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Los dólares y las empresas no se quedan: el Iasal advierte por el costo argentino

El freno sobre la recuperación económica registrada en marzo marcó un punto de inflexión para el Iasal, Instituto de Investigación de la Fundación Mediterránea. Si hasta entonces el rebote económico se había consolidado, desde ese momento se evidenció un nuevo desafío: no es suficiente para estabilizarse, ahora es necesario competir.

Durante un desayuno con periodistas, el presidente de Ieral, Osvaldo Giordano, explicó que “la política económica actual no genera nuevos problemas, sino que deja a las personas mayores”. Entre ellos, una en particular las preocupaciones: baja competitividad sistémica. En su análisis, este déficit hoy representa el mayor obstáculo para mantener la recuperación y, sobre todo, para mejorar el empleo, los salarios reales y la rentabilidad de las empresas.

Los datos son elocuentes. En marzo, se cortó una racha de 10 meses de crecimiento intermensal desestacionalizado. El revés fue del 1.8%, lo que para el Instituto marca un nuevo ciclo: “Lo que se perdió, pero la economía entró en una meseta, y en ese contexto la competitividad se convierte en el factor decisivo”, dijo Giordano.

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El Ieral anticipa que la inflación continuará disminuyendo y que el gobierno alcanzará las elecciones con ese logro en su crédito. Pero advierte que, sin reformas estructurales (fiscal, trabajo, pensión) y sin mejoras urgentes en la productividad, la apertura comercial puede acentuar los desequilibrios.

Dos señales ya encendieron luces rojas. El primero es el turismo de transmisión, que este año dejaría un saldo negativo de 10,000 millones de dólares. “El sector muestra lo que sucede cuando los precios internos se desconectan del mundo: los argentinos viajan más afuera que nunca”, dijo Marcos Cohen Arazi, economista del Ieral.

La segunda alarma suena con Brasil. Las importaciones del país vecino crecieron un 50% en lo que va del año, mientras que las exportaciones se plancharon. El déficit bilateral, que ya se proyectó para cerrar en $ 5,000 millones, ahora podría ser aún mayor.

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Giordano tenía claro: “Las empresas saben que deben ser más eficientes. La única salida duradera no es devaluada, sino para ganar en competitividad”. Dentro de ese marco, señaló que los tiempos políticos y económicos no están alineados, y que si bien las reformas se negocian, los sectores productivos ya enfrentan la realidad del mercado global.

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