Kylian Mbappé y Novak Djokovic son figuras emblemáticas en el deporte global, cada uno destacando en su campo con logros y talento extraordinarios. Sin embargo, aunque ambos siguen siendo relevantes hoy en día, sus trayectorias e ingresos muestran las marcadas diferencias entre el fútbol de élite europeo y el tenis profesional.
Mbappé, presente y futuro en el Real Madrid
Desde que se unió al Real Madrid En 2024, Kylian Mbappé ha demostrado no solo ser un talento sobresaliente en el campo, sino también un gigante financiero fuera de él. Según Capology, su contrato actual garantiza un salario bruto anual de aproximadamente 31.25 millones de euros, equivalente a más de 33 millones de dólares, esto sin agregar primas o incentivos que podrían aumentar sus beneficios totales superiores a los 36 millones de dólares.
Con solo 25 años, Mbappé es el emblema de la nueva era del fútbol, respaldado por prestigiosas marcas como Nike, Oakley y Dior. Su salario no solo muestra su nivel de juego, sino también el tamaño comercial y la estructura financiera de uno de los clubes más prestigiosos del planeta.
Novak Djokovic, el rey del tenis con un modelo diferente
En contraste, Novak Djokovic continúa marcando un hito en el tenis global con sus 24 Grand Slams y más de 180 millones de dólares acumulados en premios durante su trayectoria. Sin embargo, el modelo financiero del tenis es muy diferente del fútbol.
En 2024, Djokovic ganó aproximadamente 11.2 millones de dólares en premios, la cantidad más alta del circuito ATP en esa temporada. Además de sus contratos publicitarios con marcas como Lacoste, ASICS y Head, su ingreso anual se estima en aproximadamente 25 millones, según Forbes.
A los 37 años, Djokovic continúa siendo una figura predominante; Sin embargo, la naturaleza individual del tenis restringe los ingresos constantes y la estabilidad financiera proporcionada por las principales ligas deportivas.
Dos mundos diferentes
Mbappé y Djokovic simbolizan dos mundos diferentes. Uno es parte de una empresa en todo el mundo y multifacética que atrae a miles de millones, mientras que el segundo es un atleta destacado en un deporte individual con un sistema financiero considerablemente más humilde.
Dos caminos, dos carreras exitosas, pero también dos realidades económicas que marcan la diferencia.









