La gran paradoja: el Papa de los confines del mundo que nunca regresó a su país

Los apodos a veces son injustos. Seguramente durante mucho tiempo, y con razón, el “Papa viajero” continuará siendo Juan Pablo II. Pero el Papa Argentino, Francisco primero, no estaba muy lejos: desde su ascenso hasta el Trono de San Pedro, en marzo de 2013, hasta que las enfermedades no lo obligaron a emitir un mensaje conjunto con el patriarca Cyril de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
En comparación, Karol Wojtyla realizó 104 viajes al extranjero a través de 129 países. Se entiende: el polaco ya estaba acostumbrado a los grandes escenarios políticos del Vaticano, participando, por ejemplo, de la escritura de los textos del segundo consejo y actuando como asesor de Pablo VI, y lo global, especialmente por su participación en el proceso que condujo a la caída del bloque soviet. Las grandes y grandes rutas de impacto llegaron naturalmente a Wojtyla.
Se puede decir que Jorge Bergoglio era un papa de crecimiento más doméstico, lejos de los reflectores de la “gran política” internacional. De hecho, su conexión o confrontación continua (dependiendo de la hora) con el poder en Buenos Aires explica, para muchos, que el viaje de larga data a su argentina natal nunca anunciará. Para Francisco I, por ejemplo, la presencia de Javier Milei en Casa Rosada fue una razón suficiente para mantener la eventual visita en el congelador.
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Wojtyla viajó a Polonia nueve veces (obviamente, el hecho de que Roma a Varsovia tomó poco más de dos horas para darse cuenta de las peregrinaciones repetidas) y llegó a Argentina dos veces. En cambio, los pequeños de la política nacional hicieron que Bergoglio nunca regresara al país, ya que se fue a asumir el papado. Un resultado triste, más allá de su relación compleja y a menudo controvertida con su país.
Atención a los márgenes del mundo. Al ser por derecho propio, él también es un “Papa viajero”, Bergoglio, quizás precisamente por haber nacido en un país en los márgenes de la geopolítica global, optó por visitas pastorales a países donde el catolicismo es una minoría.
Si bien los escenarios confiables preferidos del polaco (ocho visitas a Francia, siete a los Estados Unidos, cinco a México y España, cuatro a Brasil y Portugal), los viajes históricos realizados argentinos, como febrero de 2019 de 2019, en febrero de 2019 a los Emiratos Árabes Unidos, el país del Medio Oriente que busca posicionarse a sí mismos como el Ligcho de Tolerancia religiosa en la región y se convirtió en el primero del Gulf para recibir un Jefe de Vaticán.
También se subió a un avión para viajar, entre finales de noviembre y principios de diciembre de 2018, dos naciones donde la Iglesia Católica está formada por unos pocos cientos de cientos de miles de fieles en medio de un mar budista, como Myanmar o musulmán, como Bangladesh. De hecho, Bergoglio fue el primer Papa en pasar por territorio birmano.
Francisco I fue el primer Papa que visitó Irak (en marzo de 2021) y Mongolia (en 2023). En ese momento aseguró que, con el viaje de noviembre que también lo llevó a Kenia y Uganda, se convirtió en el primero en visitar una zona de guerra (en este caso civil) en la República Centroafricana.
Muchos de los viajes internacionales que el Papa Francisco “realizó en los últimos diez años, señaló en febrero de 2023 un informe del Servicio de Noticias Católicas (CNS), que depende de la conferencia de los obispos católicos de los Estados Unidos, fue a países donde los cristianos son una minoría o donde pueden abordar a las personas en los márgenes del cuidado del mundo”.
Citado por la agencia, el director editorial del dicasterio para la comunicación del Vaticano, Andrea Tornielli, un compañero habitual de Francisco en sus viajes internacionales, dijo que el Papa siempre eligió “las periferias”.
El Papa Argentino, Tornielli, explicó en ese momento: “va a los lugares más problemáticos donde cree que su presencia puede dar paso a desarrollos positivos, o donde puede” encender una luz “para que el mundo pueda ver la realidad de estos lugares”.
Los últimos viajes, sin Serbia o Argentina. Even in the shadow of the International Diplomatic Legacy of the “Traveling Pope”, Bergoglio did not lack opportunities to be news in the newspapers of the entire planet, as happened with his visit to the United States and Cuba of September 2015. That trip was preceded by his remembered efforts to achieve the release of an American jailed by the authorities of Havana (Alan Gross) in exchange for a partial relief of the seizure Washington on the island and the delivery of Un grupo de espías cubanos arrestados en los Estados Unidos.
“El Papa Francisco me llamó personal a mí y al presidente de Cuba, Raúl Castro, instándonos a resolver el caso de Alan y a abordar los intereses de Cuba en la liberación de tres agentes cubanos, que han sido encarcelados en los Estados Unidos durante más de quince años”, reconoció Obama en diciembre de 2014.
Sus viajes pastorales también serán recordados por el énfasis que puso en Touring Asia, especialmente en su visita histórica a Indonesia, East y Singapur Timor de septiembre de 2024 (que se completó con un toque oceánico en Papua Nueva Guinea). Las relaciones con Indonesia, el país musulmán más poblado del mundo, con unos 280 millones de habitantes, siempre fueron importantes para el Vaticano, y es por eso que Bergoglio siguió los pasos de Pablo VI (en 1970) y Juan Pablo II (en 1989) y también voló a Yakarta.
That ended up being the last last pastoral trip of Bergoglio, who only had time to visit Luxembourg and Belgium at the end of that month of September 2024, and France on December 15. On their agenda, the trip he planned for March of this 2025 with the aim of meeting in Turkey with the Patriarch of Constantinople, Bartolomé I, and commemorate together the 1700 anniversary of the Di Nicea council, and another Posible a Serbia, uno de los pocos países del mundo nunca pisó un Papa.
Y él tampoco pudo visitar a su argentina natal con la Sotana blanca.