Después de la sesión candente el miércoles pasado en la Cámara de Diputados, la oposición buscará recibir un nuevo golpe el martes contra el gobierno con la opinión de dos proyectos clave: la declaración de emergencia del Hospital Garrahan y el financiamiento de universidades públicas. Ambas discusiones se darán en plenarios donde la Comisión de Presupuesto, presidida por José Luis Espert, ha trabajado como freno, obligando a la oposición a colocarla formalmente en el recinto.
Este escenario ocurre en un contexto en el que el partido gobernante, con un apoyo cada vez más disminuido, trata de resistir de la caja fiscal intenta avanzar con iniciativas que implican nuevos gastos. La caída del quórum en la última sesión, el producto de un tumulto generado alrededor de la hermana, se interpretó como un respiro para los progresos de la libertad, aunque también mostró una fractura en la estrategia del partido gobernante y sus aliados.
El colapso se profundizó cuando varias provincias, que hasta ahora apoyaban al gobierno, decidieron cambiar de posición. Los gobernadores de distritos como Córdoba, Entre Ríos, San Juan, Salta, Jujuy, Santa Fe y Santiago del Estero permitieron el quórum, en lo que se leyó como una advertencia directa al ejecutivo por la falta de cumplimiento de los compromisos, tanto financieros como políticos.
La oposición incluso agregó votos de los diputados del gobernador de San Juan Claudio Poggi y José Luis Garrido, de Santa Cruz, quien por primera vez rompió filas con el partido gobernante. El UCR, el medio, algunos sectores profesionales y legisladores independientes también acompañaron las ubicaciones, configurando un nuevo mapa de poder dentro del Congreso.
El gobierno pierde fuerza
Este escenario marca un punto de inflexión: los aliados provinciales ya no responden automáticamente al partido gobernante, y el margen de acción del ejecutivo en el Congreso se acorta. El mensaje es claro: si no hay recursos ni lugar en las listas, no habrá armadura parlamentaria.
Por lo tanto, el gobierno está más expuesto que nunca. La pérdida de control sobre la cámara y la ruptura de su “cordón de salud” en el Congreso hacen meses difíciles para el progreso de la libertad, justo en un momento en que necesita apoyo legislativo para avanzar con sus reformas estructurales. Mientras tanto, la oposición aprovecha la fragmentación para impulsar cuestiones sensibles, como la salud y la educación, donde la presión social y política es cada vez más intensa.