Noticias Locales

Juez María del Rosario Rocca cerca de un juicio político

Durante más de siete años, Carlos Herrán no puede ver a sus hijos. La decisión fue legitimada por una serie de medidas tomadas por la jueza María del Rosario Rocca, jefa del Tribunal de Familia No. 6 de La Plata, quien no solo desestimó la evidencia presentada por el padre, sino que también ignoró un diagnóstico oficial que advierte sobre un “trastorno psicótico grave” de la madre, Andrea Bogdan. A esto se agrega su reciente procesamiento para la incitación de odio por parte de la justicia federal.

El caso se cruza por quejas de manipulación judicial, filtración de experiencia, abandono institucional y una supuesta complicidad activa del magistrado, por lo que Herrán presentó una queja ante el Consejo de Magistratura de la Provincia de Buenos Aires, exigiendo su juicio político por un mal desempeño.

De la falsa denuncia de la obstrucción del enlace

Todo comenzó en 2018, cuando después de la separación, Herrán intentó pasar el Día del Padre con sus hijos. Pero Bogdan no solo le impidió verlos, sino que amenazó que “algunos niños” esperaban que lo golpeara. Tres días después, presentó una queja por violencia doméstica, mientras que Herrán denunció la obstrucción del enlace, proporcionando el video del incidente como prueba. Sin embargo, el juez Rocca no solo validó la versión de la madre sin investigar, sino que ordenó medidas de precaución inmediatas contra el padre.

A partir de ahí, la exclusión del enlace se volvió sistemática. Según la abogada Mariela Meconcelli, representante de Herrán en la causa de la familia, el magistrado “nunca valoró la prueba del padre, ni siquiera la recibió durante estos siete años”. La situación se agravó, con el dictado del nuevo perímetro sin fundaciones o revisión judicial.

Un perfil ideológico alarmante y un diagnóstico ignorado

Durante la pandemia, Herrán descubrió que su ex pareja participó activamente en actividades neo -nazis. Los videos, publicaciones y contenidos del grupo “detrás de lo aparente”, en el que Bogdan apareció como una figura visible, fueron secuestrados por la justicia. Entre ellos, una película titulada “El diario de Adolf”, con mensajes antisemita y referencias a la “Holocount”. Daia ya la había denunciado en 2021.

En abril de este año, el juez federal Ernesto Kreplak procesó a Bogdan por violación de la ley 23,592 contra la incitación del odio. A su vez, una experiencia del cuerpo técnico auxiliar del poder judicial de La Plata reveló que Bogdan presenta un “trastorno psicótico desactivado”, con delirios de superioridad racial, discurso antisemita y rechazo absoluto de cualquier tipo de auto -criticismo o enfoque terapéutico. La experiencia recomendó evaluar urgentemente al menor a cargo.

Sin embargo, el juez Rocca no solo omitió cualquier medida de protección, sino que deliberadamente ocultó el informe oficial, dejando al niño bajo la guardia exclusiva de su madre.

El informe fue filtrado a la madre y reemplazado

Las pruebas de maniobra procesal aparecieron en otra jurisdicción. Después del secuestro del teléfono de Bogdan, permitido en el marco de la causa federal, surgieron los mensajes de WhatsApp entre el acusado y su defensor oficial, Rafael Falivene. Descubrieron que el informe experto había sido entregado a la madre, mientras que el padre fue negado.

Bogdan buscó a otro profesional para obtener un psicodiagnóstico favorable, que se presentó como una prueba alternativa en el archivo familiar. Su abogado, también funcionario público, la felicitó e incluso solicitó el contacto por otra causa “análoga”. Todo esto mientras Herrán todavía no accedió al archivo ni a sus hijos.

Daño irreparable bajo protección judicial

Desde 2018, Herrán ha sido borrado progresivamente de la vida de sus hijos. Hoy, uno de ellos es de edad legal y mantiene un silencio absoluto con su padre. El niño todavía está bajo la tutela de la madre, a pesar de los informes de que advierten sobre el riesgo psicológico grave y la manipulación ideológica a la que podría estar expuesta.

“La Dra. Rocca no era una espectadora. Era garante de esta separación forzada”, dice Patricia Anzoátegui, un abogado que patrocina la solicitud de juicio político. En la misma línea, Meconcelli afirma: “El sistema judicial ha protegido a una mujer con un diagnóstico severo y ha silenciado a un padre. La figura paterna fue eliminada deliberadamente”.

La queja presentada ante el Consejo de Magistratura acusa a Rocca de evidencia, parcialidad manifiesta, ocultamiento de informes oficiales y abandono institucional. Es un comportamiento que, según el texto, “no puede entenderse como negligencia”, pero como “un fracaso ético grave”.

Padres vivos, niños huérfanos

La gravedad del caso trasciende el archivo. Según el abogado Meconcelli, lo que sucedió con Herrán “es solo uno de los miles de padres excluidos por un sistema judicial que prefiere resolver con un perímetro en lugar de investigar”.

Herrán, que pasará el día del padre nuevamente sin ver a su hija, denuncia no solo la injusticia personal, sino un esquema más amplio: el uso sistemático de falsas quejas, el abuso de medidas de precaución sin evidencia y una justicia familiar que opera con prejuicios ideológicos que expandirá las más vulnerables.

Su queja busca no solo justicia en su caso, sino para resaltar un sistema que está fallando en su deber más básico: proteger a los menores y garantizar un juicio justo.

Back to top button