En junio, la inflación en Argentina fue del 1.6%, según Indec. Pero si bien los datos reflejan cierta desaceleración, hay otra lectura que comienza a ganar fuerza entre los analistas económicos: la inflación en dólares. El precio de Fernet proporciona un caso sorprendente, un buque insignia de la Córdoba, que funciona como un símbolo de consumo popular y termómetro de bolsillo.
El economista Anírbal Casas Arregi, presidente de Syc Inversiones, contribuyó con una mirada interesante a esta distorsión, quien utilizó la evolución del precio de Fernet como un ejemplo para ilustrar la pérdida del poder adquisitivo del dólar contra la economía local.
Turismo rojo: un sangrado progresivo de dólares que revela la economía argentina
Durante el primer gobierno de Nérstor Kirchner, por ejemplo, una botella costó $ 16 y el dólar fue de alrededor de $ 3. Es decir, valía la pena USD 5.33. En 2013, alcanzó un Pico de USD 12.36, lo que refleja una combinación de retraso de intercambio y alto consumo. En 2018, el precio alcanzó USD 13,33, su máximo en la serie. Pero en años posteriores, con la fuerte devaluación del peso, el Fernet era muy barato en dólares: en 2023, una botella costó USD 2.52, el valor registrado más bajo.
Hoy, en 2025, con un precio mayorista de $ 14,200 y el dólar a $ 1300, el valor excede el USD 10.92, lo que confirma el diagnóstico de casas: “Hay una inflación en dólares, no 100%, pero cerca del 120% en comparación con hace dos décadas”.
Este fenómeno, que se replica en otros productos, representa una distorsión importante en los precios relativos. “Cuando el mercado era más competitivo, los márgenes eran menores. Hoy, en muchos casos, alguien se queda con un mayor margen”, explica Casas, quien proyecta que la caída de la demanda y la presión del dólar podrían impulsar una recomposición de precios en los próximos meses.
También señaló que el dólar, aunque se percibe como un refugio, pierde el valor de compra a largo plazo. “No es suficiente ahorrar en dólares, tienes que invertirlos. Salvarlos sin movimiento también está perdiendo”, dijo.
El tipo de cambio, el dólar “miedo” y la herencia macroeconómica
Casas también relativó la idea de que el fuerte aumento del dólar azul antes de la suposición de Javier Milei ha sido causado por los discursos del libertario. Según él, el verdadero problema era la herencia económica del gobierno anterior: “Hubo una emisión no controlada de pesos, alta deuda e inflación sin freno. Lo que generó incertidumbre no era Milei, era el contexto anterior”.
Actualmente, considera que Argentina está pasando por una etapa de “alojamiento” en la que el tipo de cambio funciona como un precio relativo central. Y recordó que hace un año, cualquier aumento en el dólar se movió automáticamente a los precios. Hoy, por otro lado, hay empresas que, en ausencia de ventas, prefieren no aumentar los precios, incluso cuando el dólar aumenta.
Tasas de interés, consumo y posible equilibrio dinámico
En este escenario, la disminución de las tasas de interés busca reactivar la economía alentando el consumo. El riesgo es que estos pesos adicionales van directamente al dólar o los precios. Pero también hay una posibilidad positiva: esa parte de ese dinero se convierte en el consumo, y que los empresarios, en lugar de comentarse, eligen vender más a precios estables.
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Ese sería el comienzo de una dinámica positiva, en la que “la inflación no cae, sino que se acelera, y la actividad comienza a recuperarse”, según Casas. En ese esquema, el tipo de cambio real abordaría niveles más competitivos y sostenibles para la economía argentina.