaciones o arrestos. Según fuentes judiciales, entre 12 y 14 oficiales de policía participaron en la operación, aunque aún intentan determinar cuántos estaban directamente involucrados en el incidente que terminó la vida de Guillermo Bustamante.
La oficina del fiscal analiza videos de cámaras de seguridad y testimonios registrados por testigos, mientras que los resultados complementarios de la autopsia están esperando establecer la causa exacta de la muerte. También se investiga si Bustamante había consumido narcóticos.
El fiscal González tiene que determinar si hubo excesos en la operación o si la muerte fue el producto de un accidente.
Versiones enfrentadas
La esposa de la víctima, Agustina Escortini, denunció que su esposo fue golpeado por las tropas: “Pusieron al patrullero entre cuatro o cinco policías mientras él gritaba que se sentía mal. Les dije que me iban a matar, pero ignoraron”, le dijo a El Twelve.
En contraste, la policía argumenta que el procedimiento era “correcto” y que Bustamante estaba en un “estado agresivo”. El comisionado principal Cristian Barrios dijo que el hombre “se descompensó” después de luchar con los agentes.
La familia de Bustamante, padre de dos hijos, se convirtió en demandante y su abogado, Carlos Nayi, describió el hecho como “un caso muy grave de violencia institucional”.