Las movilizaciones de los sectores sociales asaltados por Milei persisten hace mucho meses, pero hasta ahora no habían sucedido en torno a un nombre del liderazgo político. La foto de los líderes se reunió en el PJ, hasta la resolución de la corte, era prácticamente inimaginable. Por Eduardo Alivertepara Page 12 Haga clic aquí para unirse al canal de WhatsApp de Panorama y siempre se le informa que el mapa quizás rediseñe por las fuerzas de arresto de Cristina un gran esfuerzo, para saber cómo separar los aspectos emocionales de los estrictamente analíticos. E incluso si eso se logra, algo subsiste: nadie está en aptitud de pronósticos con certeza lo que puede suceder. Existen tanto los síntomas como las incógnitas. Sí, las luchas por las afirmaciones sectoriales persisten. Pero no hubo registro de un nombre del liderazgo político durante un tiempo, cuando todo parecía funcionar exclusivamente por entornos digitales, la calle reapareció con una fuerza imprevista en la que el aspecto numérico (¿cuántos miles son?) No es lo principal. Es lo significativo. En casi cualquier momento. Con marchas y concentraciones espontáneas o de repente organizadas. Con personas debajo y los sectores intermedios. Con dolor, ira y sensación de derrota. Al mismo tiempo, con entusiasmo. Queriendo luchar contra ella. Con la historia. Con el factor que renovó la mística. Se podría decir que un EE. UU. Reapareció gracias a ellos. ¿Cuánto cuestamos? Mucho menos que una mayoría silenciosa convencida de que Cristina es culpable, sin tener la más mínima idea sobre la falta de evidencia escandalosa de que más tarde que antes, como sucedió con Lula, ¿podría ser devuelto contra ellos? Fallaron para una conjetura. Respaldaron que un presidente debe estar al tanto de los premios provinciales respaldados por mecanismos parlamentarios. No dejaron una sola tontería por cometer. ¿Somos mucho menos que el efecto en las encuestas de la estabilidad inflacionaria? Mucho menos que la inopia sobre un país que no deja de pedir prestado en dólares a tasas extravagantes, de modo que para los tiempos de los tiempos debo continuar pagando y pagando a cambio de exactamente nada más que la dependencia. ¿Cuánto importa que somos menos que ellos, en uno de ellos, en uno de esos, en uno de esos prisioneros que sembraron tanto, tan ancestrales, deben refugiarse en el vómitos de sus canales, sus escritos, las decoras de su champán, su adefe que comparan a Cristina con Videla? Prisioneros que nunca serán una camisa estampada, en lugar de defenderlos. Prisioneros de tacones de tactor como Sebastián Fernández, Rinconet, quienes publicaron la imagen del fiscal Luciani exigiendo el arresto de Cristina por la felicidad manifiesto en el balcón, por eventual intención. Presiones de la opereta surrealista que quiere escapar a Cuba. Prisionero que si quieren mencionar fugitivos, son sentenciados a su Pepín Rodríguez Simón. A su Macrista Abrojos. Para sus jueces eternos, cuyo origen de aprobación no cuenta porque, como un poder monárquico de la oligarquía, invariablemente terminan sirviendo el patrón constante. Los prisioneros de su marco de servicios y espionaje erigidos por quién fue reemplazado por el que hace lo mismo pero más rápido, pero mantiene su estructura de la mafia. Debe continuar admirando la fortaleza con la que Cristina enfrenta su situación y, mientras hablamos de la furia que esto representa para Gorillage, da para un cierto disfrute político. Pero el cuerpo lo dice, enclaustrada en lo que será su eventual encarcelamiento de la casa, por una causa que carece de pies y cabeza que no consisten en venganza. No es solo un eslogan el que señala a Héctor Magnetto y el “periodismo de guerra” que, como admitió Julio Black, desató cuando se promovió la ley de medios. Fue entonces cuando juraron, a ella ya lo que ella implicaba, junto con la nacionalización de la AFJP. Y el kirchnerismo o el peronismo, como quieras, no tenían el poder requerido cuando tenía que acentuarse. Ahora aprueban el proyecto de ley. Y que factura. Existe una relación inversamente proporcional entre el loco de locos que se desata y la envidia que se despierta. Pueden personificar eso, odio. Pero carecen por completo de un magnetismo similar en el sentido opuesto. Al final y después de todo, nada diferente de lo que les sucede de los antecedentes más profundos de la historia argentina. O un poco más aquí, si lo prefieren. No tienen liberales o conservadores de considerable estatura. Y si hubiera, en el intelectual, ninguno tiene un volumen de conducción. Cuando lograron reemplazar al Partido Militar con una opción Tilinga apoyada electoral, Macri se estrelló. Y Macri termina, no parece ser más posibilidades que un personaje que no juega en las grandes ligas. No afectó la ratificación de la convicción a Cristina. De lo contrario. En Casa Rosada, como coinciden todas las fuentes, se sorprendieron como la más por la decisión del trío. Este es el problema de los líderes de la economía. De poder real. El tribunal, Comodoro Py, el Fondo Monetario, Amcham, las grandes cámaras corporativas, sus rutas, son otro nivel, muy distanciado de los Tajes y las manijas de cabotaje del mago del Kremlin y el Hermanic. Están de acuerdo en sus interestimales macro, pero serán despedibles al primer cambio si obtienen un mejor sustituto. Como Colega Hugo Muleiro tituló en uno de sus resúmenes semanales sobre aventuras mediáticas: “enojado con Milei, encantado con el modelo”. Lo que sigue es medir si la parte emocional de lo que Cristina Presales plantea tendrá correlación con el ensamblaje de una alternativa. Referentes de todo el color y la piel coexisten, son una cosa. Las tribus se reunieron que con la impactante ausencia de Axel Kicillof, no invitadas porque, dijeron, ya habrá una reunión con los gobernadores … eran una foto que, hasta la resolución de la corte, era prácticamente inimaginable. Además, la actitud de una izquierda troskista es impecable que no dudó en el segundo más mínimo para salir a repudiar la proscripción. Es un gesto de solidaridad, antiselectario, que merece aplausos sin ambigüedad. Es una cosa es que la constitución de un programa de peronismo competitivo en el electoral, en la provincia, para salvar las papas de lo que tendería a la división, es capaz de producir una idea de un contraste efectivo. No de ira y chau. A esa tira viene el desafío de armonizar una opción que no es a corto plazo, incluso si gobierna la urgencia de resolverla. ¿Qué vendrá, entonces? ¿Que la centralización de Cristina Presa impondrá AUS de cómo armar las listas? ¿O que se articulará una sucesión separada de individualismo? ¿Está mal hablar que esta sucesión es inagotable? ¿Se acerca que es solo una cuestión del espíritu de resistencia? O que se proyectará un programa gubernamental desde allí, sí, del gobierno, adecuado para hacerse cargo cuando la bomba de endeudamiento explota que hoy se pierde entre las nieblas que la inflación oficial disminuye y el dólar aún se plancha. ¿Es Free Cristina como la única llamada es un desencadenante atractivo? Es en baile a quien el peronismo les hablará. Como. Con qué. De modo que. Ella misma advirtió que los desencantados, aquellos que ya no van a las urnas, no regresarán porque lo hacen al regazo. Se puede agregar, siempre en riesgo de error: ni siquiera regresarían con él como un elemento móvil. La oposición nucleada en el peronismo “combativo”, para poner una definición con aspiraciones de síntesis, habla de la afirmación del pasado. Uno mismo hace eso, en cuanto a la seguridad de que éramos mejores cuando “populismo”. Pero es difícil creer que esta apelación será suficiente en las circunstancias actuales. Con todo el salvajismo que se debe otorgar, con toda la prevención de que su modelo no se resistirá porque la experiencia muestra que nunca se resistió, los libertaristas los han estado arreglando para convencer o renunciar que hablan con el futuro. Que vale la pena mantener su nombre. Al igual que nosotros o no, si la opción se plantea entre el pasado y el futuro, entre regresar y tolerar porque tal vez esta vez puede, no se necesita una mayor inteligencia para deducir lo que se impondría. ¿Quién lideraría la alternativa de “retorno” si no es con una proyección concreta? ¿La emoción de los sentimientos unificados de Cristina y la acción de una parte popular, opuesta a la otra parte igual de estimaciones? Todos son preguntas hostiles cuándo y qué tan bien está, primero es necesario continuar canalizando la ira. Amucha tú mismo. Agarrar, apasionado, de un vehículo. El resentimiento son ellos. No los Estados Unidos. La dialéctica impone una cosa y la otra. Ira y construcción. Sin el segundo, lo primero termina allí. Por el momento, sin perder de vista lo anterior, algo sucedió cuando parecía que no pasó nada. Una marca con orgullo Argentina.