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Mariano Cúeo Libarona: “Los espacios que fueron para programas ideológicos ahora serán para combatir la inseguridad”

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El Ministerio de Justicia formalizó el miércoles la transferencia de un edificio de 5,000 metros cuadrados dentro de la antigua propiedad de ESMA para instalar oficinas para fiscales federales. El anuncio ocurrió en el contexto de la inminente implementación del Código Federal de Procedimiento Penal en la ciudad autónoma de Buenos Aires, programada para el 11 de agosto. Las noticias se compartieron en la cuenta X del Ministerio de Justicia de la Nación.

El ministro Mariano Cúino Libarona defendió la medida como una reorganización eficiente de los recursos. “Los espacios que se usaron anteriormente para programas ideológicos ahora servirán para combatir la inseguridad”, dijo. En línea con el discurso oficial de “reducir el estado”, el titular de la cartera enfatizó que la decisión no implica un artículo presupuestario adicional.

Sin embargo, el gesto no pasó desapercibido. Históricamente, la antigua ESMA ha señalado como uno de los principales sitios de memoria del país y su renuncia a fines administrativos reveló las críticas. El edificio transferido tiene tres niveles, 20 oficinas privadas, capacidad para más de 300 empleos, auditorio, comedor, estacionamiento y se reacondicionará para la operación del nuevo sistema de acusación federal.

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Entre eficiencia y peso simbólico

Del ministerio afirmaron que es una redistribución de los espacios existentes. Pero el punto de conflicto no es presupuestario. La ESMA alberga múltiples espacios dedicados a actividades educativas, culturales y de derechos humanos, construidos como parte del proceso de memoria, verdad y justicia iniciada después de la dictadura. La instalación de oficinas judiciales, sin consultar con organizaciones especializadas o debate institucional, generó incomodidad en sectores vinculados a la memoria histórica.

Los referentes del sector advirtieron que la medida podría sentar un precedente arriesgado. “Convertir un espacio de memoria en la sede administrativa, sin consenso o guardias, es un claro signo de desarticulación simbólica”, dijeron especialistas. La crítica no apunta a la implementación del nuevo sistema judicial, reconocido en el campo legal, sino a la forma en que se ejecutan las decisiones que alteran los sentidos construidos colectivamente.

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Una reforma judicial con efectos políticos

La transferencia del edificio se presentó como parte de un paquete de medidas dirigidas a la implementación del sistema acusatorio. Durante este año, según el Ministerio de Justicia, más de 800 agentes judiciales fueron capacitados en 12 provincias. La intención oficial es brindar apoyo técnico al nuevo modelo para trabajar desde el primer día.

Sin embargo, el fondo no se agota en la mejora procesal. La implementación del sistema en la ciudad de Buenos Aires coincide con una narrativa oficial que busca mostrar resultados tangibles en la seguridad y la gestión. “Vamos a poner prisioneros a los delincuentes”, dijo el Secretario de Justicia, Sebastián Amerio, alineado con el eslogan del ejecutivo.

Sin embargo, la medida expone la tensión entre los objetivos de eficiencia institucional y el respeto por los espacios de memoria. La Exsma, reconocida como tal por la ley, sigue siendo un símbolo de los delitos estatales, y cualquier modificación en su uso requiere, para muchos, no solo los criterios administrativos, sino también políticos y éticos.

DCQ/ml