“La ira viraliza, se relaciona con discursos más agresivos, masculinos y disruptivos”

La ansiedad no aparece en las encuestas, pero cruza todo. Se manifiesta en el cuerpo tensador, en el scrolle compulsivo de las redes sociales, de la manera rota en que la política se habla de manera desabrochada, o la política.
En un año de elecciones de tiempo, que funcionará como un termómetro tanto para el fallo como para una oposición fragmentada, la psicóloga Daniela Alonso propone una clave diferente para comprender nuestro comportamiento electoral: no como un acto de cálculo racional, sino como una respuesta emocional a una incomodidad colectiva.
Investigador de IIPSI-Conicet y maestro de la Universidad Nacional de Córdoba, Alonso ha estado estudiando los vínculos entre emociones, memoria y decisiones políticas. En un diálogo con el perfil de Córdoba, analiza cómo la ansiedad se ha convertido en una emoción estructural de esta época, qué papel emociones como el miedo, la ira o la esperanza en el comportamiento electoral, y profundiza un hallazgo clave de su investigación: la desafección política no es un desinterés o apatía simple, sino una forma particular de dolor político que revela más compromiso de lo que parece.
Esta entrevista ha sido editada por Clarity and Extension.
– ¿Qué emociones crees que predominan hoy en la relación entre la ciudadanía y la política en Argentina?
–Los estudios que realizamos en Córdoba muestran un escenario afectivo complejo, con síntomas ansiosos y depresivos a niveles históricos, incluso más altos que durante la pandemia. La incomodidad psicológica se expande, y las brechas en el pozo entre pobres y no pobres están aumentando. Todo lo que tiene su correlación política: vivimos perforados por la ansiedad, la incertidumbre y la polarización que no solo es ideológica, sino profundamente emocional.
– ¿Cómo se expresa esa polarización emocional?
– Lo que encontramos es lo que se llama polarización afectiva: ya no se trata solo de pensar de manera diferente, sino de despreciar activamente al otro. En nuestros estudios, las emociones negativas hacia aquellos que piensan de manera diferente, nojo, miedo, amargura, fueron mucho más intensas que las emociones positivas hacia aquellos que piensan como yo. Eso genera lo que llamamos identidades políticas negativas: no votamos tanto a favor de algo y en contra de lo que odiamos. Eso explica en parte por qué, en contextos fragmentados como el actual, que termina que mejor define al enemigo común.
– ¿Y cómo influyen estas emociones en el comportamiento electoral?
– Las emociones no compiten con la razón: son parte del proceso de toma de decisiones. Funcionan como atajos mentales, nos ayudan a organizar información. En este contexto de crisis prolongada, ansiedad, ira, miedo y esperanza operan como fuerzas movilizadas. La ansiedad, por ejemplo, puede activar la participación política a un cierto umbral; Pero si es muy alto, se paraliza. El miedo puede captar la atención, pero si la abusa, puede volverse contraproducente. La ira, por otro lado, generalmente está más asociada con decisiones electorales extremas. Y la esperanza, aunque hoy, sigue siendo una emoción poderosa cuando logra activarse.
También hay un uso estratégico de estas emociones. Las campañas generalmente funcionan más con emociones negativas, porque generan un mayor impacto cognitivo: más atención y más memoria. En este contexto, los derechos extremos logran canalizar mejor esa ira, no solo por lo que dicen, sino por cómo lo dicen. La ira viraliza, se relaciona con discursos más agresivos, masculinos y disruptivos.
– ¿Qué papel juega la percepción emocional del medio ambiente?
– En un estudio de 2015 vimos que aquellos que votan por el partido gobernante tienden a percibir un clima social más positivo, aunque la situación es objetivamente. Es decir, nuestras emociones no solo influyen en el voto; El voto también moldea nuestras emociones. Hay una retroalimentación constante entre lo que sentimos, lo que creemos y lo que elegimos.
– ¿Observa las diferencias generacionales o de género en la forma en que operan las emociones políticas?
-Sí. Los derechos extremos capturan mucho más al hombre joven. No es accidente: su estilo discursivo atrae a una lógica emocional que empatía más con formas de expresión masculina, incluso con discursos machos. También vemos que las falsificaciones más virales suelen ser emocionales y negativas, y circulan principalmente en redes donde los hombres jóvenes habitan. Además, hay estudios que muestran que las generaciones socializadas en la democracia hoy tienen menos preferencia por la democracia que las anteriores. No es solo ideológico: es un estado emocional, una relación afectiva debilitada con lo democrático.
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– ¿Qué lugar ocupa hoy la desafección? ¿Puedes hablar sobre el cinismo político?
– Sí, y fuertemente. En los datos que sistematizamos después de la legislativa de 2021, identificamos altos niveles de cinismo, especialmente entre los votantes del progreso de la libertad. Ellos son los que creen en el sistema político y su capacidad de respuesta. No es desinterés: es una profunda decepción. Y eso también organiza el voto.
– ¿Y en Córdoba? ¿Hay climas emocionales particulares?
-Lo que vemos en National Key es una identidad anti-Kirchner muy fuerte, que opera como una identidad afectiva negativa. No es necesariamente anti -peronista, sino una reacción emocional al kirchnerismo, que acentuó con momentos como el acuartelamiento policial. A nivel provincial o local es más difícil de analizar, pero siempre aparece esa tensión entre el orgullo de Córdoba y el rechazo del centralismo. Esa también es una emoción política: votar como una declaración de identidad.
Siempre es más fácil explicar el voto nacional que el provincial. Córdoba es una anomalía que se define más para que rechaza que lo que quieres. Y eso también habla del clima afectivo: preferencias construidas a partir de la negación más que la identificación positiva.
¿Cuándo votamos?
El 26 de octubre de 2025, se celebrarán las elecciones legislativas nacionales. 127 de los 257 bancos de la Cámara de Diputados y 24 de los 72 del Senado se renovarán.
Fechas clave del horario electoral 2025
● 29 de abril: publicación del registro provisional
● 29 de abril al 13 de mayo: Reclamaciones sobre datos personales y fallecidos
● 18 de julio: Límite para el llamado oficial para elecciones
● 7 de agosto: Fin de la fecha límite para formar alianzas
● 17 de agosto: cierre de cierre de listas de candidatos
● 27 de agosto: inicio de la campaña electoral
● 16 de septiembre: publicación del registro final
● 21 de septiembre: inicio de la campaña en medios audiovisuales
● 1 de octubre: inicio de la prohibición de los actos públicos de gobierno
● 18 de octubre: comienzo de la prohibición para difundir encuestas
● 24 de octubre: final de la campaña electoral
● 26 de octubre: día de votación
● 28 de octubre: inicio del escrutinio final
● 10 de diciembre: Asunción de senadores y diputados elegidos
Información oficial – Cámara Electoral Nacional
Las imágenes que ilustran esta entrevista son memes o calcomanías que se utilizan en servicios de mensajería instantánea o redes sociales. Estas cifras, que al principio apelaron a momentos extraños o situaciones en general, en los últimos años también alcanzaron la política y sus principales referentes en todas las órdenes estatales. Por lo general, ilustran o satirizan frases características de esas personas o momentos “memorables” en sus discursos públicos.