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Las invisibles de la seguridad de Buenos Aires

En Argentina, cuando se habla de seguridad, se hace desde una visión lejos del léxico y el análisis que ocurre en Europa y América del Norte. Conceptos como el “sector de seguridad del estado” (en inglés, sector de seguridad) y “aplicación de la ley”.

La seguridad aquí está cubierta desde una perspectiva muy rudimentaria, reducida a presupuestos, número de patrulleros, video y otras cámaras operativas, dejando de lado todo lo que es estructural y gravitacional para encontrar soluciones que satisfagan con éxito las expectativas de la sociedad; Ya es el estado nacional o cualquiera de los estados subnacionales del país.

Este fracaso se agrava cuando la seguridad se cubre de la ley penal o procesal con soluciones que se proponen de la legislativa, fallando una y otra vez. Aquí la discusión pasa por lo ideológico y se vuelve estéril, porque el enfoque de la acción política siempre termina en lo superficial y nunca estructural; Eso es lo que las cosas realmente van a cambiar.

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Then, no one (neither academics nor politicians) addresses the problem from its depth: from the corrections that in the province of Buenos Aires pass through the territorial design of the municipal jurisdictions, the imperfectly unitary format of the provincial Executive Power, the territorial design of the jurisdictions of the Provincial Judiciary, the Napoleonic design of the largest police force of the entire western hemisphere and the model of aplicación de la aplicación. Es importante tratar cuando desea enfrentar el problema de seguridad de Buenos Aires de un marco técnico de acuerdo con el enfoque dado a este tema en el mundo.

Y aquí surge un tema crucial que el politólogo Samuel Huntington puso evidencia académica, hoy indiscutible y paradigmática: el control civil (político y ciudadano) en una fuerza armada, una fuerza policial o un fiscal y un juez, dependiendo del modelo de aplicación de la ley y el modelo de administración que este estado proporciona para mantener la paz y el orden.

En la provincia de Buenos Aires, ¿cómo es ese control sobre la policía, los fiscales y los jueces? El político es total, mientras que el ciudadano no es existente. Entonces, ¿será este uno de los temas más importantes a considerar para encontrar una solución efectiva?

De hecho, sí, porque cuando aparecen casos rimbombantes que impactan la opinión pública, se desnuda que en el campo geográfico, donde tienen lugar los hechos, las personas no saben a quién están interviniendo los actores del estado (jueces, fiscales y comisionados). Luego, el enfoque siempre se coloca en el vínculo más débil y en él toda la furia contenida por la impotencia ciudadana que se acumula hasta tal punto se desata en la policía; Es decir, en el asistente de los responsables de aplicar la ley, dejando estos ocultos. Son los invisibles.

Sin lugar a dudas, el principal invisible es el Fiscal General de la Provincia, Julio Conte Grand, y aquellos responsables del Ministerio de Política Penal, Coordinación Fiscal e Instrucción Penal que dependen de él. Si tomamos, por ejemplo, el Partido de Moreno (una jurisdicción municipal dentro del Departamento Judicial de Moreno y el General Rodríguez) y si un caso explota allí, el Fiscal General, Lucas Oyhanarte; UFI 1 agentes fiscales, Leandro Ventricelli; de la UFI 2, Carina Saucedo; de Ufi 3, Luisa Pontecorvo; del UFI 4, Federico Dreamora; de Ufi 7, Gabriel Lorenzo; de Ufi 8, Gabriela Urrutia; de la UFI 6, especializada en penalización juvenil, Alejandra Piqué; del UFI 5, especializado en violencia de género, familia y usurpaciones, Emiliano Buscaglia, y los jueces del Tribunal de Garantías 1, Adriana Alicia Julián; de la Corte de Garantías 2, Gabriel Alberto Castro; del Tribunal Correccional 1, Mariano Jorge Fernando Almanza; Desde el Tribunal Correccional 2, Pablo Alberto Bonini, y el Tribunal de Garantías de la Young 1, Mirta Liliana Guarino, son invisibles para las personas (según corresponda su intervención) y toda la exposición pública se encuentra en el Ministro de Seguridad de la Provincia y en algunas autoridades policiales del distrito que terminan siendo el fusible para detonarse.

Cuando los medios de comunicación cesa, los invisibles continúan así porque son parte de esa generalidad que oculta todo: “justicia”, manteniéndolos desconocidos para aquellos que tienen que servir aplicando la ley en oportunidades y de manera efectiva.

Hecho que no sucede porque son propuestos, designados, controlados y revocados por la política sin ninguna participación ciudadana objetivo local, porque ese control “Huntingtoniano” es imposible con este modelo actual y con la duración de las posiciones que tienen los jueces y fiscales provinciales, que no tienen suficientes y fuertes incentivos alineados con los intereses de la sociedad del distrito donde tienen un asiento.

Cambiar esta situación requiere una reforma constitucional que modifique el sector de seguridad en el marco de un cambio muy profundo en el estado provincial. No es fácil. Es una cuestión de poder. De su reconfiguración a favor de los ciudadanos para lograr incentivos efectivos para la aplicación de la ley que desean. Esta es la única ruta de solución real que debe considerarse a Buenos Aires. No es lo que se escucha de la política para el concurso electoral que se acerca.

*Ingeniero, Maestro en Defensa Nacional.

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