Los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola finalizan los detalles de la apelación que presentarán al Tribunal Oral número 2 con el que buscan impugnar la prisión de la Cámara otorgada al ex vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner, quien comenzó a pasar hace diez días.
Los acusadores públicos tienen hasta mediados de la próxima semana para consignar la apelación de que los jueces analizarán a Jorge Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Andrés Basso y que eventualmente elevará a la Cámara de Casación Federal para tener la última palabra.
Aunque desde la oficina del fiscal se manejan con un hermetismo absoluto y completo sobre los argumentos con los que apuntan a objetar el arresto domiciliario de Cristina, el perfil podría reconstruir de las fuentes de la causa de que Luciani y Mola señalarían que el exvice Presidente debe cumplir la penalización de seis años de prisión por la administración fraudulenta en un establecimiento de prisión.
Estos no les gustan los autoritarios
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La negativa de ambos fiscales se fundaría dentro del marco de que la privación de la libertad bajo la modalidad del arresto domiciliario es un poder de los jueces, y que no tiene que otorgarlo. Es decir, es una excepción cuya concesión no debe admitirse automáticamente, pero su aceptación o rechazo debe decidir sobre la razonabilidad. En otras palabras, el domiciliario es una alternativa a la cárcel y no un derecho.
En ese momento, la defensa de Cristina Fernández argumentaba razones de edad y seguridad para reclamar el beneficio. El ex presidente tiene 72 años y, según la norma, de los años 70, cualquier persona con una penalización privada cuenta con un grado de vulnerabilidad y puede solicitarlo, en paralelo, los abogados invocaron su condición de ex presidente y que fue víctima de un ataque durante el ejercicio de sus funciones.
Según esas instalaciones, los abogados advirtieron dos cosas, la primera, que el alojamiento de Cristina en una prisión no es compatible con los requisitos de seguridad que deben estar garantizados debido a su condición de estado estatal con custodia, ya que no puede cumplir su función de seguridad dentro de una penalización y que los roles de confidencialidad y protocolo no pueden ser transferidos al servicio penitental federal. El segundo, que no podrá acceder a espacios comunes intramurosos o compartirlos con otros reclusos y menos estar bajo supervisión continua.
Sin embargo, la oficina del fiscal podría señalar que la defensa no invocó razones humanitarias para justificar la concesión de dicha medida. Además, Luciani y Mola pueden usar, como ejemplo argumentativo, el caso del ex Secretario de Transporte Ricardo Jaime, quien después de probar la edad crónica y evolutiva y los efectos de la salud, el mismo tribunal rechazó el domiciliario en el caso debido a la tragedia de una vez en sostener que “la morigión prevista no es automática”. Además, marcar la ausencia de motivos humanitarios para afirmar que la prisión sobre él implicaba un tratamiento indigno.
Otra de las cosas que los fiscales señalarían es el inconveniente del discurso de Cristina debido a que se describió como una provocación de Patricia Bullrich.
La decisión de los fiscales estará en manos de la Cámara IV de la Cámara Federal de Casación Criminal compuesta por jueces Mariano Borinsky, Gustavo Hornos y Diego Barroetaveña que dirigirán al fiscal de ese caso, Mario Villar, de quien se le otorgó a sostener lo que Diego Luciani y Sergio Mola propondrán.
Finalmente, existen altas probabilidades de que el reclamo de fiscales por el domiciliaria sea tratado en la audiencia establecida para el próximo lunes 7 de julio por la apelación donde se atenderá la objeción de la defensa que busca evitar la autorización judicial para aquellos que visitan Cristina en casa. A esto también se podría agregar el reciente desafío de los abogados del ex presidente del uso del tobillo electrónico.
Para concentrar todo, los camarógrafos de la sala IV de la que Cristina buscó sacar a dos de ellos de ellos, argumentando que se reunieron con Mauricio Macri en el quinto de Olivos durante su presidencia, tendrán cinco días para resolver si contienen las disposiciones de TOF 2 u ordenan medidas más restrictivas.