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La trama oscura detrás de una muerte a fin de año: “Ella era una actriz de su propio dolor”

Luciana Torres tenía 35 años, dos niños pequeños de siete y diez años, y muchas razones para vivir. El lunes 30 de diciembre de 2024, fue encontrado sin vida en el baño de su departamento, en el centro de Santiago del Estero. La escena, a primera vista, sugirió suicidio: una cuerda en el cuello, su cuerpo en Snoop, el gancho de la toalla como punto de soporte. Luciana no solo no tenía razón para quitarse la vida, ninguna señal de ella había dado señales, sino que las horas después de su muerte descubrieron una historia desconocida para su familia: fue víctima de violencia de género, pero por miedo o modestia había decidido inventar u esconder los golpes que había recibido en las últimas semanas.

Su hermana Mónica fue la que comenzó el camino de la reconstrucción de los hechos, una búsqueda cruzada por el dolor, la desconfianza y la necesidad de saber qué sucedió. “Mi hermana fue encontrada sin vida el lunes 30 de diciembre. Tuvo que buscar a sus hijos en la casa de mi hermano y no llegó. Cuando entran al apartamento, mi hermano, en sucesión de negligencia”, le dice a Perfil.

Lo primero que llamó la atención de la familia fue la ausencia del fiscal de servicio, que no apareció en la escena. Más tarde, cuando se realizó la primera autopsia, el informe habló de mixtos, manuales y bucle. Sin embargo, nada cambió en el archivo judicial porque la justicia ratificó la hipótesis del suicidio. La familia, por otro lado, comenzó a recibir mensajes de amigos y conocidos de Luciana. Lo que no sabían en la vida comenzó a salir a la luz.

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“Mi hermana nunca nos dijo que sufrió violencia. Después de su muerte, los mensajes de amigos y conocidos comenzaron a llegar diciendo que estaba con un psicópata violento, que sufrió violencia de género. Incluso nos dijeron que él inventó los golpes o cubierto con su ropa. No sabíamos nada. Era una actriz de su propio dolor”, dice Monica.

Luciana había tenido una relación reciente con un hombre que, luego se supo, ya tenía una historia. Sus ex partidistas habían pedido a Perímetro episodios de acoso y violencia. Uno de ellos incluso tuvo que renovar esa medida porque el acoso nunca se había detenido. Según la familia, hay similitudes entre lo que vivió esa mujer y lo que terminó pasando por Luciana. “Si lees lo que ella vivió y lo comparas con lo que Luciana vivió, es como una réplica. Pero la justicia aquí en Santiago lo está protegiendo”.

Con esas indicaciones, la familia pidió una reautopsia. El nuevo informe forense reveló fisuras en las costillas, contusiones anteriores y ADN masculino en las uñas de Luciana. Esa información no estaba en el informe inicial. A pesar de los nuevos hallazgos, la justicia no recargó el caso. Primero se habló del abandono de una persona, y luego, nuevamente, la cifra del suicidio se instaló nuevamente. “En esa nueva autopsia, aparecieron los golpes, las grietas en las costillas, las cosas que no estaban en el primer informe. Este niño también fue encontrado en las uñas de mi hermana. Aun así, lo imputan por abandono de la persona primero y luego cambian la portada de un supuesto suicidio. Es una burla”, cuestiona a la hermana de la víctima.

La lista de irregularidades que denuncian a la familia no se agota en la falta de intervención temprana o en las grietas presentadas por la hipótesis del suicidio inicial. Denuncian los retrasos en el análisis de los teléfonos y dispositivos secuestrados en el hogar, que, según ellos, aún no fueron revisados, aunque han estado en manos del ministerio público durante meses. “Hay muchas cosas que no fueron investigadas: audios, videos, mensajes, información que la policía ha conservado durante meses. Encontraron teléfonos celulares, tabletas, y todavía no se revisó nada. Nos dicen que están en Córdoba, que no tienen la clave. Pero mientras tanto, el único acusado es gratuito”.

Además, señalan que el archivo fue sometido a resumen durante más de dos meses, que hubo cambios en los fiscales sin explicaciones claras, y que el acceso de la familia y su representación legal a las acciones se bloquearon repetidamente. “Nos están boicoteando. Cada vez que vamos a la oficina del fiscal nos dicen que el fiscal no lo está, que está en una licencia o que no pueden darnos acceso al archivo. Cambiaron los fiscales, mantuvieron el secreto resumido durante más de dos meses y no nos dan respuestas. Nos obligan a salir, ir, pedir ayuda en los medios nacionales”, dice Mónica.

El comportamiento de Luciana también dejó dudas. Según la hermana de Luciana, el ex novio nunca apareció en la estela o en ningún caso familiar después de la muerte. En cambio, los videos y audios de Luciana comenzaron a extenderse en las redes sociales. Una actitud que, para la familia, era tan ofensiva como sintomática. “La justicia de Santiago está dejando mucho que desear. Nos hacen sentir que están cubriendo las cosas desde el primer minuto. Esta persona que era un par de Luciana ni siquiera se acercó a la estela. Lo único que hizo fue esconderse y luego comenzar a subir videos y audios en las redes como si nada”.

Todos los viernes, desde enero, los familiares y amigos de Luciana organizan marchas en el centro de la ciudad. Piden que la calificación penal del caso cambie, que se escuchan los testimonios y que se analiza la evidencia que ya posee el ministerio público. “Esta causa quiere cerrar como suicidio, pero no lo permitiremos. No aceptaremos que digan que cuando hay evidencia, testimonios, ADN, todo. No podemos hacer el duelo. Es como cada vez que vamos a pedir justicia, cierran otra puerta”.

“Alguien evita que la verdad salga a la luz”

LN

Seis meses después de la muerte de Luciana Torres, la familia aún no puede acceder al archivo completo u obtener una explicación que justifica la demora en la experiencia más básica. Los teléfonos de la víctima y su ex grupo fueron secuestrados, pero los análisis aún no se completaron. La reunción reveló golpes y ADN masculino, pero la cubierta no cambió.

El Ministerio Público de Santiago Del Estero impuso secreto resumido durante más de dos meses, cambió el fiscal sin argumentos claros y negó el acceso a la evidencia. Para los miembros de la familia, las acciones de la justicia local eviden la falta de voluntad para investigar lo que sucedió objetivamente.

“No es solo nuestro dolor, es la certeza que alguien está evitando que la verdad salga a la luz”, resume Mónica Torres. En las calles, los viernes, el reclamo es el mismo durante medio año: “Justicia para Luciana”.

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